SEMANA DEL 24 AL 30/ 05 EN CINECLUBES
LA CUMBRE: EN EL CINE LUIS BERTI, BELGRANO 470
PELÍCULA DEL MES
26 de mayo, a las 20.30hs:
Francia, de Serge Bozon, Francia, 2007
107’ / +13
Cortometraje, a las 19.50hs: Ydessa, los osos y etc… (43’), de Agnès Varda, Francia, 2004
El crítico Scott Foundas decía sobre esta película esencialmente antibélica y lunática: “Bresson se encuentra con los Beatles”. Extraña y sorpresiva, Francia se articula a propósito de una carta en la que una mujer se entera de que su marido ha partido para la guerra; esto incluye también, por voluntad del cónyuge, el fin de la relación. Camille no aceptará el contenido de la misiva, y saldrá a buscar a su esposo. El escenario es sombrío, y, en medio de la Primera Guerra Mundial, las mujeres no pueden andar solas por los campos de Francia. Así las cosas, decide disfrazarse de hombre y de soldado, y en algún momento de su travesía habrá de unirse a un pelotón nómade comandado por un teniente. Probablemente, no son patriotas, más bien priorizan la supervivencia por sobre el heroísmo. ¿Es un musical? ¿Es un trance pacifista? Lo cierto es que la primera canción se escucha a los 24 minutos. Los soldados en vez de rifles tienen instrumentos musicales. Ninguna de las canciones está grabada en estudio. Es música en vivo. Los soldados son músicos, entre ellos, Fugu y Benjamin Esdraffo, los compositores de estas melodías que destilan lo mejor del pop. Se trata de una de las películas más insólitas e innovadoras de la primera década del siglo, y requiere, a pesar de su sencillez y belleza, una mirada atenta, pues en la misma superficie se pueden divisar otras lecturas. No todo es lo que parece. (Roger Koza)
VILLA GIARDINO: EN EL TEATRO ALEJANDRO GIARDINO
30 de mayo, a las 20.00hs: Kaurismäki en foco
Sombras en el paraíso, de Aki Kaurismäki, Finlandia, 1986
76’ / +13
Cortometraje, a las 19.40hs: Elegía oriental, de Alexander Sokurov, Rusia, 1996
La primera película de la trilogía del proletariado remite a Bresson en estilo y a Fassbinder en tono, y es un exponente perfecto de la sensibilidad y el estilo del cineasta más importante de Finlandia: melancolía, jazz y rock, pequeñas tragedias y esperanzas discretas, un cuidado ostensible sobre los colores, encuadres precisos y cierto antinaturalismo en las interpretaciones. Magnánima y minimalista, Sombras en el paraíso centra su relato en el paulatino vínculo que se establece entre un recolector de basura y una cajera de supermercado. Helsinki no es necesariamente una postal paradisíaca del famoso estado de bienestar finlandés, aunque el estándar de la clase obrera es claramente superior al de otras naciones. La violencia social es difusa pero evidente, y la tristeza ciudadana es una constante. En el inicio, el repentino fallecimiento de un obrero condensa la filosofía del film, así como un plano secuencia sobre unos comensales pudientes explicita su política. La única redención identificable en el imaginario del director es el amor romántico, aunque su concepción lo exorciza del sentimentalismo berreta del cine hollywoodense y le confiere un grado de verosimilitud poética. (RK)
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