BAFICI 2017: DÍAS INTENSOS

BAFICI 2017: DÍAS INTENSOS

por - Festivales
25 Abr, 2017 06:37 | Sin comentarios
Un breve comentario sobre algunas películas de las competencias del BAFICI 2017

Así como toda película jamás consigue aislarse de las fuerzas históricas que determinan bastante las condiciones creativas y de producción, un festival de cine tampoco es inmune al contexto en el que se desarrolla. La reciente crisis en el INCAA y en la ENERC no solamente se sintió en el día de la inauguración, momento en el que tuvo lugar la última protesta numerosa sobre el tema; desde entonces, todos los cineastas argentinos, e incluso los uruguayos y los colombianos, insisten antes de las presentaciones en que la comunidad cinematográfica debe estar atenta, más allá de las declaraciones de los funcionarios acerca de que nada sucederá. La defensa del cine argentino es el legítimo mantra que se repite en las salas.

Mariano Llinás, en nombre de su colectivo creativo llamado El Pampero Cine, fue hasta ahora el más vehemente: habló de ruines y menos ruines, y señaló la ironía histórica de su defensa, pues siempre estuvieron en contra del instituto. Esto fue antes de la presentación de La vendedora de fósforos, el nuevo filme de Alejo Moguillansky, tan lúdico como siempre y en esta ocasión más político que nunca.

A propósito de la visita de Helmut Lachenmann al país, durante los ensayos en el Colón, en una instancia sindical conflictiva, Moguillansky fagocita el registro de los ensayos con un par de elementos de ficción con los que resignifica la totalidad de lo que podría haber sido un documental. La crítica al gobierno vernáculo es directa, e incluso hasta se sugieren relaciones históricas con otros momentos de descontento social pasados. El filme tiene uno de los mejores homenajes a Bresson que jamás se hayan hecho, y está enteramente justificado en la trama. De la competencia argentina, es por lejos un filme que goza de una libertad que personifica muy bien la independencia presupuesta por el festival, e indirectamente es la prueba de que en el festival el famoso pluralismo que se enuncia en la esfera pública se practica en serio.

Fin de semana, de Moroco Colman, tuvo una auspiciosa recepción. No es ningún mérito que se haya proyectado a sala llena (sucede siempre con las competencias), pero sí que se discuta el filme reconociéndole méritos diversos, técnicos sin duda e interpretativos también. Respecto del cine que se hace en Córdoba, el filme de Colman porta una distinción: las condiciones de producción son visibles, y la profesionalidad de la propuesta es manifiesta. En efecto, hay planos de una gran hermosura y perfección técnica, y exhibe un atendible trabajo sonoro.

La competencia internacional tiene altibajos. Sin duda, el mejor filme visto en ella es Viejo calavera, del cineasta boliviano Kiro Russo. La historia de un joven ligado a una mina en un lugar ignoto de Bolivia, cuyo padre ha muerto, es lo menos destacable. Sucede que el filme de Russo es un viaje perceptivo; pocas veces se han filmado los interiores de una mina de ese modo, como si la puesta en escena tomara de las tinieblas los últimos indicios de luz. Es absolutamente placentero encontrarse con películas que insisten en la sorpresa sonora y visual, lo que no significa que el relato sea una excusa. La relación entre el protagonista y los mineros también mantiene una tensión narrativa cuya resolución final es inesperada y conmovedora.

En la paradójica sección competitiva llamada Vanguardia y Género, El ornitólogo de João Pedro Rodrigues está por encima de todo, incluso de la magnífica Correspondências, de su compatriota Rita Azevedo Gomes. Este filme, que empieza como una expedición solitaria de un ornitólogo en una zona salvaje de Portugal en busca de aves exóticas, se transforma en un viaje místico no exento de homoerotismo, en el que el personaje dejará de ser un científico para devenir en santo. El filme de Rodrigues es una rara avis, una película inclasificable y libre de uno de los mejores directores del cine contemporáneo.

De hoy en adelante empiezan los días cordobeses. Se verán consecutivamente Otra madre, La película de Manuel, El pampero y La mirada escrita. Por lo visto hasta aquí, las posibilidades de que Córdoba vuelva con algún premio no son descabelladas. La evolución del cine cordobés es indesmentible; que se lo premie solamente confirmaría festivamente una evidencia.

* Este texto fue publicado en el dario La voz del interior en el mes de abril 2017

Roger Koza / Copyleft 2017

* Fograma de encabezamiento: La vendedora de fósforos; en cuerpo de texto: Viejo calavera