17 FESTIVAL DE CINE DE DERECHOS HUMANOS: COHERENTE Y SIN CONCESIONES

17 FESTIVAL DE CINE DE DERECHOS HUMANOS: COHERENTE Y SIN CONCESIONES

por - Festivales
09 Jun, 2017 01:19 | Sin comentarios
Jorge García analiza algunas películas de la última edición del Festival de Derechos Humanos de Buenos Aires y concluye que el evento es coherente con su programación y por consiguiente valioso en el panorama de festivales en el país

Por Jorge García

A pesar de lo que afirma el tango, 20 años es mucho y esa es la cifra que cumple el Festival de Cine de Derechos Humanos (debo confesar que, siendo así, ignoro porque esta edición está nominada como la 17). Pero más allá de estas minucias, lo concreto es que este evento se ha consolidado como uno de los más importantes de los que se realizan en nuestro país, con una admirable coherencia –más allá de gustos e inclinaciones personales- en su programación. El notable incremento de los femicidios violentos impulsó en este caso a los organizadores a darle un contenido genérico, que a la vez estuviera ligado a la cultura de cada espacio y la satisfacción de los deseos. De allí la consigna, Nuestro territorio, nuestro cuerpo como referencia de la propuesta cinematográfica dominante en el festival. Muy abundante fue la cantidad de películas que se exhibieron en las distintas sedes, de las cuales solo pude ver algunas, que pasaré a reseñar brevemente a continuación.

Vivir y otras ficciones, del catalán Jo Sol es un documental centrado en la relación entre un taxista que acaba de salir de un psiquiátrico y un discapacitado tetrapléjico. Pero el elemento más provocativo del film es que pone en primer plano los deseos sexuales de este último y la manera en que puede llevarlos a cabo. Hay momentos incómodos para el espectador medio como la escena en que una joven prostituta masturba al discapacitado pero es la calidez en la relación entre los dos protagonistas principales -en última instancia, dos inadaptados- lo que finalmente se impone y da sentido al film.

La supplication, del director luxemburgués Pol Crutchen, está basado en un libro de la periodista y escritora bielorrusa Svetlana Aleksietvich quien se dedicó a interrogar a sobrevivientes de la tragedia de Chernobyl (la explosión de un rector nuclear en Ucrania en 1986 que afectó a una enorme cantidad de personas). El film toma algunos personajes puntuales (científicos, maestros, periodistas, campesinos) para mostrar los efectos de la catástrofe sobre las personas, la ciudad y la naturaleza, El resultados es por momentos escalofriante, aunque el film tiende por momentos a embellecer los planos, provocando un curioso y no siempre logrado efecto.

El prolongado conflicto entre palestinos e israelíes ha dado lugar a numerosos films de dispar valor que, generalmente, toman partido por los sectores sojuzgados por la ocupación israelí. This is my Land…Hebron, transcurre en la ciudad del título, la segunda en importancia de Cisjordania (después de Gaza), en la cual un reducido grupo de colonos israelíes protegidos por el ejército de ese país, somete a todo tipo de vejaciones a los residentes palestinos que los multiplican en cantidad. El film muestra sin ambages, el fanatismo religioso y el solapado racismo de los ocupantes y la sufrida existencia de los palestinos, en un conflicto que no tiene miras de extinguirse, sino por el contrario, expandirse en una espiral de violencia sin fin.

Laura Bonaparte, una de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo, con tres hijos, dos yernos y su primer esposo desaparecidos, fue una inclaudicable luchadora por los Derechos Humanos, y no solo a nivel nacional, solo abatida por la enfermedad que se ensañó con ella en sus últimos años. Su nieta, Natalia Bruchstein, radicada en México, en Tiempo suspendido se enfrenta con el personaje en ese período, cuando su enfermedad había provocado la amarga paradoja de que alguien que había hecho de la lucha por la memoria el eje de su vida se viera privada de ella. Alternando material de archivo con escenas del presente, la directora ofrece uno de los testimonios filmados más dolorosos de las secuelas de la dictadura militar. Un film profundamente emotivo y conmovedor.

La virtual guerra civil que asoló El Salvador durante doce años finalizó con los Tratados de Paz de Chapultepec, firmados en 1992. En este film, Marcela Zamora investiga las torturas sufridas por diversos militantes, incluido su padre, el político de centro-izquierda Rubén Zamora. Pero tal vez el elemento más interesante del film sea la entrevista que le hace a un general represor (quien solo acepta realizarla encapuchado), que muestra la dificultad de los represores para asumir sus culpas. El film tiene un tufillo pacifista difícil de compartir para quienes no creemos en la reconciliación entre represores y víctimas ni en la amnistía para los genocidas. Además se omiten hechos puntuales, como el cobarde asesinato de monseñor Oscar Romero.

La cineasta israelí Iris Zaki, radicada en Londres desde 2009, dirigió Women in Sink, un mediometraje que transcurre en una peluquería femenina árabe de Haifa (posiblemente la única ciudad en la que hay una relativa convivencia entre árabes e israelíes) a la que concurren clientes de ambos sectores. La directora coloca su cámara a la altura del rostro en primer plano de las clientas mientras estas son atendidas y dialogan con la peluquera sobre distintos tópicos que van desde la política hasta diversos aspectos de la vida cotidiana. Un film atractivo desde lo formal y con una mirada esperanzadora.

La directora salvadoreña Tatiana Huezo había sorprendido con su primer documental, El lugar más pequeño. En Tempestad, su segundo largometraje toma como eje del relato a dos mujeres que viven difíciles situaciones. Una, empleada en una oficina, es acusada de un delito que no cometió y sometida a todo tipo de vejaciones y la otra, que trabaja en un circo, sufre el secuestro y desaparición de su hija. La directora estructura el film contraponiendo la voz en off de las protagonistas con diferentes imágenes de México que reflejan con crudeza la pobreza en que está sumergido gran parte del país. El problema es que en muchas ocasiones se hace difícil ensamblar el relato con las imágenes que se muestran lo que le otorga al film en varios pasajes una innegable carga de aridez De todos modos, un trabajo arriesgado que escapa a los clisés habituales del cine documental.

Plaza de la soledad es el debut como realizadora de la fotógrafa mejicana Maya Goded y en el aborda el tema de la prostitución a través de las vivencias de cuatro putas veteranas que desarrollan su actividad en La Merced, uno de los barrios más pobres de la Ciudad de México. Mostrando facetas diversas de los personajes, tanto de su trabajo como de su vida cotidiana, la directora ofrece un retrato compasivo y no exento de ternura sobre las protagonistas, en el que aparecen sus angustias, sus frustraciones y también sus esperanzas de una vida diferente. Un sólido debut que evita el sentimentalismo y los clisés.

La película ganadora de la Competencia Internacional fue la iraní Lantouri, un título que escapa de los esquemas conocidos y previsibles de muchos films de su país, esto es, vg, presencia de niños y ausencia de villanos. Aquí el film comienza describiendo las andanzas de un grupo de jóvenes delincuentes pero pronto se adentra en otros terrenos que incluyen, adscripción a varios géneros, presencia de diversos personajes ajenos al argumento que continuamente comentan la acción y producen un efecto de distanciamiento y una historia de amor fou entre uno de los protagonistas y una periodista mayor que él que es el núcleo central de la película. Estamos ante un film imperfecto, pero de una infrecuente vitalidad, por momentos lastrado por algunos innecesarios modernismos pero intenso y con sangre en las venas. Obra por lo demás polémica ya que plantea la necesidad del perdón aun ante los hechos más atroces, un concepto no fácilmente compartible.

* Fotogramas y fotos: 1) El tiempo suspendido (encabezado); 2) Manfifestación pública de Ni un menos con presencia del festival; 3) Women in Sink

Jorge García / Copyleft 2017