Jorge García

Caso extraño del de Humberto Ríos, quien acaba de fallecer en Buenos Aires, ya que a pesar de lo escueto de su obra, es reconocido como un referente por muchos documentalistas del continente, algo que es probable que también tenga que ver con su insobornable postura ética. Nacido en La Paz, Bolivia, antes de dedicarse al cine trabajó como dibujante y fotógrafo y en 1960 se radicó en Buenos Aires. A pesar de en ese momento comenzaba el auge de la llamada Generación del 60, nunca estuvo ligado a ese movimiento y, en cambio, prefirió trabajar en películas que trataban sobre temas sociales y políticos. Su primer corto, Faena (1960) sobre el trabajo de los matarifes, hoy es un clásico a la altura de La sangre de las bestias, de Georges Franju. De su no demasiado abundante obra corresponde destacar su trabajo como iluminador en México, la revolución congelada, de Raymundo Gleyzer, un cineasta asesinado por la dictadura militar y sus dos films más conocidos, Eloy, un preciso relato sobre un bandolero chileno y Al grito de este pueblo, un vigoroso documental sobre las luchas de los mineros bolivianos. Muy querido y respetado por colegas y alumnos, continuó a lo largo de los años siendo un gran propulsor de un cine militante y comprometido.

Jorge García / Copyleft 2014