DE NUEVO OTRA VEZ (02)

DE NUEVO OTRA VEZ (02)

por - Críticas
17 Jun, 2019 04:30 | Sin comentarios
Una segunda lectura, una intuición sobre el secreto de la ópera prima de Romina Paula

UN PRESENTE DE TEXTURAS

La protagonista de De Nuevo otra vez vuelve a la casa de su madre mientras espera resolver el tema de su pareja. Vuelve, esta vez, con dos compañías: su pequeño hijo y su reciente maternidad, que a veces no suele ser lo mismo. Volver, es para esta mujer, reencontrarse con aquel espacio de la infancia y de la adolescencia que se representa en la ciudad. Sus amigas de aquel momento y también de este conjugan el pasado y el presente que es, de algún modo, uno de los  temas de la película. Aquello que sucedió y esto que sucede y también lo que va a suceder conforman un instante, ese en el que se mistura la vida misma, en el que la madre la hace retrotraerse a esas reuniones en las que ella salía con amigas, instante en el que cuando regresa de bailar ve a su madre en la cama con su hijo y se acuesta con ellos a la vez que la madre se levanta. Pasaje clave en el que los roles se identifican, se diferencian y a la vez se asemejan. De nuevo otra vez es una película de madres e hijos, también de tiempos detenidos y de transcursos, de infancias y adolescencias y sobre todo de la inestabilidad del deseo.

Romina Paula logra sostener el ritmo, la cadencia y las obsesiones que recorren su obra literaria. Sus novelas respiran el mismo aire, siempre límpido y a la vez enrarecido por su narrativa. La soledad, el paso del tiempo, las relaciones afectivas, la mirada sobre los otros y de los otros, la incidencia de la naturaleza y el paisaje,  todos los temas que atraviesan su narrativa están presentes en su primera película como directora. Ella es también la protagonista, y así se inscribe  en la llamada “literatura del yo”, una corriente tan antigua como también novedosa. ¿No vivimos en la época en que la intimidad se expone, en las redes, en conversaciones públicas, en los medios? La privacidad se escamotea por los bordes de la vida pública, y el arte, a veces, se hace cargo de ese escamoteo.

En fuera de campo aparece el “yo”, tamizado por la subjetividad, hundido en las obsesiones, perdido en multitudes donde cada uno necesita sobrevivir, destacando su singularidad y a la vez su pluralidad. No es nuevo el fenómeno, porque desde el gran Gustave Flaubert el acto de contar se asimila a “contarse”, “narrarse”, “escribirse”. Se trata de una estrategia que se arraiga en la posibilidad de ahondarse en uno mismo para acercarse al conocimiento de lo que nos pasa, y así entender el tiempo y el espacio en el que convivimos. El “yo” es aquí una construcción ficcional, centro de la escena de una subjetividad que respira, o la plena asunción de que ser en el mundo es es construirse como relato viviente. Romina Paula entiende este procedimiento a la perfección, y su cine tiene hondas raíces literarias, no solo por la recurrencia a sus propias novelas, sino en la confección de un relato ficcional que despliega más estrategias literarias que cinematográficas, y sin trastabillar en su paso de la literatura al cine, pues la escritora ahora devenida en cineasta se la ve cómoda, ágil, honesta.

El De nuevo otra vez del título es “de nuevo otra vez yo misma”, “de nuevo otra vez la misma situación”, “de nuevo otra vez todas las situaciones”, “de nuevo otra vez en los mismos espacios”. El tiempo, aleatorio y circular, vuelve en contextos diferentes y en situaciones similares; en espacios distintos y a la vez parecidos. De nuevo otra vez ese movimiento inexacto del deseo, ese deseo que se vuelve inasible y fluye sin que cierta policía de los cuerpos impida su lento andar. El deseo que Paula pone en escena, que se escucha en la lengua, que se oye en los cuerpos, que persiste en el tiempo, que espera en una parada de colectivos desierta, que comparte un momento con su hijo y su madre; no es más que una especie de motor que hace avanzar el relato y obviamente la propia experiencia.

Es siempre la persistencia del yo. ¿Es que podríamos narrar otra cosa? ¿Podríamos contar algo más que no sea una mirada propia? ¿Algo más que no sea la propia experiencia que no deja de ser diferente y a la vez parecida a la de los otros? Rescatar la singularidad es complejo y arduo. Y acá aparece uno de los grandes temas de la película, que de algún modo se relaciona con el tema de la diferencia y la identidad: la lengua y sobre todo la apropiación de la lengua. La madre de la protagonista habla en alemán, le habla a su nieto en esa lengua extranjera y el niño, casi mágicamente, le responde correctamente, pero en español. Este vaivén de lenguas entraña uno de los modos de la tradición, en este caso la tradición personal. En la película aparecen fotos de la infancia de la protagonista, fotos familiares que cuentan la historia de esa familia de inmigrantes y de emigrados, en alemán a veces, en castellano otras. Romina y su hijo emigran de la lengua materna, sin olvidarla, así como sus antepasados emigraron de Alemania sin olvidarla. La lengua también es la representación de ese modelo familiar que ya, de a poco, va variando, va reflexionando sobre sí mismo. La lengua sostiene a la madre tanto como sostiene a la hija –también madre- y a su hijo. Pero este sostén es diferente, de aquellas certezas se pasa a estas dudas, de aquellos modelos férreos se traspasa a la posibilidad de interpelarlos. En este cruce, en este intersticio, es donde piensa y filma Romina Paula, e indudablemente su idea sobre el mundo (el tiempo, el espacio, los afectos, los roles) es indudablemente un mundo de texturas, de roces, de matices, de cruces. Ahí donde lo ficcional se vuelve documental, ahí donde los personajes son las mismas personas que representan, ahí donde esos monólogos aparecen de pronto, para sorprender al espectador y sacarlo del registro documentalista, ahí donde la lengua varía entre el alemán y el castellano, ahí donde las certezas de algunas generaciones se vuelven dudas en la siguiente; en ese ahí que es en sí el intersticio, ahí está pensada y filmada De nuevo otra vez.

Marcela Gamberini / Copyleft 2019

También sobre el film de Paula:

Crítica (leer aquí)

Entrevista. (leer aquí)

***

Críticas 2019

Dolor y gloria (leer aquí)

De nuevo otra vez (RK) (leer aquí)

Elegía de Naniwa (leer aquí)

Somos una familia (leer aquí)

El árbol de peras silvestres (leer aquí)

Doubles vies (leer aquí)

Noticias de la Antigüedad Ideológica – Marx/Eisenstein/El Capital (leer aquí)

Entre la razón y la locura (leer aquí)

Los miembros de la familia (leer aquí)

Diane (leer aquí)

Ausencia de mí (Leer aquí)

Chaco (leer aquí)

Van Gogh: en la puerta de la eternidad (leer aquí)

Dumbo (leer aquí)

Belmonte (leer aquí)

Border: sentí algo hermoso (leer aquí)

Arabia (leer aquí)

La nostalgia del Centauro (leer aquí)

Te quiero tanto que no sé (leer aquí)

Suspiria (leer aquí)

Buenos Aires al Pacífico (leer aquí)

Sueño Florianópolis (leer aquí)

Creed II: Defendiendo el legado (leer aquí)

Introduzione all’ oscuro (leer aquí)

Las veredas de Saturno (leer aquí)

La mula (leer aquí)

3 rostros (leer aquí)