PHILIP SEYMOUR HOFFMAN (1967-2014)
No suelo prestar atención a los actores. No creo que sean el ganado del cine, como decía Alfred Hithcock, pero siempre he vivido una relación secundaria con ellos. Pero como en todo, hay excepciones.
Philip Seymour Hoffman me gustaba, tal vez porque trabajaba con directores que me gustaban. Su trabajo en The Master, por ejemplo, es admirable. ¿Qué me gustaba de él? La extraña yuxtaposición de dos sentimientos encontrados que a menudo relucía en sus películas, una zona misteriosamente humana en donde lo siniestro y la ternura podían coexistir. La última vez que vi algo de eso fue en su aparición en Los juegos del hambre (II).
Después de Manes y Jancsó, muere Seymour Hoffman. Esta muerte era impredecible.
Sí, ya sé, ahora vendrá el aleccionamiento sobre los efectos de las drogas y todo eso. No encuentro, sinceramente, razones acabadas de por qué debemos defender la vida, apostar por ella y cuidarnos. Cada sujeto hace lo que puede con el hecho no elegido de existir. Algunos le encuentran la vuelta. Otros no. Espero que Seymour Hoffman no haya sufrido mucho.
Y encima leo que Eduardo Coutinho ha sido asesinado por su hijo. (Roger Koza)
Cada muerte es un mundo. Pero algunas no son sólo menos esperadas, sino que parecen encerrar también algunas incógnitas que sí vale la pena desentrañar. La de Coutinho es una de ellas. no porque el parricidio sea menos habitual que la sobredosis, sino´porque establece una pregunta directa y nada metafísica sobre la trascendencia y lo epigonal.
La mirada queda paralizada por unos segundos, el tiempo se ensancha, la memoria pone en juego imágenes alternadas, el nombre resuena (presente) mezclado con fotogramas de porciones del rostro. Algo similar a lo que me sucedió a los 14 años cuando encontré el diario, sobre la mesada de la cocina en la casa de míos tíos, con la muerte de Tato. En Cortopolis 2012 surgió la posibilidad de invitarlo. Esas ideas que no prosperan dentro de muchas propuestas que se abren y que luego la realidad se encarga de encajar a un presupuesto, recursos y tiempos determinados. El año pasado asiste a la muestra ENTRE PLANOS siguiendo el anuncio de la presencia del director. No fue así, pero la charla nos encontró a varios conversando sobre la película, las entrevistas, la palabra, el aquí y ahora de las relaciones. Ingrese a su filmografía con Juego de Escena, compartida por Rosario. Luego, sin orden, fui conociendo el conjunto de sus películas, las que feliz comente con amigos y colegas. La entrevista, el pulso de la escucha, la pregunta no condescendiente, respetuosa, próxima y cálida. Los entrevistados siendo participes activos de la vida del espacio. No hay dioses, mortales inmortales, no hay próceres, figuras destacadas, grandes oradores, ni especialistas. No hay grandes categorías que sustenten su propuesta. No hay tanta retorica, firulete y puesta en escena para proponer lo que se propone. Se filma como se conversa. Me quedo con las ganas de conversar de cine con Coutinho.
coicido con lo que hitchcock opinaba sobe los actores.el verdadero diosd el cine debe ser e l director.
Siempre es preferible un mundo sin dioses. Y se lo digo con todo respeto. Saludos. RK
Hasta que punto un sistema como en el que vivimos que aliena y explota no induce a un sujeto cualquiera a tomar decisiones semejantes?
«No encuentro sinceramente, razones acabadas de porquè debemos defender la vida, apostar por ella y cuidarnos. Càda sujeto hace lo que puede con el hecho no elegido de existir. Algunos le encuentran la vuelta. Otros no». Què grande sos Roger. Càda palabra en su justa significancia y medida.
Me gustaba mucho Philip Seymour Hoffman. Emanaba de èl una fuerza inusual.
«No encuentro, sinceramente, razones acabadas de por qué debemos defender la vida, apostar por ella y cuidarnos. Cada sujeto hace lo que puede con el hecho no elegido de existir. Algunos le encuentran la vuelta. Otros no.»
El mejor párrafo que he leído en mucho tiempo.
«Cada sujeto hace lo que puede con el hecho no elegido de existir.» Quién sino eligiría?. Una afirmación misteriosa para mí. No podría aceverar lo contrario tampoco. Lo que sí es un hecho es que existimos (si a la percepción que tengo del mundo le puedo llamar existir).
Querido Damián: lo que expreso tiene un raíz filosófica materialista. Mi modo de mirar el mundo carece de una fundamentación metafísica. En este sentido: no elegimos vivir, nos sucede por una voluntad ajena, y a veces o en la mayoría de los casos, ni siquiera nuestros progenitores nos buscan. Luego, efectivamente, existimos, pero desde el vamos se nos inculca una presunta obligatoriedad de persistir en existir. Nada indica que así tenga que ser. Se puede elegir vivir una vez que se existe. Eso sí es cierto. Eso es todo. Abrazo para vos y tu mujer. RK