BAFICI 2010: TELEGRÁFICAS (1)

BAFICI 2010: TELEGRÁFICAS (1)

por - Festivales
09 Abr, 2010 06:42 | comentarios

Por Roger Alan Koza

Hadewijch, Dumont, Francia, 2009

Primera película de Dumont sin violaciones y escenas de sexo desublimadas, aunque la violencia, una cualidad natural y un lei motiv de sus filmes, está contenida y difuminada en todo el relato. Aquí, la hija de un ministro y aristócrata francés vive una experiencia extrema de abnegación religiosa. El Altísimo es su único varón, y su renuncia militante resulta sospechosa para una congregación de monjas en donde Céline parece sentirse más cómoda que en la mansión familiar al lado del Sena. En algún momento, la novicia impenitente la enviarán al mundo secular para que encuentre allí, eventualmente, las señales del Señor. Así, conocerá a un joven árabe, cuyo hermano mayor dedica parte de su tiempo a descifrar en el Corán uno de los misterios de las grandes religiones: la noción de lo invisible. Dios está presente en su ausencia, dice el exegeta (y secreto guerrero), aunque también la justicia está ausente, y es allí que Dios deviene en lanza o en dinamita divina. Una explosión inesperada no muy lejos del Arco del triunfo, precedida de un viaje breve a Oriente, permite pensar que la angelical Céline es capaz de inmolarse, si Dios así lo dispone. En efecto, quien cree no cree que cree. Perversamente ecuménica, Hadewjich no solamente funciona como un estudio del psiquismo religioso y su propensión al delirio, sino que además es un bellísimo retrato del sensualismo metafísico. Un personaje absolutamente secundario confirma con su aparición casi milagrosa en el desenlace que Dumont es un exponente actual de lo que Paul Schrader denominó estilo transcendental.

El ancladero, C.W. Winter y Anders Edström, Suecia-EE.UU., 2009

En los agradecimientos finales, Thom Andersen, James Benning y Pedro Costa, son los primeros de la lista de los mencionados. El ancladero poco tiene que ver con Costa y Andersen, aunque cierto tono contemplativo sí remite al genial director de 13 lagos, un relato minimalista sobre una mujer entrada en años que ha perdido a su esposo y vive completamente sola en su casa en medio del bosque situada en una isla del mar Báltico. Tras una visita breve de sus hijos, Ulla se limita a seguir las rutinas que ordenan su vida cotidiana. La radio es el contacto con el mundo; bañarse en el mar, su contacto con el cosmos. En tres ocasiones se puede escuchar segmentos de su diario personal, una elaboración circunspecta de su soledad en consonancia al hieratismo que atraviesa el temple del film. Como toda película inteligente que trabaja sobre e orden de la repetición, habrá algún elemento que sugiera un cambio, un nuevo principio.

Los labios, Iván Fund y Santiago Loza, Argentina, 2010.

El hiperactivo Santiago Loza se asocia con el joven realizador de La risa, Iván Fund, en esta extraña película cuya mayor conquista es yuxtaponer la ficción y lo documental hasta convertir ambas categorías en nociones obsoletas. Tres médicas parten de la ciudad de Buenos Aires en micro con una misión galena en varias localidades rurales. Recibidas por un funcionario municipal, la residencia en la que habrán de vivir es una metáfora del país: Argentina es escombro y decadencia; a su vez, las visitas médicas a diversos hogares carenciados condensa la pobreza estructural a lo largo y a lo ancho del territorio nacional. No son actores, sino víctimas interpretándose a sí mismos. El radicalismo formal de Loza parece neutralizado por la agenda del film, aunque su humanismo discreto está más presente que en todas sus películas precedentes. El uso y abuso de primeros planos de los rostros reenvía el film a la ópera prima de Fund, pero en este caso, quizás, la predilección por planos cerrados sobre los rostros se justifiquen temáticamente (excepto en la fiesta del desenlace), de tal modo que los pocos planos abiertos airean y liberan la película de su costado estético y conceptualmente asfixiante. La belleza de una tarde tormentosa y el plano final en donde unos chicos juegan en el barro a orillas de un río son algunos instantes que se desmarcan de una atmósfera siniestra. Imperfecta y honesta, Los labios es un legítimo encuentro del cine con quienes no van al cine.

 

Leyendo el libro del bloqueo, Alexander Sokurov, Rusia, 2009.

La voz de Sokurov abre la película y explica el método y el propósito del film. Se habrá de leer pasajes de un libro (El libro de los bloqueos) que recolecta las experiencias de la fallida aunque persistente ocupación alemana en Stalingrado (San Petersburgo) y sus consecuencias devastadoras en la vida cotidiana, pues es necesario -sostiene Sokurov- retomar la decencia y el espíritu de colaboración entre los seres humanos. Como en toda película de Sokurov, el sonido no releva a la imagen sino que instituye algo que ésta carece. Quienes critiquen al film sosteniendo que se trata de un “programa de radio filmado” deberían saber que esa descripción es precisamente fidedigna a la hora de caracterizar el proyecto cinematográfico del realizador. No es una de las grandes películas del responsable de Madre e hijo, pero no deja de ser interesante observar la apropiación colectiva de un texto específico correspondiente a un momento histórico pretérito y su actualización enigmática en el presente.

Como si supieses todo, Hong Sang-soo, Corea del sur, 2009.

Esta genial comedia de uno de los grandes directores del cine contemporáneo, como suele suceder en sus películas, está centrada en los enredos sentimentales y vanidades profesionales de un director de cine que, en la primera parte, debe oficiar de jurado en un festival de música y cine para luego, en la segunda sección, reencontrarse con un viejo amor y un artista (y mentor), ahora casado con una mujer a la que amó. La libertad narrativa, la introducción de alguna secuencia onírica, los triángulos amorosos y el uso particular del zoom, elementos formales y conceptuales de su obra, están presentes como siempre. Hong parece repetir una y otra vez una misma película, pero en cada ocasión existe una variación que vivifica su método de trabajo. En el fondo, sus películas son un retrato de clase aplicado a una comunidad específica, siendo el desorden amoroso su especialidad temática que, como pocos, indaga y expone el carácter inestable y narcisista de los vínculos entre hombres y mujeres.

Fotos: 1) Hadewijch; 2) Los labios

Copyleft 2010 / Roger Alan Koza