CINECLUBES DE CÓRDOBA (26): VER Y DISCUTIR

CINECLUBES DE CÓRDOBA (26): VER Y DISCUTIR

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18 Mar, 2014 04:58 | comentarios
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El lobo de Wall Street

Por Roger Koza

Dos secuencias breves de El lobo de Wall Street tienen más cine que las dos horas de tortura bienpensante de 12 años de esclavitud. El ninguneo de los miembros de la plutocracia del Oscar ante el filme de Scorsese es escandaloso. Película de un nervio insólito y pletórica de ideas: alcanza ver a Di Caprio arrastrándose por el suelo para llegar a su auto en un trance de parálisis por ingesta de drogas para darse cuenta de que Scorsese filma con una libertad insólita. Tal vez, la obscenidad de la riqueza caucásica les resultó demasiado cercana a los votantes, un espejo mugriento. O tal vez se avergonzaron de que la decadencia es el secreto estructural del capitalismo triunfante.

El lobo de Wall Street es una película fascinante, pero, mal que les pese a sus apologetas acríticos, es imperfecta e ideológicamente inestable. El problema es su punto de vista y el gran sujeto colectivo que permanece fuera de campo: los explotados, los ingenuos y ambiciosos especuladores de poca monta que caen alegremente en las trampas de Jordan Belfort. Cuando Scorsese alcanza a espiar el horror de los desposeídos, la secuencia dura menos de 20 segundos, como si ya no supiera ponerse en el lugar de los que cobran el sueldo mínimo. De todos modos, El lobo de Wall Street, el gran relato de un sinvergüenza que aprende el juego de un sistema para hacerse millonario, es una película que debe ser revisada para entender sus logros y sus desaciertos. Es un filme querido para Scorsese, y también para sus admiradores, que ningunean películas valiosas como Kundun y La invención de Hugo, el Scorsese afectado según ellos. La violencia extrema y la codicia infinita atraen mucho más que la serenidad de un religioso y la pasión trágica de un cineasta obsesionado por su oficio.

 Una obra maestra del 11/9

La hora 25 es la mejor películas de Spike Lee junto con Una tragedia americana. En esta elegía conmovedora sobre Nueva York herida (concebida aquí como un experimento multicultural) el triste destino carcelario de un vendedor de drogas de Manhattan (interpretado por Edward Norton en su mejor trabajo hasta ahora) se intercala con la reciente tragedia del 11/9, que se refleja en la historia de un hombre y su redención imaginaria. Tres secuencias extraordinarias justifican ver este filme una y otra vez: la “falsa” salvación del epílogo; la golpiza solicitada por el personaje de Norton a uno de sus amigos para evitar el potencial maltrato en la penitenciaría en la que vivirá muchos años; el memorable monólogo de Norton frente al espejo en el que se materializa poéticamente el alma de una sociedad. Es una de las mejores películas estadounidense de la década pasada.

El teatro de la liberación

En el Cine Teatro Córdoba se podrá revisar una de las grandes películas del año pasado: César debe morir, de los hermanos Taviani. Los directores italianos demuestran una vitalidad admirable y una gran eficiencia creativa para entremezclar los órdenes de la ficción y el documental en este filme en el que algunos prisioneros de una cárcel de máxima seguridad consiguen alterar su experiencia de encierro a través de la interpretación de una obra teatral de Shakespeare. La puesta en escena perfecta, la claridad del punto de vista (ideológico) y la brevedad elegante del relato, que no contiene ni una escena de más o de relleno, convierten al filme de los Taviani en un ejemplo de solidez poco frecuente en el cine contemporáneo.

Otro nazi entre nosotros

La hermosísima sala del Espacio INCAA de Ciudad de las Artes retoma sus funciones. Este primer ciclo está dedicado a los grandes éxitos del cine argentino del 2013. Por ejemplo, podrá verse Wakolda, de Lucía Puenzo. La tercera película de la directora, basada en su novela de título homónimo, propone una revisión del pasado oscuro de Bariloche, un segundo hogar para muchos miembros de la SS. El tenebroso Mengele es el elegido y la trama pasa por ver cómo incidirá en la intimidad de un matrimonio argentino cuya hija preadolescente será tratada por el delirante científico.

Cuando Lacan conoció a Méliès

Este martes 18, a las 18.30hs, empieza el ciclo dictado por la psicoanalista Diana Paulovsky en el Hugo del Carril. En “La cuestión humana”, el sujeto (amable) de saber que reside en todo psicoanalista toma el cine como paciente; dicho de otro modo: las películas son síntomas de una época y el psicoanalista su intérprete. Este año los tópicos elegidos son las relaciones familiares y el lugar de la mujer, por lo que se entiende muy bien que uno de los filmes a analizar sea Antes del anochecer, de Richard Linklater.

Roger Koza / Copyleft 2014