LIVIANDAD GARANTIZADA

En el inicio, el ubicuo personaje de El brindis afirma: “Hagamos lo que hagamos, nunca controlamos nada”. Parece la conclusión de un analizado o la observación filosófica de un pensador existencialista entregado a la sentencia banal, figuras alejadas del protagonista que interactúa y se dirige a la audiencia confesando una desgracia reciente y posteriormente especulando a lo largo una hora y media sobre el destino, el amor, el carácter, los vínculos familiares, las relaciones sociales y otros menesteres. En efecto, el envío de un mensaje de texto a la mujer que le ha pedido un “descanso” en la relación y una cena familiar en la que se invita a Adrien a que dé un discurso en la solemne fiesta de casamiento constituyen las dos escenas centrales en las que pivotea el resto de las secuencias. 

El presunto ingenio de El brindis radica en su alinealidad voluntaria por la que el relato va de atrás para adelante y vuelve al presente de la película con una velocidad narrativa y de montaje que respeta la ansiedad contemporánea por el ritmo frenético en la narración y una asociación de fragmentos desplegada del mismo modo con el que se abren las ventanas de páginas web en una computadora. Una escena desemboca en otra y así sucesivamente porque el régimen de asociación narrativo responde a las ocurrencias del protagonista, que puede recordar sus primeros pasos en la seducción femenina o imaginar versiones dispares de su performance como orador en el agasajo a los novios recién casados.

En este sentido, Laurent Tirard poco comparte con la filosofía de su personaje: el cineasta controla todos los fragmentos con la elocuencia dramática de un algoritmo y distrae con variopintos recursos estéticos propios de un creativo de publicidad que conoce su oficio y sabe que el truco consiste en estimular sin cansancio a su interlocutor. A la verborragia del personaje se añaden artificios de software y efectos heterogéneos con los que se pretende sincronizar visualmente la naturaleza especulativa del discurso del personaje. ¿Existen los planos en esta comedia? ¿Existe alguna consideración a cómo se puede filmar la palabra? 

La comedia es una invención hermosa. Puede erigirse en la correspondencia fallida entre el cuerpo y el lenguaje, entre el cuerpo y las cosas y asimismo en la madeja de la comunicación, en donde las palabras nunca significan del todo lo que pretenden decir. El brindis intenta por las tres vías señaladas y pocas veces conquista el ritmo y prodiga sorpresa. Hay un par de gags respetables y alguna idea estimable; el resto es esterilidad estilística e insignificancia dramática.

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El brindis / Le discours, Francia, 2020.

Escrita y dirigida por Laurent Tirard. 

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*Publicada en La Voz del Interior en el mes de septiembre 2022

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Con los ojos abiertos / Copyleft 2022