CHARLIE CHAPLIN

CHARLIE CHAPLIN

por - Libros
07 Dic, 2016 04:28 | Sin comentarios

9788435027328EL HOMBRE PARADÓJICO

Por Roger Koza

En el capítulo 12 titulado “¿Por qué no saltas?”, el novelista inglés Peter Ackroyd, aquí biógrafo de Charles Chaplin, hace una afirmación que caracteriza al mayor cineasta popular de la historia del cine: “¿Qué relación existe entre Chaplin y Charlot? A medida que Chaplin fuera adquiriendo fama y posición en la vida, Charlot iría volviéndose menos resuelto y más sumiso. Cuanto más suscitara Chaplin las iras del público por su inveterada condición de mujeriego, tanto menos libidinoso aparecía Charlot. Si Chaplin se hace millonario, Charlot continúa anclado en la pobreza”. Esta tensión dialéctica define al hombre y al personaje, y cuando el libro de Ackroyd se atiene armónicamente a ese vaivén este nuevo intento de examinar la vida del director de La quimera de oro y El circo adquiere relevancia. No siempre sucede, y eso resiente a Charlie Chaplin.

Publicado en su idioma original en el 2014, Ackroyd desestima explicar la motivación de escribir una nueva biografía del cineasta a más de casi 40 años de la muerte de Chaplin. La propia autobiografía de Chaplin precede a este libro. ¿Qué viene entonces a desenmascarar o a problematizar el libro de Ackroyd? En principio, nada. El relato lineal en 365 páginas describe con gran elegancia la genealogía del artista, el contexto social, los matrimonios fallidos, la caótica vida familiar, los escándalos políticos y las diversas situaciones económicas e institucionales que acompañaron la creación de las películas. Algún que otro apunte estético ilumina una prosa destinada inexorablemente a una lectura amena que no requiere esmerarse en detectar un señalamiento inesperado. He aquí la virtud y también el propio límite de la empresa literaria: al avanzar en la lectura, la descripción y el acopio de información asignan al tono afable del análisis una insuficiencia de hipótesis. La mayor conjetura es la citada más arriba.

Un buen ejemplo es la forma con la que Ackroyd sobrevuela las propias películas como fuente imprescindible de su lectura, en especial cuando las películas en cuestión son centrales en la obra del cineasta. La mayor verificación del improductivo método se constata cuando el autor atraviesa la época de preparación de un filme que define cabalmente todo el cine de Chaplin: Monsieur Verdoux. ¿Por qué, antes de ir al patíbulo, el Landrú de Chaplin vuelve a caminar como el pretérito Charlot? ¿No le motiva al autor sugerencia alguna?

Es cierto que Ackroyd no es crítico de cine, pero la premisa citada se radicalizaría si el autor se detuviera en el detalle, exigencia que el propio Chaplin se autoimponía para su propio trabajo. A Ackroyd le basta qué se ha dicho de cada filme en su momento de estreno; no solamente desdeña trabajar sobre la evidencia de los filmes, sino que también prescinde de entender la evolución de su recepción. El único pasaje en el que se conjura esa deficiencia es el concerniente a la época en la que Chaplin trabajó en los estudios Keystone. El capítulo 5 sí propone una tesis sobre la relación entre el movimiento, el cuerpo y el ritmo en las comedias físicas de la primera etapa.

Esto no significa que los 20 capítulos carezcan de valor. La documentación es impecable y las variaciones de perspectivas sobre Chaplin zanjan el abuso del psicologismo y de la generalización sociológica. En verdad, la biografía de Ackroyd tiende a la novela, como bien se puede apreciar en el párrafo inicial, que es de una manifiesta hermosura estilística. En varias oportunidades, Ackroyd llama a Chaplin “nuestro personaje”.

Charles Chaplin murió el 25 de diciembre de 1977, y Ackroyd nos recuerda el desagrado que tenía el cineasta por esa celebración religiosa que goza del beneplácito de las mayorías. De Chaplin, un asiduo lector de Schopenhauer, no se podría esperar otra cosa, paradójica elección filosófica para un artista que siempre fue postulado como ícono de ternura y simplicidad.

Charlie Chaplin, Peter Ackroyd, Edhasa editorial, 384 páginas

Esta crítica fue publicada por la revista Ñ en el mes de diciembre 2016

Roger Koza / Copyleft 2016