BALANCE UNASUR 2013: UNA GRATA EXPERIENCIA

BALANCE UNASUR 2013: UNA GRATA EXPERIENCIA

por - Festivales
28 Sep, 2013 11:31 | Sin comentarios
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Soy mucho mejor que vos

Marcela Gamberini

La segunda edición del festival de cine de UNASUR de San Juan nucleó a producciones latinoamericanas, entre ellas una buena cantidad de películas argentinas. En la Competencia oficial internacional, sección ficciones, se presentaron la paraguaya 7 cajas, una buena sorpresa, dinámica y coherente;  Chicama, una muy buena apuesta peruana, cálida en sus imágenes, reflexiva en su argumento; la ya reseñada En el nombre de la hija, una producción ecuatoriana que más allá de la película en sí misma fue muy intensa la charla que tuvo Tania Hermida, su directora, con el público a posteriori de la proyección. En este fructífero espacio Hermida dio cuenta de la situación del cine en Ecuador, con una industria inexistente, sin intervención del estado y que sin embargo, lenta pero tenazmente, ese cine se va constituyendo.

 También estuvieron presentes  en esta sección, la controvertida  película del chileno Larraín No; la interesante opera prima argentina Por un tiempo, Gustavo Garzón, una propuesta cálida y efectiva que logra sostener, a fuerza de las buenas actuaciones de Ana Katz y Esteban Lamothe, una narración que fluye, sin altibajos, sin estridencias pero con efectividad. La chilena  Soy mucho mejor que vos del carismático Che Sandoval, es una propuesta más que interesante, donde un antihéroe de 40 años se debate entre amores, entre formas de vida, entre destinos. Sandoval se arriesga con una propuesta que deja al espectador reflexionando sin dejar de ser la película una comedia dinámica, punzante en sus diálogos e inteligente en su puesta en escena.  A la vez, Sandoval no deja de mostrar la idiosincrasia de su pueblo chileno;  la mirada del director es, una mirada crítica tanto sobre su generación como sobre su pueblo.

La uruguaya Tanta agua se acerca un poco a la de Garzón en cierta mirada sobre la familia, sobre las relaciones filiales, sobre el espacio. Un padre divorciado sale de vacaciones con sus hijos y la experiencia no es la habían planificado, llueve todo el tiempo sin parar. El ámbito mojado y húmedo, la necesaria cercanía de los cuerpos de los hermanos y del padre, los escasos diálogos, hacen de esta película una propuesta cálida y amena, que da cuenta de la dificultad de la conformación de las familias contemporáneas.  Finalmente, la ganadora de esta sección fue la película de Lucía Puenzo, Wakolda, basada en su libro de su autoría. La película que ya ha sido estrenada en capital cuenta la historia de  Josef Mengele en el sur, demasiado planificada en su puesta en escena, reiterativa en su aspecto simbólico y a veces monocorde, con personajes que no logran captar el momento en el que están viviendo, que no logran reaccionar nunca; la película es correcta, prolija y está bien contada.

En la sección Documentales de la Competencia oficial internacional hubo muy buenas propuestas, tal vez haya sido ésta la mejor sección del todo el festival.  La ganadora merecida fue La chica del sur del argentino José Luis García aunque podrían haber ganado el premio la boliviana Ciudadela o Domestica o La forma exacta de las islas. Estas películas comparten en su esencia una fuerte irrupción de lo político, mostrando el estado actual de sus lugares de residencia, sus situaciones extremas, el cruce entre la vida privada de los ciudadanos comunes y la vida pública.

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Blackie: una vida en blanco y negro

La mayoría de las películas elegidas para la sección ficción de la Competencia argentina cine del sur fueron propuestas más que interesantes aunque estrenadas muchas de ellas o vistas en otros festivales. Sobresalió en esta sección la más que entrañable La paz de Santiago Loza y la inquietante e inteligente La araña vampiro de Gabriel Medina. En la sección documental de esta Competencia argentina, sobresalió Blackie: una vida en blanco y negro que fue lamentablemente inadvertida en su estreno en el cine Gaumont el año pasado, cuando se cumplieron 100 años del nacimiento de esta Silvina Ocampo judía y plebeya que fue un personaje relevante desde la década del 30 con su oscuro jazz hasta sus valiosas y todavía plagiadas, incursiones en el mundo televisivo. El trabajo de archivo que hace Alberto Ponce su director es impresionante: combinado las imágenes con valiosos testimonios de quien conocieran a fondo a esta mujer increíble que había sido amiga de Ella Fitzgerald y de Louis Amstrong y que tuvo una mirada de avanzada para la época, rebelde y revolucionaria, es suficiente.  Este documental que releva a través de Blackie (con una buena voz en primera persona) los orígenes de los medios en las Argentina debería tener algún tipo de  circulación comercial más masiva.

En las funciones especiales se destacó el proyecto colectivo de La otra mirada, un conjunto de cortos que realizaron chicos de barrios periféricos de distintos lugares de país. El proyecto global estuvo a cargo de Florencia Kirchner y a su vez, cada corto tuvo un supervisor quien le dio a los chicos algunas nociones técnicas básicas. Directores como José Celestino Campusano, Sabrina Farji o Sandra Gugliotta tuvieron esta tarea y el resultado, aunque desparejo no deja de ser un buen ejercicio para mostrar la cotidianeidad en esos lugares apartados de los multimedios, de las grandes cadenas hegemónicas de las salas de cine y tal vez, lo más importante, aquellos que están alejados del acceso al conocimiento sobre cine, ya sea teórico o técnico.

Muchas de las películas proyectadas, permitieron a los espectadores ponerse en contacto con cinematografías latinoamericanas que pocas veces llegan a las pantallas. Este contacto nos dio la posibilidad de redescubrir el espacio simbólico y real de una Latinoamérica profunda y olvidada en muchos casos. Poner en escena, en primer plano, escenas de la vida cotidiana en un paisaje real, con su música de fondo, con sus quehaceres, con sus dinámicas; es en definitiva mostrar la urgencia de imprimirle al cine una fuerte mirada política que no deja de ser ética y estética a la vez. Tanto las ficciones como los documentales exhibidos, de algún modo se presentaron como el reverso de las ideologías cinematográficas dominantes.

Marcela Gamberini / Copyleft 2013