LA BRUJA DE HITLER

LA BRUJA DE HITLER

por - Críticas
08 Jun, 2023 01:56 | Sin comentarios
La pareja de cineastas se concentra en un tema que no les ajeno: los nazis. ¿Es cosa del pasado?

EL VIOLADOR, LA EXTERMINADORA Y EL SUEÑO DE LA RAZA-ALMA

“… el bárbaro es aquel que cree en la barbarie

Claude Lévi-Strauss

El bárbaro no ve más al otro como tal, sino que lo percibe

 como una anomalía que debería eliminarse

Miguel Benasayag-Angélique del Rey

Parafraseando a Leila Guerriero (en su reseña de Confesión, la novela de Martín Kohan), comienzo advirtiendo que La bruja de Hitler no es una película sobre criminales de guerra nazis escondidos en la Patagonia ni sobre sus crímenes inextinguibles. El último filme de Virna Molina y Ernesto Ardito es una ficción montada sobre las herramientas cinematográficas que aún son —o podrían ser— eficientes para representar lo real. Una vez más, Molina y Ardito exploran los alcances y fracasos del realismo cinematográfico, al mismo tiempo que se interrogan acerca de si les espectadores del presente habilitan sus ojos a la percepción del pasado. 

No es una interrogación generacional ni retórica ni cantada (“qué ves cuando me ves”). Es, la preocupación política que les realizadores tomaron de las recomendaciones de Primo Levi (escritor italiano, sobreviviente del Holocausto revisitado por les directores en varios filmes) para repensar las derivas del nazismo en la vida cotidiana: “Si comprender es imposible, saber es necesario, porque lo que pasó puede volver a suceder, las conciencias pueden volver a ser seducidas y obnubiladas: la nuestra también”.

La primera expresión de esa alarma histórica apareció, en la obra de Virna y Ernesto, en la película Nazion(2011, basada en una idea original de Leopoldo Nacht, exiliado político durante la última dictadura cívico-militar-eclesiástica). Aquel film fue un “ensayo documental sobre la historia del fascismo en Argentina”, que recorre la permeabilidad al totalitarismo radical de algunas instituciones tradicionales (la escuela, la familia, el deporte, la religión, el periodismo). De hecho, la perspectiva que propuso Nazion articuló con la que, unos pocos años antes, había plasmado Carlos Echeverría en Pacto de silencio (2007). Ambas pusieron el énfasis en la dimensión comunitaria de la violencia contra la/el diferente. 

Doce años más tarde, La bruja de Hitler desenvuelve una poética visual hiperrealista para describir “lo siniestro” real. Los colores enardecidos y lóbregos de bosques y atardeceres no son un capricho estético de les autores: es la determinación de extrañar, mediante imágenes y sonidos corridos de lugar, la literalidad que emboba a las audiencias. Es que, en este cuento, lo infausto no es lo que parece: es lo que es en el bucle de la historia que habitamos.  

La bruja de Hitler 

“Nuestro interés al escribir la película fue crear un universo casi fantástico-onírico por fuera de un contexto, precisamente, para universalizarla, para quitarle la coraza e intentar ir a su esencia ideológica. El nazismo como odio al diferente, como necesidad de exterminar lo que no es espejo de uno mismo. El nazismo como herramienta para la opresión de la diversidad y la construcción de una monocromía equilibrada y contenida. Donde el desequilibrio de las emociones, el vértigo por la existencia humana, la oscuridad del alma nostálgica, intenta ser aniquilada, silenciada, para imponer la supremacía de lo “correcto”, a aquello que responde a los parámetros establecidos como: bello, saludable, productivo”, explicaron Virna y Ernesto. 

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Tradiciones

Es una zona intermedia entre la luz y la sombra, 

entre la ciencia y la superstición, y en ella 

conviven el miedo del hombre y el alcance de su sabiduría

Rodman Serling

“Sin bosque no hay historia” profesa un mito literario, fraguado en las pesadillas escriturarias de los góticos alemanes y los románticos estadounidenses. Territorio dispuesto a la transformación, el bosque representa el dominio del misterio y la admonición, de los ritos paganos. Es, en tantos relatos, la zona que simboliza el pasaje de la inocencia a la carnalidad. El abandono de dios. La pérdida o la fuga.

En La bruja de Hitler el bosque cobra carácter dramático: por un lado, es el espacio acotado a los juegos clandestinos, en el que se prueba la cofradía infantil ajena a los imperativos de clase y de linaje de les adultes. Sin embargo, es también el espacio abierto a la naturaleza bestial de otra logia naturalizada a golpes de superioridad apócrifa, intolerancia extrema y, sobre todo, de impunidad legitimada socialmente. En esos fragmentos de la cartografía nacional hubo quienes no vieron, no escucharon, no hablaron. A elles, la película les devuelve una colección de gritos. 

Con ese telón de fondo, La bruja de Hitler avanza a través de miradas transversales. Desde lo que ven los ojos —de perfil y en primer plano (una recurrencia ético-política en la obra de Virna y Ernesto)— el relato progresa entre murmullos hibridados con los ruidos orgánicos del ambiente. Hay aullidos y golpes secos (no podría no haberlos). Hay secuencias de amor sedantes y ciertas (de otro modo, la película resultaría innecesaria). Hay violencia física que no es mágica pero sí política, ideológica, real (el pasado que vuelve para inundar el presente con aquellos instantes de peligro).

En el catálogo de obras realizadas por Virna Molina y Ernesto Ardito, La bruja de Hitler se inscribe entre los ensayos poéticos de carácter humanista. Es una película que se apropia de la matriz de género del fantástico para llenarla con otra sustancia. La estrategia responde a una tradición que la literatura legó al cine y el cine fertilizó.

Fue Herman Melville el que describió “lo siniestro” a partir de la tensión entre “cultura y naturaleza” representada, en la novela Moby Dick (1851), mediante el combate agonístico que mantienen el capitán Achab y la fabulosa bestia blanca. Contemporáneamente, con Moby Dick sincronizaron por lo menos, algunos relatos de Edgard Allan Poe, algunos de Mark Twain, todos los de Nathaniel Hawthorne y, rozando el siglo XX, la obra literaria de Ambrose Bierce. 

En este sentido, La bruja de Hitler es un desafío (una pedagogía) a los modos de la mirada, de la memoria, de la imaginación que consagra la cultura hegemónica. 

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La bruja de Hitler, Argentina, 2022.

Escrita y dirigida por Virna Molina y Ernesto Ardito.

María Irribarren / Copyleft 2023