FICUNAM 2018 (11): M

FICUNAM 2018 (11): M

por - Festivales
05 Mar, 2018 10:40 | comentarios
La segunda película de Eva Villaseñor confirma el talento de la joven directora mexicana. (Ahora México)

M, Eva Villaseñor, México,2018

Dos planos consecutivos en el inicio de una foto de dos niños juntos y felices no es otra cosa que la reservada presentación de un punto de vista: ese vínculo establece el campo y el fuera de campo de M, porque este retrato del rapero Tankeone, oriundo de Aguascalientes, le atañe a su hermana, Eva Villaseñor. Tímidamente, esto se explicita del todo en un instante de inevitable conmiseración, y también en una dedicación explícita al final del film.

La proximidad no es un escollo, es más bien un privilegiado lugar de observación del personaje, cuya intensidad existencial lo desborda, al igual que una situación social propensa a la violencia. Un par de planos sobre un volcán en actividad permite conjeturar que Villaseñor imagina así a su hermano, quien, al canalizar la furia y la insatisfacción, cualidades emocionales tan suyas como de su generación, crea hermosas rimas no exentas de dolor y rabia.

La capacidad del rapero consiste en asociar velozmente los datos empíricos y sociológicos que lo rodean y hallar palabras que expresen un estado de ánimo que es propio y colectivo. Villaseñor intuye que ese modelo poético es el que debe emplear para seguir la cotidianidad de su hermano. Trasponer la oralidad de la rima a la cámara es casi imposible, pero algo de eso se percibe en algunas inserciones sugestivas de planos “inconexos” que pueden detenerse en un laberinto, mostrar a Tankeone corriendo alrededor de unas construcciones extrañas, focalizar las enigmáticas expresiones de un dogo y contemplar el mencionado volcán.

M no prescinde de señalar el contraste entre la figura pública del cantante exultante y seguro y su versión privada, signada por la vulnerabilidad, disociación que se repite entre el orden de sus apariciones públicas y el desorden estructural de su vida doméstica. Villaseñor aprovecha estéticamente el lazo de parentesco: esos fascinantes contrastes son propios de la puesta en escena, regida por una lógica dispersa en sintonía con la subjetividad del músico.

Roger Koza / Copyleft 2018