SEMANA DEL 27 AL 2/9 EN CINECLUBES

SEMANA DEL 27 AL 2/9 EN CINECLUBES

por - Cineclubes
27 Ago, 2007 03:28 | 1 comentario

LA CUMBRE: EN EL CINE LUIS BERTI, BELGRANO 470

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Miércoles 29 de agosto, a las 20.30hs:

La soga, Alfred Hitchcock, EE.UU., 1948.

77 minutos / No recomendada para menores de 13 años

FUNCIÓN ESPECIAL A LAS 18.30: HISTORIA(S) DE CINE, DE JEAN LUC GODARD, FRANCIA, 1988-98.

Este tour de force formal y lúcida reflexión moral es un ejemplo de la maestría de Hitchcock, uno de los realizadores que ha sellado un concepto de cine (que nada tiene que ver con el suspenso) a lo largo de toda su carrera. Basada en una obra de teatro, la totalidad de la trama de La soga transcurre en un living de una casa, aunque como ya ocurría en 8 a la deriva, el espacio reducido no impide que Hitchcock transforme el origen teatral en cine. En efecto, mientras dos jóvenes deciden matar a otro en su propia casa para luego ofrecer una fiesta a la que asisten, entre otros, la prometida del cadáver y el mentor intelectual de los asesinos, Hitchcock compone una puesta en escena muy lejos del teatro. Antes de El arca rusa de Sokurov, La soga fue rodada también en un plano secuencia de 78 minutos, aunque imposibilitado por la técnica, cada 10 minutos se cambiaba de rollo imperceptiblemente. Es muy placentero observar cómo en una misma secuencia el realizador transfigura el plano: un primerísimo plano es seguido de un plano general, y todo parece una coreografía de la mirada en un espacio limitado. La cámara de Hitchcock danza sobre esta pieza macabra, en donde sobrevuelan Nietzsche y Thomas De Quincey, sobre el derecho de matar de los hombres superiores y el asesinato entendido como una de las bellas artes respectivamente, aunque ambas tesis, finalmente, son refutadas por el anonadamiento y retractación del personaje interpretado por James Stewart. (Roger Koza, programador)

LA FALDA: EN RESTAURANTE UGOLINO, 9 DE JULIO 407

Ida Sadeghi, Mohammad Kheyrabadi, Shayesteh Irani, Jafar Panahi

Jueves 30 de agosto, a las 20.30hs:

Fuera de juego, de Jafar Panahi, Irán, 2006

84 minutos / Apta para todo público

Antes de la película principal se proyectará el cortometraje La disciplina de HF, de Gus Vant Sant, 1983.

La quinta película del realizador de El círculo vuelve a explorar, como en aquella oportunidad, la posición de la mujer en la sociedad iraní, siendo esta ocasión más accesible y divertida aunque no menos ambiciosa sociológica y estéticamente. La anécdota, el motor de la historia: un partido de fútbol entre Bahrain e Irán que define la clasificación para el mundial de Alemania 2006, y el deseo de muchas mujeres de ver en la cancha tal evento deportivo. El problema es que el acceso a los estadios está prohibido a las mujeres, y éstas entonces eligen disfrazarse de hombres para acceder a la cancha. Inteligente y cómica, Fuera de juego no tiene un protagonista definido, aunque cada personaje permanece en el recuerdo tras finalizar la película. La maestría de Panahi, antiguo colaborador de Kiarostami, es utilizar un elenco de hombres y mujeres que, a través de diálogos precisos y situaciones verosímiles, materializan una idiosincrasia y una cultura atravesada por un conflicto pleno entre tradición y modernidad. El fuera de campo y los planos secuencias son una marca registrada del director, pero aquí se ajusta perfectamente al relato, ofreciendo el mejor suspenso y una incuestionable veracidad, como en la escena magistral cuando una mujer tiene que ir al baño. Más allá de la ficción, Fuera de juego es un ejemplo de cómo hacer crítica social a través de una comedia, el género más propenso a la imbecilidad por la exigencia que de éste se predica. (RK)

VILLA GIARDINO: SALA TEATRO ALEJANDRO GIARDINO

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Domingo 2 deseptiembre, a las 20.00hs:

El perro mongol, de Byambasuren Davaa, Mongolia, 2006.

92 minutos / Apta para todo público

La segunda película de la realizadora de La historia del camello que llora quizás carece de esos 10 minutos finales de su primera película; no hay aquí rito mongol alguno, ni se trata de un documental al límite de la ficción. Pero sin duda el contexto es el mismo: la vida de los nómades en una Mongolia contemporánea. La historia es mínima: una niña encuentra a un cachorro en una cueva. Su padre no quiere que se lo adopte. Y la niña tenazmente intenta convencerlo. Quizás la anécdota remita a una fábula ancestral, pero mientras que la tensión entre abandonar o adoptar al perro va creciendo, Davaa ofrece un retrato preciso de la vida de una familia nómada, atravesada por una cultura budista tibetana, y en la que existe una interacción entre naturaleza y cultura disímil a la de cualquier occidental moderno. Los planos generales acentúan una percepción del espacio, acaso el hogar móvil del nómada, cuya tienda-casa portátil, como se ve en una secuencia extraordinaria, es una morada desarmable. (RK)