LOS AMANTES IRREGULARES: PALABRAS PRELIMINARES

LOS AMANTES IRREGULARES: PALABRAS PRELIMINARES

por - Críticas
22 Ago, 2012 04:26 | comentarios

Por Roger Koza

Antes de empezar a publicar el conjunto de artículos firmado por Nicolás Prividera bajo el título Los amantes irregulares quiero como editor de este blog decir unas palabras.

En primer lugar, le sugerí a Prividera que publicara las notas que se podrán leer aquí en la revista con la que él ha decidido discutir a fondo: El amante cine. Creí que si la discusión que él entablaría con la crítica (o sus críticos) se circunscribía a algunos miembros del staff de la revista mencionada, correspondía elegir como lugar de discusión a la propia revista. Estoy casi seguro que hubieran aceptado la propuesta.

Sin embargo, Nicolás –y permítanme seguir llamándole por su nombre, ya que no oculto mi amistad con él- me hizo entender que una polémica no debe localizarse necesariamente en un espacio específico. No se trata de una réplica sino de una polémica. Por otro lado, dado que El amante dejó su vida plena en la galaxia Gutemberg y existe hace ya un par de meses en el universo Gates, según Nicolás, esto implica una posible disminución considerable de lectores. Su apreciación, en parte, es correcta: la versión online de la revista es de acceso restringido y para poder leerla en su totalidad se debe pagar una subscripción mensual o anual, la que resulta ostensiblemente barata en ambas opciones. La contracara es que aún no es una costumbre pagar para leer en Internet, y en ese sentido la sospecha de Nicolás frente a la cantidad de lectores me parece justificada. Desconozco qué está sucediendo en la revista al respecto y qué conductas ha suscitado en sus lectores; sólo deseo que la revista exista y que existe por siempre.

No es la primera vez que directa o indirectamente, Nicolás discute desde el blog con algunos miembros de El amante cine. Hubo algunos artículos suyos que sostenían abiertamente una discusión con sus redactores. Pero en esta ocasión la discusión es absolutamente frontal y con nombre y apellido.

Así como Nicolás es mi amigo, a uno de los involucrados en la disputa también así lo considero. No he compartido mucho tiempo con él, pero sé que nos tenemos mutuo cariño. Al resto apenas los conozco; nos saludamos en los pasillos de los festivales y en general tengo la percepción de cierta camaradería profesional. Yo no soy un crítico cuya identidad literaria esté sustentada en la polémica y la confrontación (modalidad que respeto), pero creo haber sido siempre honesto intelectualmente y haber expresado mi punto de vista sin galimatías y piruetas retóricas. Y cuando ha sido necesario discutir con cierta violencia y argumentar a fondo, nunca he temido por asumir una posición; creo profundamente en el disenso y en el descentramiento que implica cualquier polémica.

Espero que la serie denominada Los amantes irregulares convoque al ejercicio virtuoso del uso las facultades racionales. Es cierto que en toda discusión se pone en juego nuestras creencias. Un sujeto no sólo tiene creencias, como suele decirse, sino que él o ella es también sus creencias, está constituido por éstas. De allí que en la confrontación dialéctica la ofensa esté a la vuelta de la esquina. Justamente en el combate epistolar entre Alberdi y Sarmiento, del que da cuenta Tierra de los padres, será éste último el que pierda un poco los estribos, precisamente cuando la argumentación alcanza zonas en donde identidad y concepto se yuxtaponen. Espero que de existir réplicas, incluso las que puedan surgir de los propios lectores, la agudeza racional esté por encima de la calentura retórica.

Creo que no hace falta que vuelva a explicitar mi posición respecto del film. He escrito en varias ocasiones sobre Tierra de los padres y me he pronunciado públicamente en distintas ocasiones, incluyendo en el BAFICI cuando participé de un panel de programadores internacionales. Fue entonces cuando un miembro del público me preguntó de forma personal qué pensaba sobre Tierra de los padres y su ausencia en la programación de la edición en curso. Creo no haberme lavado las manos en esa oportunidad; dije lo que creía e intenté con mi intervención contribuir a un debate posible.

En consonancia con ese espíritu he tomado la decisión de publicar aquí las notas de Nicolás. No son textos cariñosos, pero no están escritos con mala leche; es decir: no se trata, según mi opinión, de lanzas envenenadas en forma de palabras, cuyo objetivo final sería eliminar y prescindir del adversario conceptual. Nicolás le responde a sus críticos y al hacerlo revive el costado más incómodo y apasionante de la crítica cinematográfica. Es el fin de la tolerancia y el principio del choque de las ideas. La verdad, sospecho, merodea en el ruido de esos roces.

Roger Koza / Copyleft 2012