MES FICUNAM 2016 (26) / CRÍTICAS BREVES (134): LU BIAN YE CAN / KAILI BLUES

MES FICUNAM 2016 (26) / CRÍTICAS BREVES (134): LU BIAN YE CAN / KAILI BLUES

por - Críticas breves, Festivales
04 Mar, 2016 04:35 | comentarios
Film-2015-Kaili-Blues-001

Kaili Blues

Por Roger Koza

Lu bian ye can / Kaili Blues, Bi Gan, China, 2015

La historia parece sencilla: dos médicos que trabajan en una clínica de la ciudad de Kaili tienen cuestiones pendientes que resolver en el pequeño pueblo de Dangmai, lugar en el que todavía viven los miao, una etnia minoritaria. Chen Sheng decidirá viajar hasta ahí para buscar a su sobrino y cumplir también con el deseo de su colega, una mujer mayor, que quiere hacerle llegar algunos obsequios a un viejo amigo (y quizás un amor) al que no ve hace tiempo. Chen es también poeta y exconvicto, doble condición paradójica de la que se desprende una sensibilidad que marca la indeterminación narrativa del film y algunas subtramas vinculadas a la mafia, un matrimonio pretérito del protagonista y algunas anécdotas relacionadas con una entidad primitiva que a veces acecha en las carreteras.

Después de la magnífica presentación de los dos personajes principales a través de un plano secuencia semicircular en el inicio, se leerá un fragmento del Sutra del diamante, el cual contextualiza este viaje espaciotemporal y donde el relato se pliega sobre sí mismo como si se tratara de un ensueño continuo en el que se indaga poéticamente acerca del tiempo como fenómeno existencial.

La puesta en abismo (marcada por lo sueños no anunciados) es programática, porque en última instancia se trata de (de)mostrar la insustancialidad de las tres cualidades del tiempo (pasado, presente y futuro), lo que alcanza su apoteosis en un deslumbrante plano secuencia de 41 minutos alrededor de Dangmai, secuencia virtuosa en la que se aglutina todo el perímetro de una región y palpita segundo a segundo la vida entera de una comunidad. Secuencia justificada, además, por su complejidad filosófica, ya que en ese mismo segmento ininterrumpido el niño que Chen está por ir a buscar aparece en escena ya siendo joven y la esposa del médico que ha muerto hace mucho tiempo atrás se reencuentra con su marido para ir a escuchar un concierto pop en la vía pública. ¿Un sueño de sueños? ¿La percepción iluminada del Tathagata sobre lo real?

Sea como fuere, el joven director de 26 años exhibe un dominio absoluto del espacio (cinematográfico) y una confianza admirable para construir un relato que desdeña la lógica lineal y se instituye como un sueño que se despliega en verso. Notable.

Roger Koza / Copyleft 2016