CRÍTICAS BREVES (149): TODO COMENZÓ POR EL FIN

CRÍTICAS BREVES (149): TODO COMENZÓ POR EL FIN

por - Críticas, Críticas breves
28 Mar, 2020 10:58 | Sin comentarios
Una de las grandes películas recientes del cine latinoamericano

Todo comenzó por el fin, Luis Ospina, Colombia, 2015

A fines de 2012, Luis Ospina no sabía si le quedaba mucho tiempo de vida. Tenía cáncer, este avanzaba y la intervención quirúrgica era inminente. En ese tiempo, el gran cineasta colombiano venía haciendo una película y había ganado un fondo para seguir adelante con Todo comenzó por el fin, el extraordinario retrato de una generación cinéfila circunscripta a Cali. El film se estrenó en 2015 y fue un éxito en los festivales de todo el mundo. En él se glosaban más de cuatro décadas en la vida de un grupo humano que creyó en la libertad y sintió que el cine era la forma de cultivarla. Como dicen los estadounidenses, Todo comenzó con el fin es “bigger than life”. En la última película de Ospina, la vida y el cine se hacen indistinguibles. Son tres horas y algunos minutos que pasan volando, divididas en un prólogo, un par de capítulos y un epílogo, todo alrededor de dos circunstancias, un almuerzo en la casa de Ospina con todas las figuras aún vivas de lo que fue el grupo de Cali, conocido como Caliwood, y la operación del cineasta. Todo comenzó por el fin reconstruye la historia colectiva sumando materiales diversos: fragmentos de películas del grupo, entrevistas y testimonios. El inicio es conmovedor, porque Ospina emplea materiales en Super-8 rodados por su padre en los que se puede adivinar la posición social del cineasta. La voz en off de Ospina lo aclara y asimismo advierte que parte de la responsabilidad del inicio de su cinefilia estuvo ligada al personal de servicio que lo llevaba a la matiné de los sábados. Observar al niño que fue Ospina alguna vez es tan esplendoroso como una cifra de la película: el verdadero protagonista de todo esto es el tiempo y sus efectos en la vida de hombres y mujeres. Después de esa introducción, el film convoca a los vivos y sus fantasmas: Andrés Caicedo y Carlos Mayolo se vuelven obligadas figuras protagónicas, porque tanto el joven escritor como el cineasta y actor fueron junto a Ospina la tríada desobediente de Caliwood. El meditado suicidio de Caicedo con 25 años y la paulatina decadencia que hunde a Mayolo, entregado a las drogas y al alcohol, están tan presentes como la vitalidad que demostraron en las obras que los sobrevivieron: varios libros y muchísimas películas. Alrededor de estas figuras había otros cineastas, actores, críticos y amantes; todos aportan su visión en esta épica de la contracultura caleña. Pocas veces en un film, Eros y Tánatos conviven con semejante gracia y equilibrio. Luis Ospina murió el 27 de septiembre de 2019. Estaba por hacer una nueva película.

Roger Koza / Copyleft 2020