FICIC 2021 (07): LO QUE VENDRÁ: CINE EN 35MM

FICIC 2021 (07): LO QUE VENDRÁ: CINE EN 35MM

por - Festivales
01 May, 2021 03:00 | Sin comentarios
Tres películas en 35mm. Tres cortometrajes sorprendentes; el de un maestro del cine, el de una cineasta secreta vernácula y otro más que muy bien representa una tradición cinematográfica.

Ruptura, Pierre Étaix, Francia, 1961.

Comedia negra extraordinaria, cuyo inicio toma de la tradición de Keaton y su desarrollo de varios elementos estéticos asociados a la poética sonora y cómica del cine de Jacques Tati. La ruptura evocada en el título es de índole amorosa, pero la comicidad está trabajada en una especie de concatenación trágica nacida de la incapacidad del protagonista de manipular los objetos que reposan en su escritorio mientras intenta escribir una carta a su amada. El empleo visual del espacio reducido y el sonido de los objetos para desplegar los inconvenientes que tiene con las cosas el doliente enamorado son increíbles, y pueden ser entendidos dramáticamente en todo su alcance cuando un poco antes del desenlace el plano se abre y se puede observar el desastre en su entera dimensión.

De los abandonados, Mabel Itzcovich, Argentina, 1962.

Tres cortometrajes hizo la periodista Mabel Itzcovich, y basta conocer este para afirmar que de haberle dedicado más tiempo al cine su nombre hubiera sido ineludible en la historia de este arte. Si la voluntad didáctica de esta película orientada a concientizar el padecimiento del hospitalismo en los niños tiene la fuerza que ostenta se debe a que cada plano tiene una sensibilidad formal acorde al tema elegido, de lo que se predica un concepto de cine preciso y autónomo de la misión autoimpuesta por quien está detrás de cámara. Para advertir sobre los estragos psíquicos que se les ocasiona a los niños aislados de sus respectivas madres en una sala hospitalaria, Itzcovich prefiere travellings para dar a conocer los interiores del hospital y planos fijos de las caras de las madres, añadiendo algunos apuntes sociológicos visuales mientras la voz de Norma Leandro suministra la información necesaria para comprender el problema. En la contundencia estética reside el secreto persuasivo de la argumentación, o, dicho de otro modo: en el poder del cine.

El hombre y el cielo, Felix Neimerk y A. Dinkevich, Unión Soviética -década de 1960-.

La gran atleta Valeria Marinicheva saltó del avión al vacío con su paracaídas en la espalda y con la confianza que otorga saberse dueña de un récord mundial mientras “el maestro del deporte” Felix Neimerk la filmaba en el aire con las exigencias acrobáticas que la acción requería, y ambos estaban cinematográficamente protegidos por una tradición, la soviética, en la que la naturaleza no era solamente un recurso, sino también una presencia poética, y los hombres y las mujeres no dejaban de sentir asombro frente a esta. Fue Dinkevich quien dirigió, pero podría haber sido un maestro celebrado o un cineasta ignorado, porque en esta tradición el arte de pensar ángulos de cámara existía con fuerza propia, un contrapicado dignificaba, un travelling suscitaba felicidad y nada relacionado con el registro estaba subordinado solamente a narrar. La estética de una tradición expresaba una visión; luego, cada cineasta le imprimía algún tinte personal, si hacía falta.

*Este fue comisionado para ser publicado en el catálogo del FICIC 2021.

*Esta sección es posible por la generosidad de Fernando Martín Peña y ha sido programa por él en el nombre de Filmoteca.

Roger Koza / Copyleft 2021