BERLINALE 2022: FASSBINDER CON BARBIJOS

BERLINALE 2022: FASSBINDER CON BARBIJOS

por - Festivales
10 Feb, 2022 08:39 | Sin comentarios
Comenzó la edición número 72 del Festival de Berlín. En los papeles es una edición soñada. La película de apertura es un intento liviano pero honesto de convocar a un monstruo del cine: Rainer W. Fassbinder.

El cielo de Berlín está cubierto de nubes, el frío es perceptible pero no imposible de resistir y la ciudad se parece mucho a la de antes de febrero de 2020, mes en el que se celebró como solía hacerse siempre el Festival de Cine de Berlín, después de Cannes, el más influyente y poderoso del mundo. Tras la pandemia, durante el 2021, el festival se hizo en dos turnos: primero online para la prensa y la industria, en la primera semana de marzo; después, ya en el verano europeo y al aire libre, el festival congregó a los berlineses en decenas de funciones. Fue una solución ingeniosa. 

En enero de este año, con las curvas de contagios de coronavirus alcanzando alturas inesperadas, las especulaciones apocalípticas no se hicieron esperar, más todavía cuando Rotterdam y Sundance, los dos festivales fuertes de inicio del año, pasaron de la presencialidad a la virtualidad. Los alemanes no se precipitaron a cancelar la opción presencial (sí lo hicieron con todo el mercado cinematográfico que funciona durante el festival) e idearon un sistema inteligente que atenúa el riesgo y desmantela la paranoia. Habrá funciones como siempre, para las del público se pedirá el pase sanitario con las tres vacunas y para la prensa se añade un requisito comprensible: un test de antígeno diario. Es engorroso, pero racional y, bien organizado, apenas una prueba de paciencia menor.

El Oso pisa fuerte

El jurado de la competencia oficial

La llegada en el 2020 del italiano Carlo Chatrian como director artístico de la Berlinale, acompañado de su equipo de programadores y con la coordinación estética del crítico canadiense Mark Peranson, fue un pequeño sismo en el ecosistema de los festivales, en el que Cannes es un invencible Tyrannosaurus rex. El poder de Cannes es evidente y sigue siendo la institución que delinea qué es el cine contemporáneo de autor.

Sin embargo, la nueva línea berlinesa constituye un desafío al régimen francés. En las tres ediciones ya curadas por Chatrian y los suyos, se puede entrever una lectura lúcida del cine contemporáneo, mucho más a tono con la época, en la que se reconoce la tradición de los autores pero se percibe también cómo el cine puede aún reinventarse y quiénes pueden ser los responsables. El año pasado apostaron por el joven georgiano Alexandre Koberidze (¿Qué vemos cuando miramos el cielo?) y por Ryūsuke Hamaguchi (después consagrado en Cannes y ahora en los Óscar con Drive my Car), quien estrenó en la Berlinale 2021 la hermosa La ruleta de la fortuna y la fantasía. En esta ocasión, Berlinale apuesta en la competencia oficial a cineastas mujeres, como la boliviana Natalia López Gallardo, que estrena su ópera prima Robe of Gems, y también la española Carla Simón y su segundo largometraje Alcarrás. Ambas pueden tener en esta edición la suerte de sellar un destino sólido en el cine contemporáneo. 

Tres largometrajes vernáculos conocerán su estreno en la Berlinale. El más destacado es el estreno de la quinta película de Gastón Solnicki, titulada A Little Love Package, en la sección competitiva Encounters, segunda competencia de importancia destinada al cine más libre y representativo de nuestro tiempo. En la sección paralela Forum, otra sección que cobija propuestas heterodoxas, Jonathan Perel vuelve a Berlín con Camuflaje y Alejo Moguillansky debuta en este festival con La edad media, en esta ocasión codirigida con Luciana Acuña.

Las apuestas por los nuevos cineastas en la competencia siempre están balanceadas por grandes nombres, y son de primer orden, como los de Cannes: acá estrenan Paolo Taviani (Leonora addio), Hong Sang-soo (The Novelist’s Film) y Claire Denis (Avec amour et acharnement), entre otros. Y hay muchos otros cineastas de peso, incluso en otras secciones, como Alain Guiraudie, que dará a conocer Viens je t’emmène. Esto recién comienza y promete. En los papales, es un festival soñado. 

El espectro de un inimitable

Nadie como él, ni acá ni en ningún lado, nadie como Rainer. W. Fassbinder, esa fuerza incontrolable que hacía películas, obras de teatro, también podía estar delante de cámara y escribir libros. Su vida duró demasiado poco, porque murió a los 37 años, pero le bastaron menos de veinte años de actividad para dejar una huella de modernidad e inconformismo que aún hoy, después de su muerte, no encuentra heredero en su país. 

La película de apertura de la Berlinale, que también es parte de la competencia oficial, se titula Peter von Kant, una adaptación libre de Las amargas lágrimas de Petra von Kant dirigida François Ozon. En el relato, Peter von Kant es director de cine y bien se podría sustituir el apellido que remite indefectiblemente al filósofo de la Razón por el del cineasta del irracionalismo: Fassbinder, a secas. De la película Las amargas lágrimas de Petra von Kant repite el esquema protagónico y la violencia vincular entre un exitoso profesional, un asistente maltratado casi esclavizado y un candidato amoroso muchísimo más joven que el amo de casa. En la versión de Ozon hay más personajes y algunas otras diferencias.

Denis Ménochet interpreta a von Kant-Fassbinder; su semblante remite al coloso de Baviera. No se trata solamente de un trabajo mimético, sino más bien de un laborioso ejercicio de traslación gestual y comprensión anímica del universo de Fassbinder. Ménochet se parece a varios de los personajes que interpretó Fassbinder; tiene el mismo magnetismo, puede ser vulnerable como aquel, agresivo y posesivo, un torbellino de estados de ánimo. La furia contenida y la desesperación por no ser correspondido en el amor se expresa con un movimiento de ojos. La película es firme porque él es el centro que organiza todo lo que sucede en el relato.

No es la primera vez que Ozon se ocupa de Fassbinder. En Argentina se estrenó dos décadas atrás Gotas de agua sobre piedras calientes. El cineasta francés conoce muy bien el universo estético del cineasta alemán, y acá lo evoca cromáticamente con hermosos rojos y azules en varios pasajes, aunque la gran referencia tiene lugar a mediados del metraje cuando Hanna Schygulla aparece en escena interpretando a la madre de Peter. Es una escena curiosa y perversamente tierna; es probable que a Fassbinder le hubiera encantado verse consolado por su actriz preferida cantándole como a un niño para que el sufrimiento lo abandone por unos minutos y en paz pueda entregarse al sueño.

*Publicado en otra versión en el diario La Voz del Interior en febrero 2022.

Roger Koza / Copyleft 2022