POR GRACIA DE DIOS / GRÂCE À DIEU

POR GRACIA DE DIOS / GRÂCE À DIEU

por - Críticas
31 Ago, 2019 04:05 | Sin comentarios
El polifacético director francés elige la discreción formal y la precisión narrativa para contar una historia de abuso a menores en el seno de la Iglesia católica.

Contra los perversos

Las consecuencias de algunos actos escapan a la razón. La humillación convoca a la vergüenza, y esta hace del silencio la gramática de la intimidad. Los abusos sexuales, más o menos perversos, tienen un alcance imposible de mensurar. Una experiencia infantil persiste vívida en el cuerpo de un hombre o una mujer de 40 años. Basta pulsar un signo que evoca la memoria para reencontrarse con el ultraje. Esto es esencialmente lo que filma François Ozon en Por gracia de Dios, película que retoma un caso real y reciente de lucha contra los abusos de curas de la Iglesia católica sobre fieles menores de edad.

El relato empieza a mediados de 2014, cuando un banquero exitoso de París, aún firme creyente en la institución eclesiástica, vuelve sobre su propio caso de abuso. Entre cartas que van y vienen, con los mediadores de la propia iglesia, Alexandre se encuentra con el abusador, 30 años después. El pedido de perdón no nace de la boca del perpetrador, tampoco la víctima revela indignación o rabia. El encuentro culmina con una de las escenas más perversas que se haya visto recientemente en un cine: una plegaria que irradia una forma difusa de violencia en estricta dirección opuesta al reparo. Es la glosa de una violación del espíritu.

Por gracia de Dios / Grâce à Dieu, Francia-Bélgica, 2018.

Escrita y dirigida por François Ozon.

La dilación permanente frente al caso, y el descubrimiento de que ese sacerdote sigue dando clases de catequesis a menores de edad lleva a Alexandre a intensificar su anhelo de justicia. El silencio es venenoso, y la responsabilidad frente a potenciales víctimas en el futuro, insoslayable. De inmediato, se sumarán otros casos.

Ozon elige entonces subdividir el relato en tres, con sus otros dos protagonistas que deben luchar contra su propia experiencia enterrada y el renacimiento del deseo de hacer justicia. De todo esto surge una organización, se suman otros hombres abusados y se perfila una contienda mediática, jurídica y psicológica. Así, Por gracia de Dios plasma sin rodeos el poder que despierta la solidaridad afectiva en estos casos y el resguardo que pueden sentir las víctimas cuando dejan de estar solos ante lo vivido. La unión en la desgracia no conjura posibles conflictos; no todos siguen abrazando la fe católica o sienten una vocación militante para persistir en la lucha.

Ozon es un cineasta extraño. Sus películas no siempre se parecen entre sí, alterna entre bodrios no exentos de interés y títulos con momentos inolvidables y nunca teme apropiarse de géneros cinematográficos e intentar prodigarles su sello. Por gracia de Dios tiene la voluntad didáctica de un telefilm, una circunspección formal al servicio de una claridad argumentativa desplegada en un relato extenso pero rítmico, cuyo mayor esplendor son los intérpretes. Cada uno de estos transmite físicamente el peso imborrable de la pedofilia, como también las tribulaciones espirituales que desconocen el paso del tiempo. Los ataques de epilepsia de Emmanuel, la descarga nerviosa de François pegándole con todo a la batería o los breves instantes de desolación de Alexandre, a quien también le han horadado su fe, constituyen la impugnación humanista más certera a la hipocresía de una institución obsecuente con sus pederastas.

Por gracia de Dios termina su exposición narrativa en 2019 y anuncia los juicios por venir. Más que una reconstrucción pretérita, es una ficción paralela y suplementaria a los casos en curso. Si los religiosos de Lyon vieron el film o si el Vaticano organizó una exhibición privada poco importa. El film deja constancia de la perversión institucionalizada. Tenemos aquí planos que son lanzas contra lo inaceptable, planos impiadosos contra los administradores de la misericordia vertical, ineficaz ante el mudo dolor de las víctimas.

Esta crítica fue publicada en el diario La Voz del Interior en el mes de agosto de 2019.

Roger Koza / Copyleft 2019

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