MI AMIGO EL DRAGÓN / PETE’S DRAGON

MI AMIGO EL DRAGÓN / PETE’S DRAGON

por - Críticas, Críticas breves
14 Ago, 2016 10:09 | Sin comentarios

 *** Obra maestra ***Hay que verla  **Válida de ver  * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor

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Por Roger Koza

Mi amigo el dragón / Pete’s Dragon, David Lowery,EE.UU., 2016 (***)

Un niño de 1930, otro de 1977 y alguno de 2016 comparten algunas cosas y en otras son criaturas sin temas en común. Lo que sin duda se mantiene en todos es la obligación y necesidad de aprender. La plasticidad para relacionarse con diversas creencias es constitutiva de la infancia. En cierta forma, Mi amigo el dragón escenifica la experiencia misma de creer; es lo que sucede con el “pequeño salvaje” Pete y también lo que vindica el personaje que interpreta Robert Redford. El que cree no cree que cree, simplemente cree. Todo empieza con una escena idealizada atravesada inesperadamente por una desgracia. Pete está aprendiendo a leer y va de viaje con sus padres. La lección del día consiste en incorporar el término “aventura”, pero el niño adquirirá también otro concepto en su vocabulario, el de “pérdida”. Perdido en el bosque, el huérfano precoz será adoptado por un dragón. El encuentro inicial es magnífico. “¿Soy tu alimento?” le pregunta el niño a la gigantesca entidad verde y alada, probablemente el dragón más querible en años. Seis años después, el niño y el dragón tienen una amistad extraña y entrañable. Viven juntos en el bosque, juegan, se acompañan y se protegen. Hay algo que remite a la misteriosa relación que se establece con los perros cuando ese vínculo no se circunscribe al lugar común de percibir al animal como una mera mascota. Pero ese mundo autosuficiente y sin riesgos se pondrá en juego cuando Pete y Elliot se vean forzados a interactuar con el mundo de los hombres. Es que tarde o temprano Pete tendrá que volver con los suyos, y todo lo que sucederá en el film es justamente la elaboración de ese pasaje cualitativo en la vida del niño, transformación que viene acompañada de aventuras, aunque un poco diferentes a la que sus padres tenían en mente cuando le enseñaban el sentido de la palabra. La nobleza del film de David Lowery es la misma que tenía la versión original de 1977. El universo simbólico del film es el ET de Steven Spielberg, el cual revive un cierto clasicismo para niños que suele estar en extinción en las animaciones saturadas de colores y ruidos, no exentas de crueldad, destinadas a los niños cautivos de la era digital de Pixar.

Este texto fue publicado con algunas modificaciones por el diario La voz del interior en el mes de agosto 2016

Roger Koza / Copyleft 2016