CINECLUBES DE CÓRDOBA (102) / CRÍTICAS BREVES (142): ON THE BOWERY

CINECLUBES DE CÓRDOBA (102) / CRÍTICAS BREVES (142): ON THE BOWERY

por - Cineclubes de Córdoba, Críticas breves
13 Jul, 2016 10:42 | Sin comentarios

*** Obra maestra ***Hay que verla  **Válida de ver  * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor

on-the-boweryPor Roger Koza

On the Bowery,  Injury to One, Lionel Rogosin EE.UU., 1956 (***)

Misterios del comportamiento humano: el creyente camina por la calle, viaja en colectivo o maneja un auto y casi sin pensarlo se persigna al pasar frente a una iglesia, en una perfecta sincronización entre la actividad principal que requiere su atención y la captación (inconsciente) del emplazamiento religioso. Operación inversa: los vagabundos se pasean por la calle, observan a los transeúntes, piden y duermen en la puerta de un cajero automático, una plaza o un edificio público, pero prácticamente nadie les dispensa una mirada.

La extraordinaria ópera prima de Lionel Rogosin, titulada On the Bowery, de 1956, es justamente un acto de atrevimiento político: la cámara está dirigida a esos hombres y mujeres que viven en la calle y así los transforma en protagonistas de un filme. La decisión cinematográfica prescinde de la conmiseración; es suficiente filmar sus días, escuchar sus diálogos, atender a sus movimientos y acercarse a una concepción del tiempo que está ligada a la más impía inmediatez. He aquí una justa desublimación de esa acomodaticia y burguesa fórmula que declama sabiduría en el hecho de vivir el momento. Para un pordiosero el presente lo es todo, pero sin un horizonte el tiempo liberado, más que una condición para gozar del mero estar en el mundo, es una condena perpetua.

Es importante decir que el filme de Rogosin dista de ser un documental, aunque se vale del registro propio de esa relación del cine con lo real. Lo que sucede está escrito y quienes actúan en el filme están siempre siguiendo las pautas de una historia escrita. La reconocida deuda con Ladrón de bicicletas por parte del director no ubica el filme directamente en una estética del neorrealismo, incluso si sus dos protagonistas clave, Ray Salyer y Gorman Hendricks, pertenecían al mundo retratado. On the Bowery está más cerca de Shadows de John Cassavetes y Killer of a Sheep de Charles Burnett (en verdad prefigura a ambas) que del mítico filme de De Sica.

La historia es tan pequeña como conmovedora: Ray viene de trabajar en el ferrocarril en New Jersey y pasa unos días en el vecindario de los desposeídos. Beber, charlar, caminar, conseguir una changa y dormir definen la existencia. Esas tareas son las únicas que se ven en el filme, la diferencia estriba en cómo se muestran y narran. Los necesarios y pocos primerísimos planos de los rostros de los protagonistas alcanzan para dimensionar la dignidad de estos hombres invisibles. ¿Quién podría filmar hoy un filme semejante? (Jueves 14, a las 20.30 h, en La Quimera, Pasaje Escutti y Fructuoso Rivera)

Este texto fue publicado en el diario La voz del interior en el mes de julio de 2016

Roger Koza / Copyleft 2016