El CIELO GIRA

El CIELO GIRA

por - Críticas
12 Nov, 2007 03:42 | Sin comentarios

**** Obra maestra *** Hay que verla ** Válida de ver * Tiene un rasgo redimible °Sin valor

Por Roger Alan Koza

EL VIENTO NOS LLEVARÁ

El cielo gira, España, 2004.

Dirigida por Mercedes Álvarez. Escrita por M. Álvarez y Arturo Redin.

*** Hay que verla

La extraordinaria opera prima de Álvarez es una tesis indirecta sobre la esencia del cine.

En una combinación perfecta entre El sol del membrillo, de Víctor Érice y En construcción, de José Luis Guerín, El cielo gira, de Mercedes Álvarez, ganadora indiscutible de todos los premios importantes de la séptima edición del BAFICI, pertenece a una tradición minoritaria del cine español, específicamente, la de Érice y Guerín, una que entiende al cine como ejercicio contemplativo, capaz de capturar lo extraordinario en la vida ordinaria y de atrapar en imágenes el tiempo en su duración. No se trata de una concepción narrativa del cine, pero ello no impide que en el registro se constituya un relato.

El título ya implica movimiento, un devenir. En efecto, el cielo gira, y quienes vivimos bajo ese cielo, nacemos, crecemos y morimos. La impermanencia es la regla. Así concibe Álvarez su regreso a su pueblo natal, Aldeaseñor, un páramo casi fantasma en la provincia de Soria, España. Parece la nada, el fin del tiempo. Allí, en donde a principios del siglo XX moraban 450 personas, hoy viven 14 hombres y mujeres, casi todos ancianos, y Álvarez ha sido la última en nacer allí. Su deseo explícito es filmar el trance de desaparición. Es decir, ver cómo un estilo de vida se extingue, lo que implica seguir meticulosamente un proceso lento pero constante, en donde un modo de habitar prescribe para siempre.

Por más de un año, Álvarez documenta el crepúsculo simbólico de su pueblo. Pero descubre en su estadía la lógica propia de la misma naturaleza. No todo muere para siempre. En verdad, la historia de Aldeaseñor y sus alrededores está sedimentada en la misma tierra y los vestigios arquitectónicos que todavía son perceptibles. Allí hubo dinosaurios, como enseña una anciana. Allí estuvieron los celtíberos y los romanos. Para los viejos pobladores el antiguo castillo árabe fue el objeto de múltiples cuentos de espectros de otro mundo. La historia, secretamente, permanece presente. Álvarez lo expresa poéticamente, en uno de los tantos instantes sublimes de su película, cuando reconstruye las crónicas de un olmo que yacía en el centro de su aldea.

Cosmológica y humorística, El cielo gira es también una difusa pero consistente meditación sobre los vínculos del cine con la pintura y la fotografía. La solidaridad entre estos tres artes visuales son ejemplificados en fundidos magistrales: un árbol en una colina de Aldeaseñor prolonga su existencia, a veces en un plano general, otras en el lienzo del pintor Pello Azketa, quien acompaña artísticamente a la cineasta.

En unos de las tantas bellísimas panorámicas, Antonino, el gran protagonista del film, camina cuesta arriba con otro amigo. Parecen filósofos peripatéticos: piensan caminando, y postulan entre pasos el carácter transitorio de sus vidas. El viento los llevará. Y así, mientras que los últimos pobladores discuten sobre los misterios del universo, unos aviones ultrasónicos cruzan el cielo rumbo a Irak. El mundo es uno.

Copyleft 2000-2007 / Roger Alan Koza

Esta crítica fue publicada en el mes de noviembre por el diario La Voz del Interior de la provincia de Córdoba.