ZAPPA (02)

ZAPPA (02)

por - Críticas
10 Dic, 2020 11:42 | Sin comentarios
Hubo varios retratos de Frank Zappa. Este es el mejor de todos, a la altura del personaje.

EL TRABAJO DE UN GENIO

Iconografía indesmentible, impuesta por las circunstancias, también guiada por la voluntad: Frank Zappa sentado y escribiendo signos musicales en una hoja de música sobre una mesa de trabajo. De joven y adulto, con pelo largo y corto, vital y moribundo, Zappa fue un genio y como tal hizo lo que necesitó hacer: trabajar, trabajar, trabajar. Quien entiende velozmente su cometido mitiga la dispersión; el tiempo corre, el deseo exige. En dos ocasiones en el film de Axel Winter, el mejor retrato jamás hecho sobre el músico, el legendario Zappa repite el fin que persigue: componer una pieza que suene como corresponde y que pueda más tarde escucharse haciendo justicia a la naturaleza de la composición.

El retrato de Winter es tanto caleidoscópico como generoso y preciso. Los materiales empleados no podrían ser mejores, y el cineasta está a la altura de estos. Combina información y emoción, generalidades y detalles, música y discurso, Historia y biografía. El equilibrio nunca es tenso, sino dinámico, y es así como Zappa revive rítmicamente en los archivos utilizados y los testimonios desde este presente. Es que el montaje replica la característica agilidad de las composiciones de Zappa, tanto las ligadas al rock como sus notables obras de música contemporánea.

No importaba si la Gibson estaba distorsionada o los trombones y xilofones eran absorbidos sonoramente por síncopas heterodoxas, algo siempre unía las composiciones rockeras y las experimentales: la comicidad. La música de Zappa tenía ese misterioso don por el cual una corchea podía adquirir un giro irónico, un estribillo ser paródico y todo un movimiento una expresión feliz y vital equiparables a la risa. Pero el ubicuo vitalismo musical de Zappa no solo estaba circunscripto al lenguaje musical. Zappa abordó el cine y el dibujo, defendió la libertad de expresión como nadie y coqueteó humorísticamente con postularse como presidente de Estados Unidos. (Presintió que la gobernación de Ronald Reagan era el inicio de la decadencia estadounidense; también previó la lógica cultural de la cancelación). Todo esto se ve, no se dice.

Winter agrupa voces calificadas: Steve Vai, Alice Copper, David Harrigton y Ruth Underwood, entre otros, añaden señalamientos estéticos y psicológicos que iluminan al artista y su obra. El cineasta de animación Bruce Bickford ilustra un momento clave (de mutua colaboración) en la vida de Zappa y la enorme Gail Zappa, esposa de Frank, puede revelar con discreción cuestiones privadas y apuntes pertinentes sobre el arte de su marido. Que lo declare el primer músico independiente de Estados Unidos, luego de que Zappa apurara el fin de su alianza con Warner Brothers y fundara su propio sello, es mucho más que una vindicación del padre de sus hijos. Es también la enunciación de una política para los artistas, que desde la década de 1970 suelen obedecer sin remordimientos la racionalidad económica. 

Pero si Zappa es una película grandiosa es porque en su epílogo apenas se detiene en el cáncer de próstata que le quitó la vida a los 52 años y, en cambio, elige festejar su paso por el mundo en una virtuosa glosa en la que toda su vida resplandece en minutos. Luego, un plus, un milagro: fragmentos del último concierto (orquestal) en Frankfurt, en 1992. La secuencia elegida es perfecta, porque honra al espectral Edgar Varèse en su expresión más reposada, inspiración inicial de Zappa, y asimismo condensa la imperceptible calidez de la música de este genio de la música estadounidense.

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Zappa, Alex Winter, EE.UU., 2020

Escrita y dirigida por Alex Winter.

*Esta crítica fue publicada en el diario La Voz del Interior en el mes de diciembre de 2020.

Roger Koza / Copyleft 2020