CINECLUBES DE CÓRDOBA (100): FIGURAS DEL PODER

CINECLUBES DE CÓRDOBA (100): FIGURAS DEL PODER

por - Cineclubes de Córdoba
30 Jun, 2016 01:26 | Sin comentarios

Merodeo

Por Roger Koza

Una curiosidad: la mayoría de los directores de cine cordobeses han elegido como tema predilecto retratar a sus familias y a los jóvenes que pertenecen a su misma clase y generación. La elección temática ha dado películas satisfactorias, otras fallidas, pero en casi todos los casos han dicho poco sobre el orden social del lugar en el que viven. Además, el tiempo de las películas suele ser el mero presente, como si la Historia fuera una disciplina lejana.

La hora del lobo, de Natalia Ferreyra, fue una excepción a esa tendencia. La directora decidió reconstruir el imaginario de un conjunto de ciudadanos, en líneas generales estudiantes, que durante los primeros días de diciembre creían haber adquirido la capacidad de detectar a los reos de toda la ciudad que andaban en moto y robaban dado que la policía se había retirado de las calles. Esos días, en ese filme, lucían como un western donde la ley aún no se había instituido y los hombres podían linchar al que sentían como una amenaza.

Merodeo, de Fernando Restelli, es una película hermanada con la de Ferreyra, y en cierta medida la completa. En La hora del lobo faltaba la policía, y es justamente esa institución siempre problemática la que se constituye aquí en el difuso personaje central de la película, acaso su villano. La disputa verbal entre un policía y un vecino que intercede frente a la detención de unos pibes que solamente están fumando marihuana en la calle sitúa el no pensamiento del oficial y sus acompañantes.

En cierto momento, Restelli elige encapucharse y visitar de lejos una celebración pública de la fuerza del orden. El resultado es inmediato: interrogación y maltrato. El encapuchado dice que es una performance, y nada indica que su presencia conlleve un peligro real. Es un instante cívicamente audaz y cinematográficamente inteligente: el poder siempre desea borrar las imágenes que lo representa y, cuando eso sucede, Restelli contrarresta con la otra cara del cine, el sonido. Al poder hay que filmarlo, pero también oírlo y así destapar su descarada ilegitimidad. (Jueves 31, 20.30 h, cineclub La Quimera, en el Teatro La Luna, Fructuoso Rivera y Pje. Escuti, Barrio Güemes; junto con este filme se exhibirá 59 pasos de Carolina Testa)

Dos películas

El gran dictador: nada más molesto para el espíritu fascista que confrontarse a su miserable agenda y voluntad de poder ante la fuerza disruptiva del humor. En plena supremacía de Adolf Hitler, Charles Chaplin elige ridiculizarlo creándole un doble mediante el papel de un barbero judío que es confundido con un dictador tan malvado como estúpido. Si alguna vez se ha dudado de la eficacia extracinematográfica del cine, he aquí una prueba irrefutable de esa eficacia. En Alemania el filme cayó mal, e incluso en la Casa Blanca, ya que Chaplin molestaba ridiculizando el poder en su misma representación. (Jueves 31, a las 20.30h, Cineclub Hugo del Carril, Bv. San Juan 49)

Francofonia: la injustificada impaciencia de la sala que la estrenó y decidió retirarla con tan sólo una semana en cartel queda ahora en evidencia por la notable respuesta que tuvo el último filme de Sokurov en la reposición en el Cine Arte Córdoba. Tan es así que los programadores han decidido dejar este magnífico retrato multidimensional sobre el museo del Louvre una semana más. Está claro que Francofonia es mucho más que una visita filmada a un museo ejemplar: Sokurov toma como excusa ese emplazamiento para hablar de la civilización, el arte, el poder, la Historia; con él el cine alcanza una sofisticación envidiable: las texturas de las imágenes son únicas, no menos que las capas sonoras, que tienen tanta importancia como la sucesión de imágenes inolvidables. (Del jueves 31 al domingo 3, en Cine Arte Córdoba, 27 de abril 275)

Este texto fue publicado en el diario La voz del interior en el mes de junio de 2016

Roger Koza / Copyleft 2016