
CRÍTICAS BREVES (221): ADIÓS A LAS LILAS
Adiós a Las Lilas, Hugo Curletto, Argentina, 2025.
La comedia es el género más laborioso de todos, el de mayor riesgo. Hacer reír está sujeto a demasiadas variables: los intérpretes deben saber apoyarse en la palabra, el gesto, la acción fallida; el guion los debe cobijar de antemano; del montajista, en parte, dependerá el ritmo del conjunto, en el interior del plano y en la relación de todos los planos, distribución necesaria para que una comedia pueda imponerse; quien dirige debe comprender el todo y estar atento al detalle. Curletto está detrás y delante de cámara, y su propia vida y su familia son parte de la trama en clave paródica. Vanagloriarse por la capacidad de reírse de uno mismo es frecuente; hacerlo en serio es otra cosa. El cineasta cordobés eligió hacer una película sobre una película que se está filmando acerca de la muerte de su padre durante un viaje a los Estados Unidos junto a sus hijos. En el momento de mayor felicidad, «Chif» se cae por una pendiente del Cañón del Colorado. Es la idea de esa película y las vicisitudes para filmarla lo que es en sí Adiós a Las Lilas, en donde Jorge Marrale (en uno de sus grandes papeles en cine) se interpreta a sí mismo como el posible actor para encarnar al padre, y el propio Curletto hace de sí. El amor por el cine y por todos los personajes impregnan cada acción, a tal punto que hasta un «Batman» de la autoayuda es tratado con cierta piedad. Hay momentos hilarantes, otros de ternura, uno incluso de romance, incorporado a la trama con gran elegancia, porque siempre es hermoso enamorarse (durante un rodaje). La idea de la película es buenísima, su ejecución también; es imposible sentirse indiferente a las situaciones y los tropiezos que mueven el relato hacia un muy buen destino.
Roger Koza / Copyleft 2025
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