EL BAFICI ANTES DEL BAFICI 2013 (11): DOS O TRES COSAS QUE SÉ DE ÉL

EL BAFICI ANTES DEL BAFICI 2013 (11): DOS O TRES COSAS QUE SÉ DE ÉL

por - Críticas, Ensayos, Festivales
05 Abr, 2013 01:02 | comentarios
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Hong

Por Roger Koza

Hong Sang-soo es un genio. Sus películas son de una ligereza y una sabiduría que nada tienen que ver con la filosofía perenne del Este. Nada de budismo (para extranjeros), ni en su versión edulcorada (a lo Kim), ni en su versión auténtica (a lo Weerasethakul). ¿De dónde proviene su cine? Es un misterio. Se dirá que es él el más francés de los coreanos, quien más se acerca a la Nouvelle vague. Puede ser, pero para descifrar sus fuentes referirse a esta filiación es insuficiente; no basta con tender una línea imaginaria entre Francia y Corea del sur.

Sí sé algunas cosas sobre él, me parece, acaso una tres cosas que sé de él, quizás un poco más: en Hong sus juegos narrativos se distribuyen a través de una esfera que congrega cómicamente un saber prudente y lúdico sobre la vida anímica y la economía del deseo. Su tema por excelencia es el desentendimiento amoroso entre hombres y mujeres (de clase media) y cómo los deseos de los hombres y las mujeres son dialécticamente opuestos pero con algunas coincidencias frágiles y fatales. Ni melodrama, ni drama a secas. Más bien un cine humorístico sobre las contingencias de los deseos. Sus personajes siempre están ligados al cine y a las artes. El arco generacional parece cuidadosamente selectivo: sus personajes oscilan entre treintañeros y cuarentones. Los más jóvenes suelen tener roles secundarios.

Hong manifiesta obsesiones estilísticas que son identificables: en primer lugar, los famosos zooms abruptos hacia delante (y un poco menos hacia atrás), lo que suelen anticipar un cambio de registro en la naturaleza del intercambio verbal; en segundo lugar, la yuxtaposición no siempre evidente entre distintos ordenes asimétricos de la ficción: un film dentro de un film es prácticamente una regla: las puestas en abismo son extraordinarias; en tercer lugar, sus películas incluyen pasajes oníricos, no determinados por la lógica del relato, es decir, sin aviso previo irrumpen en el fluir narrativo y se descubre posteriormente la transición repentina de un universo consciente a otro sin el resguardo de la consciencia; finalmente, existe en sus películas una predilección por espacios abiertos y luminosos: los colores brillosos y dominantes son una marca registrada, una saturación apolínea que detenta cierta ingenuidad y que suelen contrastar con los continuos desentendimientos que provienen de la psicología compleja de sus personajes; además, la preferencia por locaciones cercanas al mar es otro patrón observable sin por ello constituirse en una fuga metafísica. Es un horizonte sin verticalidad.

El método de trabajo general consiste en un insistencia elegante y aplicada de la repetición. Se trata de variaciones mínimas sobre un tema y patrones de conducta. Darle vuelta a algo, plegarlo, desplegarlo, hacerlo girar sobre sí hasta arrancarle en la insistencia y en la repetición una distinción, un plus, del que se obtiene un dato más sobre cómo funciona los desencuentros entre hombres y mujeres. Es como una buena sección de análisis: semana tras semana (o película tras película) el paciente (el espectador) vuelve sobre lo mismo, pero en su reiteración las cosas se acomodan de otro modo y algo nuevo se aprende, ya que en la variación se invierten en los sentidos. Dicho de otro modo: el concepto musical acerca de la variación es propio de su cine. Tres notas, un tema conocido y en la variación aparece entonces una combinación clarividente. Tal vez la obra de Hong se remite en verdad a un solo film que se repite y repetirá por siempre. Pero el misterio de su cine no es del todo visible. Hong tiene un secreto. Sus películas viven, respiran, divierten; y en un sentido libertario, hasta puede ser pedagógicas. Si fuera Bill Murray en El día de la marmota pediría  tener disponible las películas de Hong. Sería el cine ideal para un día que se repite por siempre, pero con una licencia esencial: como Phil Connors tendría la gloriosa posibilidad de aprender en la repetición. Creo que viendo los films de Hong podría acceder a una sabiduría que poco tiene que ver con el samadhi y mucho más con la amarga pero liberadora lucidez de aceptar los límites del juego amoroso.

Roger Koza / Copyleft 2013

Hong Sang-soo estará presente en el BAFICI 2013 debido a que el festival le dedica una justa y merecida retrospectiva completa de su obra.