CRÍTICA DE LA CRÍTICA

CRÍTICA DE LA CRÍTICA

por - Ensayos
16 Mar, 2009 04:20 | comentarios

 

Por Nicolás Prividera

Visto que un par de críticos me hicieron un planteo en sus comentarios a mi nota sobre el cine de David Fincher, me parece oportuno desarrollar una mínima respuesta para decir algo sobre la necesidad de una crítica de la crítica (que debería empezar por la revisión de su propias condiciones de producción). No se trata de un involuntario descargo (de cineasta en su habitual enojo con los críticos) ni de una voluntaria polémica (con críticos que no aceptarían la crítica): sólo se trata de señalar (una vez más) algunos de los que me parecen los problemas actuales de la crítica (o de una crítica que merezca ese filoso y filosófico nombre).

En la nota titulada El palmario caso de David Fincher mencioné al pasar a «los afrancesados críticos que creen asistir a la resurrección de Fincher y aplauden su participación en la competencia canina». Podría agregar ahora: «al que le vaya el sayo que se lo ponga». Pero sería injusto con los críticos que se sintieron tocados sólo porque les gustó Zodíaco, ya que la cuestión central no es la película en sí (pues no hay duda de que es la película más consistente de Fincher, lo que no es mucho decir: Es tan correcta como anodina. Por eso, cuando dije que Zodíaco era una trampa más, lo hice en el sentido de no ver en ella un giro extraordinario o un regreso a inciertos orígenes o una redención cinematográfica o tan siquiera un atisbo de grandeza…) El problema, entonces, es la valoración exagerada que cierta crítica hace de ciertas obras y/o directores (como, por ejemplo, en el caso del irregular Eastwood). Lo que no significa que necesariamente se deba a la mala fe, pero tampoco que esa «inocencia» (inexcusable en un crítico) cubra la falta de crítica de la crítica.

Porque el problema básico de cierta «crítica» es precisamente su falta de (auto)crítica: es decir, su inexistente reflexión (pública) sobre sus propias condiciones de producción. Entiendo que esto pueda suceder con la semanal, que no tiene los medios (al ser esclava de un gran medio) y trabaja urgida por el tiempo (y muchas veces sabiendo que le dedica tiempo y esfuerzo a films que no merecerían un comentario mayor que una breve línea lapidaria). Pero nada excusa de prodigar gratuitamente el mote de «obra maestra» (como fue catalogado por muchos el citado film de Fincher, o un film como The Bourne ultimátum), cuando se trata de films que consiguen más de tres estrellitas sólo por superar la media de mediocridad (a la que el sistema de estrenos somete a los críticos de los jueves).

Es decir que si por un lado cierta crítica «progresista» se rasga las vestiduras hablando del cine velado por la hegemonía de los ubicuos «tanques» de Hollywood, no deja sin embargo de rendirles pleitesía cuando esos tanques son «buenos» (sin preguntarse si hay «tanques» buenos, digamos), o tal vez entregados a su inevitable triunfo… Y una de las consecuencias directas de todo esto (debida también a una depreciación mediática del espacio crítico) es que la crítica cinematográfica se sostiene cada vez menos como espacio de resistencia al poder de fuego hollywoodense (tal como lo era, por ejemplo, en los contestatarios años ’60), para convertirse más bien en mero comentario publicitario.

 A esa rendición incondicional (que podríamos fechar a fines de los ´80, con la caída del mundo bipolar) ayudan también dos no discutidas condiciones generales: por un lado, la falta (o imposibilidad) de establecer un canon (o contra-canon) universal. Lo que no sería malo si significara que se amplia el «campo perceptivo» para obras que en otro momento no habrían sido tenidas en consideración, pero que en contexto reaccionario (o en el inevitable contexto de relaciones de poder que atraviesa cualquier campo, incluido el cultural) lo único que se genera es el imperio de la arbitrariedad (sostenida en la simple contraposición de fuerzas, donde gana quien puede imponer su hegemonía…).

En ese sentido, el otro lado del problema es la simétrica imposición de un canon «posmoderno» también por parte de los otros centros de poder del campo cinematográfico (como Cannes y Cahiers, que alguna vez sostuvieron una mirada renovadora y ahora sólo sostienen una mirada…). Y esa mirada eurocéntrica es tan nociva para el cine independiente (sobre todo para el cine dependiente producido en el nunca caído «tercer mundo») como la preeminencia de Hollywood. Sin embargo, la crítica (incluida la de nuestros periféricos países) generalmente la acepta y la defiende como propia (aunque muchas veces también alce la voz frente a la mirada del amo, como en el caso de los debates que se suscitaron alrededor de films como Ciudad de Dios, Tropa de elite, o la reciente Slumdog millonaire). No hay Nuevos Cines sin una Nueva Crítica que los cobije y defienda, construyendo una mirada crítica propia que los acompañe.

Y no es el menor de los problemas de la crítica actual el «lograr una argumentación sólida que vaya más allá del mero impresionismo» (como se dice en uno de los comentarios sobre mi nota). Pues el «giro subjetivo» ha invadido también el ejercicio de la crítica, y nos somete al escarnio de críticos ilustrándonos sobre la relación entre su dolor de muelas y el cine de Michael Mann. (Abro un paréntesis para aclarar que la «subjetividad» no es necesariamente algo malo -o eliminable- per se, sino que hay ciertas subjetividades -y análisis- más interesantes que otras: no cualquiera puede, por caso, escribir autobiográficamente sobre «El travelling de Kapo» como Serge Daney…)

El otro problema (la otra cara de la moneda) es lograr generar un pensamiento propio (o al menos un atisbo de pensamiento…). Ese sería el verdadero fin de todo ejercicio crítico que se precie de tal. (Y es lo que he tratado de enhebrar en algunas de estas notas, no siempre con suerte… Porque en realidad no las escribo con un plan determinado, o desde una clara idea previa: Se trata, más bien, de ir encontrando el hilo de un pensamiento, y ver si ese pensamiento existe y se sostiene por sí mismo… Lo mismo sucede -extendido en el tiempo, el esfuerzo, y la duda- al intentar hacer una película.)

FOTOS: Ilustración sobre crítico abatido; 2) afiche de la Semana de la crítica durante el festival de Cannes 2008.

Copyleft 2009 / Nicolás Prividera.