LA CUESTIÓN HUMANA

LA CUESTIÓN HUMANA

por - Críticas
16 Ago, 2008 09:23 | comentarios

**** Obra maestra  ***hay que verla  ** Válida de ver  * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor

Por Roger Alan Koza

GENEALOGÍA POLÍTICA DE LO INMORAL

la+cuestion+humana 

La cuestión humana, Francia, 2007.

Dirigida por Nicolas Klotz. Escrita por Elisabeth Perceval.

*** Hay que verla

Una de las grandes películas del año, que podrá tener sus momentos cuestionables, pero que finalmente está a la altura de sus pretensiones.

El travelling lateral que abre La cuestión humana, de Nicolas Klotz, última película de una trilogía que intenta filmar el cuerpo político del neoliberalismo europeo en varias de sus facetas, no es una decisión arbitraria. El desplazamiento de derecha a izquierda insinúa una línea de tiempo en reverso, una que va del presente al pasado y que figurativamente anuncia una tesis.  Se ve una pared con números, cifras que cifran un acertijo que el filme habrá de develar paulatinamente hasta culminar en un justo y magistral fundido en negro de varios minutos, mientras se escucha una voz, una letanía, un quejido abyecto que resuena y proviene de la Historia: pedazos, pedazos, pedazos…

«¿Cómo reconcilia usted la cuestión humana con la necesidad de hacer dinero y progresar»? se le escucha decir a uno de los personajes, Just, máximo directivo de una corporación, quien está sospechado de demencia y/o depresión, y es investigado por un psicólogo laboral, Simon, a pedido de un directivo jerárquico importante. Es una tarea especial, porque las dos funciones de Simon consisten en higienizar el espíritu de todos sus empleados para seleccionar a los más aptos y obtener así mayores beneficios, y ofrecer, también, seminarios de superación personal. La investigación tendrá giros sorprendentes, y llevará a situaciones y acontecimientos inesperados.

Es así que el inicio de un filme que parece indagar sobre las sospechosas prácticas de las nuevas filosofías del managment posee una agenda secreta. Si la misión del especialista consiste en determinar la aptitud mental de un directivo, el objetivo de Klotz (y su mujer Elisabeth Perceval, la guionista) es hacer una genealogía del discurso empresarial y denunciar la deshumanización concomitante.

Klotz es un observador lúcido, y es capaz de sintetizar, en apenas dos horas, cómo opera el discurso sobre los gestos, los placeres y los vínculos entre sujetos. Los cuerpos hablan, y así una rave trasluce mucho más que un transe liberador, del mismo modo que esos seminarios en los que los empresarios hacen deportes de riesgo o meditan como si fueran yogis de un capitalismo benevolente, son ejercicios de cinismo al servicio de una crueldad con rostro humano.

En el fondo, La cuestión humana es una impugnación al colaboracionismo indirecto por parte de los miembros de una sociedad respecto de un orden socioeconómico injusto, actitud colectiva que en Francia (y en Europa) puede rastrearse muchas décadas atrás, en ese tiempo en el que se supo que la perfección técnica y la sofisticación racional son compatibles con el planeamiento del horror.

Basada en una novela de François Emmanuel, La cuestión humana no es ni Michael Clyton, ni El informante, ni tantas otras películas estadounidenses que suponen ser una crítica al sistema socioeconómico mientras que de contrabando un héroe individual redime aquello que crítica a través de una rectitud que no es una excepción sino la regla secreta y la naturaleza del sistema. Simon descubrirá que él también es una pieza y víctima de una malla difusa de poder. Y nosotros, junto con él, habremos de identificar la semántica de aquello que nos explota y terminamos amando.

 Copyleft 2000-2008 / Roger Alan Koza

Esta crítica fue publicada durante el mes de agosto, con otro título, por el diario La Voz del Interior de la provincia de Córdoba.