LOS IRONISTAS OFICIALES DE HOLLYWOOD

LOS IRONISTAS OFICIALES DE HOLLYWOOD

por - Críticas
05 Jun, 2010 02:54 | comentarios

Por Roger Alan Koza

La palabra ironía suele despertar sospechas. Un irónico, a quien casi siempre se le confunde con un cínico (alguien que no cree en absolutamente nada), es un sujeto que mantiene en su fuero íntimo dudas sobre las creencias básicas que dan consistencia a su vida. Cree, pero entiende que debe mantener una distancia sobre lo que cree.

¿Suena demasiado filosófico para hablar sobre el cine de los Coen? Un libro reciente editado por Mark T. Conard, La filosofía de los hermanos Coen (2008), sostiene que no: los Coen como filósofos clandestinos en el seno de la industria del espectáculo, los Coen como hermanos de Kierkegaard, Nietzsche y Heidegger. El buen académico dirá: “Esos posmodernos, esos tipos que no creen en nada”. La respuesta de uno de los acusados (Ethan Coen) es directa: “Realmente no tengo claro qué significa la posmodernidad”.

Lo cierto es que Un hombre serio es una comedia pletórica de ideas y susceptible a interpretaciones diversas. ¿Es una relectura de Job en clave pop? ¿Una película autobiográfica, pues transcurre a fines de los ’60 en Minnesota, allí donde los hermanos pasaron su juventud? ¿Es un tratado teológico cómico sobre la condición humana? No hay dudas de que la cosmovisión elegida es el judaísmo, un territorio familiar, pero nunca antes explorado tan a fondo como en Un hombre serio. Si el proverbio judío dice “Cuando el hombre piensa, Dios ríe”, quizá los Coen agreguen: “Ríe de nosotros”.

 A diferencia de Quémese después de leer (2008), el formidable elenco de Un hombre serio está conformado por ilustres desconocidos. El actor de teatro Michael Stuhlbarg es el protagonista, quien interpreta a Larry Gopnik, un físico judío especialista en física cuántica. Larry espera un ascenso en su universidad, aunque unas misteriosas cartas intentan desprestigiarlo. Su mujer está a punto de abandonarlo por un amigo. Sus dos hijos adolescentes lo fastidian: su hija solamente reúne dinero para una operación de nariz; su hijo está a punto de celebrar su Bar Mitzvah, pero su interés pasa por escuchar a Jefferson Airplane y fumar marihuana. Un estudiante oriental lo chantajea. Larry, además, espía a su vecina, quien suele tomar sol desnuda.

Cuando todo su mundo se desmorona empieza a consultar a prestigiosos rabinos, sabios que prometen significar el absurdo existencial de su vida. De esta tragedia se predica un conjunto de situaciones cómicas y filosóficas, cuya apoteosis involucra a un dentista que descubre en el reverso de los dientes de un paciente goy una inscripción en hebreo que dice “Ayúdame”.

Formalmente elegante y conceptualmente compleja, Un hombre serio es la comedia más misteriosa de los Coen. Estos ironistas que aman a sus personajes como un cazador a su presa, como dijera alguna vez el crítico Kent Jones, entienden que el humor es el modo de conjurar la insensatez y el sinsentido del cosmos.

Este artículo fue publicado por La voz del interior durante el mes de diciembre 2009

Roger Koza / Copyleft 2010