4 MESES, TRES SEMANAS Y DOS DÍAS

4 MESES, TRES SEMANAS Y DOS DÍAS

por - Críticas
13 Ene, 2008 12:51 | comentarios

 **** Obra maestra *** Hay que verla ** Válida de ver * Tiene un rasgo redimible °Sin valor

por Roger Alan Koza 

DEL INCONVENIENTE DE NO HABER NACIDO

 

4 meses, tres semanas y dos días, Rumania, 2007.

Dirigida por Cristian Mungiu. Escrita por C. Mungiu y O. Mutu.

** Válida de ver

La ganadora del último festival de Cannes maquilla sus sospechosas debilidades conceptuales a través de un ejercicio formal admirable

Nacimiento y cadena son sinónimos. Ver la luz: ver grilletes… El aforismo pertenece al pensador rumano Emil Cioran, que bien condensa este drama intenso y milimétricamente concebido, ganador del máximo premio en el último festival de Cannes, tercera película rumana que vuelve del vaticano del cine con un laurel todopoderoso.

Integrante de una serie de películas destinadas a retratar la funesta década de los 80, «Cuentos de la era dorada», 4 meses, tres semanas, dos días transcurre en  un día cualquiera de 1987, bajo el poder de Ceaucescu. Son tiempos de represión y burocracia, también de carencia: un paquete de cigarrillos, una ducha caliente, un VHS son ítems de lujo. En ese contexto dos estudiantes universitarias se preparan para llevar adelante un aborto clandestino. Interdicto y penalizado, el aborto va a contramano de la política de natalidad del dictador, preocupado por poblar la madre patria. No es una empresa sencilla, y menos cuando el cuerpo social está atravesado por los vicios característicos de cualquier régimen totalitario. 

Con no más de 70 planos, este thriller ontológico funciona más como un retrato micropolítico que como un film de denuncia acerca del derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo.  El clima de opresión es ostensible. Es una sociedad de control permanente: el ticket en un colectivo, la reserva en un hotel, la libreta para un examen, cualquier ocasión amerita vigilancia. Es un orden patriarcal y policíaco, sin indicios de resistencia, en donde la única rebeldía consiste en participar en el mercado negro.

No es sorprendente que 4 meses…haya conquistado a la mayoría de los críticos del mundo. Sus planos secuencia son formidables, las interpretaciones impecables, nada de lo que se ve o se escucha es casualidad. El extenso plano secuencia en el que Otilia, una de las estudiantes, tiene que ir al cumpleaños de la madre de su novio, es magistral: cámara fija, plano medio, una familia, una discusión pasajera pero reaccionaria, y en el centro del cuadro el rostro de Otilia desesperado, pues ha dejado por un rato a su amiga que recién ha abortado.

En efecto, la excelencia formal del filme lo protege de cierta ecuanimidad banal, que alcanza el paroxismo del mal gusto, por innecesario, cuando Mungiu decide mostrar literalmente el título de su película ante los ojos del espectador. Son 35 segundos abyectos; más aún cuando hasta ese momento Mungiu utiliza el fuera de campo (decir algo sin mostrar), con precisión y pertinencia.

A diferencia de El secreto de Vera Drake, de Mike Leigh, en el que la claridad conceptual iba acompañada de un rigor formal también admirable, 4 meses… ofrece muy poco para pensar respecto del aborto, pues elude problematizar política y jurídicamente el tema para moralizar sin sutilezas. Después de todo, el médico se llama Bebe. Y si no es suficiente la indirecta, están los gatitos bebés del inicio y el plato para degustar con el que cierra la película, antes de que usted también se sienta observado.

Copyleft 2000-2008 / Roger Alan Koza

Esta crítica fue publicada en el mes de enero por el diario La Voz del Interior de la provincia de Córdoba.