SEMANA DEL 28/09 AL 04/10 EN CINECLUBES

SEMANA DEL 28/09 AL 04/10 EN CINECLUBES

por - Cineclubes
29 Sep, 2009 06:04 | Sin comentarios

LA CUMBRE: SALA LUIS BERTI, BELGRANO 470

30 de septiembre, a las 20.30hs: Dreyer en foco

Gertrud, de Carl Dreyer, Dinamarca, 1964

116’ / +13

Cortometraje: Biermann-Film, de Alexander Kluge, Alemania, 1983

El último film de Carl Dreyer es para mí la más hermosa, conmovedora e inagotable de todas las películas narrativas, pero sin duda no es para todos los gustos. Adaptación de una pieza teatral olvidada de Hjalmar Söderberg, la película se centra en una mujer muy terca y orgullosa (Nina Pens Rode) que en el amor demanda un compromiso total y abandona a su esposo y a un viejo amante por un músico joven al que ella le es relativamente indiferente. Los extensos planos secuencia y el sonido directo (rodada casi en su totalidad en estudio) repiten el lento movimiento de una pieza teatral, y la película merece un lugar, junto con El cuarto mandamiento, Lola Montes y Un tiro en la noche, en el panteón de las películas sobre la memoria como encantamiento. El sentido del film gira, parcialmente, en torno a la incapacidad o el rechazo de comprometerse y lo que eso implica a lo largo de toda una vida. Es una película exquisita, insoportable e inolvidable. (JR)

VILLA GIARDINO: EN EL TEATRO ALEJANDRO GIARDINO

4 de octubre, a las 20.00hs:

Somers Town, de Shane Meadows, Reino Unido, 2008

71’ / ATP

«Hay una gema en la piedra que han tirado. Hay una veta de oro puro” se puede escuchar en la canción que abre este film menor pero honesto y reluciente, comisionado por una compañía europea de trenes con el fin de promocionar sus viajes, que elude tanto la propaganda como los lugares comunes del típico drama social del realismo inglés de Ken Loach, incluso en su última incursión populista y fantástica de Buscando a Eric. Aquí, dos adolescentes se hacen amigos en las calles de Somers Town; uno proviene de Nottingham y llega a Londres completamente solo; el otro es inmigrante polaco y vive con su padre. Tras un robo, los dos chicos se encuentran y empiezan a compartir su tiempo; los dos están solos, aunque un vendedor de reposeras y una camarera francesa funcionan como reparo y deseo, respectivamente, en sus vidas. Nada particular o dramático sucede en Somers Town, pero pocas películas capturan la secreta ansiedad y angustia que experimenta cualquier adolescente, más allá de que éstos representen no solamente una generación sino también una clase social específica. Sin embargo, el tono que le imprime Shane Meadows al film dista de ser sombrío: es más bien melancólico y cómico, como si sesgadamente se estuviera homenajeando a Chaplin, y no sólo porque casi en la totalidad de su metraje el film transcurre en blanco y negro. Los planos extensos que suelen componer este relato en las antípodas de Harry Potter (si se trata de películas sobre adolescentes) se colorearán en los últimos cinco minutos del film, momento en donde se materializa la única esperanza al alcance de sus personajes, lo que sugiere un particular tipo de magia que nada tiene que ver con la metafísica y la hechicería sino más bien con el deseo y la imaginación. (Roger Koza)