
FICIC 2025: PRINCIPIO Y FIN
En las películas de apertura y cierre, un festival de cine deja entrever en qué se está dispuesto a ceder y conceder. Se estima que la primera función tiene algo de ceremonia política. En la sala puede haber funcionarios, invitados de compromiso y algunos curiosos que se suman sin saber del todo qué van a ver. Tal razonamiento lleva a consideraciones de todo tipo. El objetivo de mínima: agradar en lo posible; el mayor e innegociable: no incomodar. O también un reverso sobreactuado de esto último: incomodar sin riesgo, eligiendo una presunta película que esté en sintonía con alguna causa política que no despierte mayor discrepancia. En Europa, por ejemplo, ninguna película sobre inmigrantes llamaría al escándalo. ¿Qué pasaría si la película de apertura fuera una comedia de Elia Suleiman?
Las concesiones no son solo temáticas, sino también formales. En un imaginario manual de curaduría se podrían leer las siguientes sugerencias: evitar planos extensos, las películas en blanco y negro y las que no hablan nada o su opuesto, las que hablan todo el tiempo. Nunca seleccionar documentales, menos todavía, experimentales. Regla de oro: no desestimar el valor de producción; una película «pobre» habla de un festival de esa índole. La lista de indicaciones podría seguir; algunas resultarían todavía más estúpidas. Lo que no se puede desmentir es que las reglas no escritas en la materia se obedecen al pie de la letra. Basta hacer un estudio de los dos últimos años para verificar los recaudos.
En FICIC, la idea es otra. El principio es el siguiente: lo primero y lo último que se habrá de proyectar deben representar la cara del festival, su identidad sin maquillaje, sus creencias límpidas, las que nunca dejan de estar en revisión. «En esto creemos», dice el festival con los planos de inicio; «así quiero que nos recuerde», dicen los planos de cierre. Principio y fin. Así comenzamos, así terminamos. Estética y políticamente.
El mensaje y Cuando las nubes esconden la sombra son nuestras elegidas. Las películas de Iván Fund y Torres Leiva, respectivamente, eluden los énfasis simbólicos, las piruetas formales y los temas candentes. Prefieren un tono tenue y amable. En verdad, en la discreción avanzan sobre la sensibilidad, proponen una forma infrecuente de habitar el mundo. En las dos sucede algo que resulta una secreta transgresión al orden vigente: el registro del tejido afectivo entre los personajes está a contramano de un régimen no afectivo de intercambios entre las personas en el que toda acción humana se mide por el costo y el beneficio de lo que se hace con y para otros.
En este sentido, son películas micropolíticas, porque trazan microscópicamente un camino disímil al que predomina, que no es otra cosa que un reflejo en miniatura de un sistema hostil y mercantil que guía las prácticas cotidianas. Solo puede ser así, además, porque los dos cineastas saben que lo sensible precisa de una forma que le dé entidad visible y sonora. Honran el cine, y a través de sus películas, nosotros, lo honramos.
Película de apertura
El mensaje, Iván Fund, Argentina-España-Uruguay, 2025.
Anika lee y entiende el alma de los animales. Puede establecer contacto con perros y gatos, con caballos, pájaros, carpinchos y erizos; también es capaz de canalizar espiritualmente con animales que ya no existen en el mundo de los vivos. La niña ha heredado el don de la comunicación con animales; viene de familia, como la abuela afirma en algún momento. Todo consiste en escuchar al animal, traducir después lo que siente en frases que suelen ser descriptivas y que deben a posteriori ser esclarecidas por el dueño del animal. Si la telepatía natural existe o no es irrelevante, porque El mensaje no es una apología de la superstición, sino un retrato laborioso sobre el idioma de la infancia y el sentido de la creencia en esa edad y en todas. Mientras que los abuelos (nombrados solamente por su nombre) y la nieta viajan por distintos pueblos de provincia, la interacción amorosa entre los tres es tan ostensible como la proeza de Fund de registrar la relación de Anika con cada animal que visita. Los decisivos planos dedicados al encuentro entre Anika y un carpincho le hubieran encantado a André Bazin, porque el animal y la niña coexisten en el mismo espacio-tiempo, de lo que se predica la verdad de esos pasajes y la delicadeza de la puesta en escena. (¿Quién recuerda aún “Montaje prohibido”?) Pero eso no es todo. Hay en El mensaje una segunda historia, pudorosa y elíptica, que también tiene su contrapunto sensible en la tristeza de los clientes que extrañan o desean el bienestar de los animales que conjuran su soledad. El cuarto protagonista familiar es la mamá de Anika, cuya alma no puede ser leída por ningún poder telepático, y de la que solamente se puede esperar un abrazo y algunas palabras amables.
Película de clausura
Cuando las nubes esconden la sombra, José Luis Torres Leiva, Chile-Argentina-Corea del sur, 2024.
El duelo de la protagonista, que se revela en una sesión chamánica, como el duelo que otro personaje viene haciendo debido a la muerte de su madre, son experiencias que signan lo que está delante de cámara y a su vez lo que está detrás. La dedicatoria del cineasta a su madre y a Rosario Bléfari en el final es la prueba directa; la indirecta es la naturaleza singular del tiempo de la película, coextensiva a la experiencia del tiempo suspendido que define los días de la actriz que interpreta la extraordinaria María Alché mientras espera la llegada del resto del equipo de filmación a Puerto Williams, atrasado por una tormenta. A Torres Leiva le basta con poner en escena a una actriz notable en interacción con distintos personajes, quienes nunca dejan de sumar un matiz de una idiosincrasia que revalida invariablemente una modalidad de interacción cordial y solidaria entre los habitantes de la isla. La espera de María se dilata en paseos, encuentros y algunas acciones asociadas a la película futura. Por cada acción, sigue un descubrimiento: la observación de insectos microscópicos, la grabación de los sonidos de un ecosistema y la recolección de historias del lugar y sus habitantes y visitantes. El estado de conciencia de María y su percepción diaria tienen un correlato en breves pasajes que modifican la trama y acopian cualidades de una geografía prácticamente virgen y todavía a salvo de la civilización. Las conversaciones ocasionales que sostiene María con cada persona que se cruza pueden ser menos o más casuales, pero nunca son insignificantes, otra secreta virtud de una película que cuida la palabra y los gestos como si se tratara de un Bien que se debe honrar.
Roger Koza / Copyleft 2025
Últimos Comentarios