LA COLUMNA DE JORGE GARCÍA (21): CUATRO PELÍCULAS DE UN GRANDE

LA COLUMNA DE JORGE GARCÍA (21): CUATRO PELÍCULAS DE UN GRANDE

por - Columnas, Críticas, La columna de JG
25 Jun, 2013 09:39 | Sin comentarios
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Yolanda and the Thief

Por Jorge García

Un gran fracaso comercial y poco apreciado por la crítica, Yolanda y el ladrón es, posiblemente, el film “maldito” de la filmografía del director. Sin embargo en esta historia de tono fantástico y por momentos bastante cercana al kitsch, en la que es necesario suspender cualquier atibo de tentaciones realistas, se perciben –tanto en lo temático como en lo formal- elementos recurrentes en la obra de Vincente Minnelli. En el primer ítem aparece una de las constantes del director, particularmente perceptible en sus musicales y comedias, tal es los esfuerzos de los personajes por conciliar sus sueños con la realidad. En lo formal, la película –más allá del habitual refinamiento visual del realizador- es una embriagadora orgía de color en la que el artificio se hace dueño y señor de cada plano. Podrá extrañarse la presencia de Ginger Rogers (Lucille Bremer es una buena bailarina, pero carece del timing de la Rogers, tanto en las danzas como en los momentos de comedia), pero un par de números –en particular Coffee Time– muestran a Fred Astaire en su mejor forma. Y como plus adicional está la siempre bienvenida presencia de Mildred Natwick, deliciosa, en el rol de la tía de la protagonista.

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CORRIENTES OCULTAS, Undercurrent, 1946, con Katharine Hepburn, Robert Taylor, Robert Mitchum y Edmund Gwenn.

Para muchos críticos y cinéfilos, el núcleo central de la obra de Vincente Minnelli hay que buscarlo en sus musicales y comedias. Sin embargo, varios de sus estilizados melodramas están entre sus obras mayores, pudiéndose apreciar en ellos algunas de las mejores virtudes del director. Corrientes ocultas es la primera incursión del realizador en el género y narra la historia de una muchacha que, luego de casarse  con un rico industrial, percibe en él ocultas y crueles facetas de su personalidad, expuestas a partir de su tortuosa relación con su hermano ausente. Si el film en su primer tercio adquiere el tono de una comedia costumbrista romántica, va virando sutilmente hacia el terreno del melodrama hasta anclar definitivamente en él. Con un estupendo trabajo de cámara y una gran utilización del fuera de campo, Minnelli va construyendo un clima crecientemente ominoso y ambiguo, donde los sentimientos de culpa y la perversidad se dan cita, desembocando en una conclusión cercana al gran guiñol. Si bien es, posiblemente, la película del director con más referencias a otros films (Hitchcock, Cukor), la puesta en escena, más contenida que en otros casos, es eminentemente “minelliana”. Una obra, con menos fama que otras del director en el género, pero igualmente valiosa y con Robert Taylor en uno de los mejores papeles de su carrera.

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Father of the Bride

EL PADRE DE LA NOVIA, Father of the Bride, 1950, con Spencer Tracy, Joan Bennett, Elizabeth Taylor  y Don Taylor.

Tal vez el de las comedias –aun cuando hay en él varias grandes películas- sea el menos apreciado de los terrenos en los que Vincente Minnelli desarrolló su filmografía. Este film, que narra las reacciones que provoca en una familia de clase media –particularmente en el padre-, la noticia del próximo casamiento de su hija es una buena muestra de lo antedicho. Con un notable manejo del ritmo narrativo, el director desarrolla, antes que nada, un lúcido y profundo estudio de caracteres, plagado de observaciones sobre las conductas de ese sector social enfrentado a un acontecimiento imprevisto. Además, Minnelli, con enorme sutileza y a través de una brillante estructura de comedia, muestra las tensiones y frustraciones que se ocultan en una familia tras una apariencia feliz y sin conflictos. Hay varias secuencias memorables, como la de la preparación de la iglesia para la boda y también cabe señalar que más allá de las virtudes señaladas del director, la memorable composición de Spencer Tracy como el atribulado padre es un plus adicional para una película que está entre las mejores del realizador.

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HERENCIA DE LA CARNE, Home From the Hill, 1959, con Robert Mitchum, Eleanor Parker, George Peppard y George Hamilton.

Así como señalábamos, a propósito de Corrientes ocultas, su carácter contenido, este film es el más desbordado y barroco de la serie de notables melodramas que dirigiera Vincente Minnelli. Ambientado en una pequeña ciudad texana, el film narra los conflictos que se suscitan en el seno de una familia dominada por un patriarca machista, que vive con una esposa frígida y un hijo al que trata de inculcar sus presuntas virtudes ante la aparición de otro hijo del hombre, fruto de una relación ocasional con otra mujer. Este hecho desencadenará una serie de situaciones que el director tensará al extremo, construyendo una de sus obras más recargadas y complejas. Robert Mitchum, en una de las mejores actuaciones de su carrera, compone a un personaje de rasgos marcadamente “hustonianos”, de una dureza y rusticidad implacables y George Hamilton ofrece una caracterización inesperadamente eficaz de su sometido hijo. Una película que tal vez no trasmite el refinamiento y estilización visual de otros trabajos del director pero que, en cambio, ofrece una cruda mirada –marcadamente alejada de la corrección política- sobre la institución familiar.

Jorge García / Copyleft 2013