Ustia, Rodrigo Moreno, Argentina, 2018

La geografía no es solamente la difusa demarcación de un ecosistema en el que pueden o no habitar seres humanos. Puede ser también el recinto que evoca un tiempo, o un endeble signo de la memoria, por ejemplo, un río. Ustia es un río de Ucrania que un grupo familiar recién llegado de Rovno, a principios del siglo XX, confundía emocionalmente con el río Paraná. El nieto de aquellos inmigrantes hizo un film en otro río argentino, el Uruguay, pero mientras filmaba sintió que en verdad estaba rodando en las orillas del Ustia. La geografía es también una invención de la intimidad y, como tal, puede ser trasladada en imágenes y sonidos. Basta un plano secuencia en una pequeña lancha y una amable melodía de un piano para prodigar a un desconocido esa experiencia tan íntima que parece intransferible.

La extraña. Notas sobre el (auto)exilio, Javier Olivera, Argentina, 2018

Este es un film sobre el devenir, o también una indagación amablemente filosófica sobre la imposibilidad actual de decir: “Esto soy yo y pertenezco a este lugar”. El testimonio de Atahualpa Yupanqui y del psicoanalista uruguayo Marcelo Viñar cifran dos épocas del mundo, al igual que los materiales de archivo empleados de Buenos Aires y Nueva York, a veces fundidos con otros planos generales de ciudades no del todo identificadas. El tiempo del film es aquel en el que muchos eligen el exilio y otros son empujados a este; el exilio es aquí una condición de existencia inestable que implica desarraigo, de lo que se predica una disociación entre tierra, cuerpo y lenguaje. Todo esto es inducido por distintos planos sugestivos (de puertos, casas abandonadas, paseos solitarios y entre multitudes, panorámicas desde aviones), matizados por citas filosóficas y cinematográficas, todos sujetos a un montaje discontinuo, esa lógica de asociación por la cual experimentamos y organizamos nuestro ser en el mundo.

Roger Koza / Copyleft 2018