PANTALLA PINAMAR 2014 Y ALGUNAS DE SUS PELÍCULAS

PANTALLA PINAMAR 2014 Y ALGUNAS DE SUS PELÍCULAS

por - Críticas, Festivales
16 Mar, 2014 09:51 | comentarios
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Fantasma de la ruta

Por Marcela Gamberini

La décima edición del tradicional festival “Pantalla Pinamar” organizado por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales de la Argentina (INCAA) y el Gobierno Municipal,  se desarrolló en un clima amable y cálido. Su director Carlos Morelli y su equipo de programadores y prensa son siempre excelentes anfitriones a la hora de recibir al público y a la prensa acreditada. A la siempre seductora vera del mar, este encuentro cinematográfico se llevó a cabo en dos salas pinamarenses y contó, como siempre, con una muy fluida asistencia de público. Uno de los acontecimientos más relevantes fue que pudieron verse producciones argentinas en el marco del homenaje a los cuarenta años de su realización de cuatro grandes títulos correspondientes a la producción registrada en 1974: La Patagonia Rebelde de Héctor Olivera, Quebracho de Ricardo Wullicher, Boquitas Pintadas de Leopoldo Torre Nilsson y  La Tregua de Sergio Renán.

Entre los títulos más destacados aparecen Joven y bonita de Francoise Ozon, Parkland de Peter Landesman, De tal padre, tal hijo de Hirokazu Koree-da, Fantasmas de la ruta de José Campusano y  El pasado de Ashgar Farhadi, entre otros.

En Joven y bonita Francoise Ozon vuelve a diseccionar el alma femenina en una operación de reciclado de Belle de Jour de Luis Buñuel, Lolita, la genial novela de Nabokov y Las amistades peligrosas de Laclos. Una adolescente de una clase acomodada decide vender su cuerpo y el dilema sobre la libertad, el sexo y el deseo aparece. Esta niña joven y bonita de 17 años recorre, primero con tambaleos y luego decididamente, los pasillos de los hoteles donde la citan sus clientes, tal como recorre el final de su adolescencia y la entrada a la adultez de la mano del sexo, como su principal aliado. La mirada del hermano de la chica está siempre presente, desde la subjetiva que abre la película hasta los diálogos que mantienen envueltos de una complicidad seductora. Los espejos son elementos centrales en la puesta en escena de Ozon, que reflejan no sólo el bello cuerpo de la joven sino su necesidad de encontrar su identidad.

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Del tal padre, tal hijo

De tal padre, tal hijo instala varios interrogantes acerca de los vínculos paterno filiales. Dos niños cambiados al nacer, dos padres, dos madres, dos familias se debatirán acerca de qué hacer. Kore-eda logra remover el complejo entramado de las tradiciones orientales acerca de la constitución social y familiar. La crianza, los genes, las costumbres prevalecen alternadamente en una y otra secuencia de la película. Las dos familias son diferentes, no sólo porque pertenecen a clases sociales distintas, sino porque son disimiles en sus características centrales. Las madres son importantes también en este entramado, entre ellas corre una arteria de afecto y comprensión que no se da entre los varones. De tal padre, tal hijo podría haber sido el argumento central de una telenovela exitosa, pero logra salir de esa estructura con elegancia y sutileza. Tal vez no sea una gran película, pero es digna de ver en su afán por cuestionar a la institución familiar y a la vez social.

José Celestino Campusano exhibió en Pinamar su última película, Fantasmas de la ruta. Si hay un autor fiel a sus convicciones, a la creación de un universo personalísimo, a las acertadas decisiones formales que toma a la hora de rodar es Campusano. Sus marginales, sus desclasados, sus conflictos de poder, su feroz pero sutil a la vez crítica a las instituciones; atraviesan su cinematografía de punta a punta. La vitalidad de cada escena repone significados, destila sentidos, salpicando al espectador con una renovación formal y temática necesaria en el cine argentino. Campusano se revela una vez más, como uno de los grandes “autores” del cine contemporáneo, una figura gigante, como sus personajes, como sus historias, en este caso la compleja red de instituciones, poder y dinero que están presentes en la abominable trata de mujeres.

Billy Bob Thornton in Parklands, a dramatisation of the JFK assassination

Parkland

Parkland es el hospital ubicado en Dallas donde llevan el cuerpo de Kennedy ese mediodía del  22 de noviembre de 1963, donde le disparan, en ese descapotable junto a su esposa Jacky. Algunas horas después atrapan al asesino Oswald y mientras lo llevan a prisión otro le dispara. Los dos cuerpos, el de Kennedy y el de su asesino son atendidos en el mismo hospital. Todos conocemos los acontecimientos por eso el mayor logro de la película es crear un estado de tensión permanente en el espectador, como si no supiéramos su final. Parkland  de Peter Landesman nunca decae, narra con dinamismo y una sincronía perfecta los devenires de uno y otro cuerpo. El de Kennedy y los cuidados, los llantos, la sangre, los operativos médicos de rescate; simbólicamente el cuerpo salvador de una nación. Unas pocas horas después el cuerpo de Lee Oswald y el desprecio, la negación, el asesino del futuro de un país. Los vericuetos, los misterios, las sospechas están todas dosificadas en la película. La tristeza de Jacky y la ironía de la madre de Lee Oswald contrastan en un juego de ida y vuelta. Parkland fluye narrativamente, como una maquina sin dilaciones ni tiempos lentos. Los primeros planos de esos rostros sufrientes por la muerte de Kennedy se alternan con algunas imágenes de archivo (la famosa filmación del momento del asesinato) y con movimientos bruscos de cámara que le dan un tono atípico. Una buena e interesante propuesta sobre un tema conocido y aun misterioso.

En El pasado, Asghar Farhadi vuelve con una de sus obsesiones, diseccionar la clase media iraní, su núcleo familiar, sus encuentros, sus separaciones, sus divorcios. Con una maestría formal precisa, su trabajo con los espacios interiores revela el trabajo con el interior de sus personajes. Sus encuadres geométricos logran captar el alma atormentada de esos personajes que se debaten entre un pasado compartido, un presente agobiante y un futuro impreciso. Los fantasmas del pasado laten y se reavivan y son el hilo narrativo, mostrando la debilidad de la condición humana, sus incertezas, sus dudas, sus deseos postergados, sus culpas sostenidas. Otra buena realización de un director fiel a sí mismo y a sus obsesiones. Farhadi muestra sus familias destrozadas y con este gesto muestra también no sólo una clase devenida sino una nación compleja y rota que lucha con un pasado agobiante. Sus familias son, como siempre, el ámbito de expresión de lo político.

Marcela Gamberini / Copyleft 2014