LAS PELÍCULAS DE TRAVIS WILKERSON (02): MACHINE GUN OR TYPEWRITER

LAS PELÍCULAS DE TRAVIS WILKERSON (02): MACHINE GUN OR TYPEWRITER

por - Críticas
14 Feb, 2018 10:15 | Sin comentarios
La película más lúdica de Travis Wilkerson tiene una clara deuda con la tradición especulativa de Chris Marker, pero no deja de ser una película personal y política, como sucede con el resto de su filmografía.

Machine Gun or Typewriter, Travis Wilkerson, EE.UU., 2015.

En un pasaje magnífico el narrador o el locutor radical que está en búsqueda de una mujer que amó, conoció y desapareció, y a la que le dedica un programa radical clandestino, revive una visita que hicieron juntos a un cementerio judío para indigentes llamado Mount Zion en Los Angeles; El fragmento en es notable por el sincero sentimiento de resignación frente a la vileza de la Historia y por la precisión de la puesta en escena, pero es todavía más revelador porque ese episodio aislado en la trama duplica en el interior del film un método de lectura general sobre cómo hendir las certezas de la Historia.

En ese pasaje se alude al destino del escritor judío y comunista Lamed Shapiro, enterrado ahí, junto a otros desconocidos, incluso a decenas de niños enterrados, lo que constituye el triunfo del poder. Cada plano fijo sobre las tumbas sintetiza una inquietud del cine de Wilkerson: desterrar el olvido, remover las partículas de la Historia y recordar al sujeto singular que fue absorbido por los grandes acontecimientos. En las disonancias que nacen de la microfísica del pasado se puede releer o resignificar el sentido de la Historia.

En el contexto del movimiento Occupy, el enigmático cuento de amor que organiza el relato resulta casi una excusa narrativa para desempolvar las historias laterales desperdigadas en el siglo XX, tanto de la ciudad de Los Angeles como las del imperialismo estadounidense y asimismo algunos movimientos políticos radicalizados de la década del ‘70, acaso como sombras que se proyectan en el presente, momento histórico en el cual la violencia política es una interdicción. El título alude a ese límite, y en el prólogo el dilema se enuncia con la claridad que necesita.

La virtud lúdica de Wilkerson, quien reconoce abiertamente aquí una deuda con el gran Chris Marker, le permite constituir un sugestivo caleidoscopio del imaginario político del siglo XXI en tensión con el siglo precedente, trabajando con múltiples asociaciones que retoman esporádicamente el sistema de montaje de Santiago Álvarez, referencia ineludible del cine de Wilkerson.

Roger Koza / Copyleft 2018