POLICÍA, ADJETIVO

POLICÍA, ADJETIVO

por - Varios
26 Abr, 2011 04:10 | Sin comentarios

Por Roger Alan Koza

Mi querido amigo y colega Juan Pablo Cinelli me invitó a colaborar unos meses atrás en el suplemento del diario en donde él escribe. Me envío 3 fotos y me pidió que eligiera una foto y desarrollara luego un texto en respuesta a lo que una imagen me provocara. Tenía absoluta libertad. Lo que se puede leer a continuación resultó ser mi respuesta. 

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En la última edición del Festival Internacional de Cine de Tesalónica, a fines del año pasado, los espectadores griegos, tras ver Los labios, de Santiago Loza e Iván Fund, no dejaban de discutir entre ellos. Los griegos sentían que ese film argentino, en el que tres médicas parten de la ciudad de Buenos Aires en micro con una misión sanitaria en varias localidades rurales del norte de Santa Fe, anticipaba los efectos estructurales de la catástrofe económica griega, que se intenta racionalizar (y culpabilizar) en términos de una mala administración vernácula y no se la asume como pústula de un delirio colectivo, o un síntoma de un sistema económico y global naturalizado al que jamás se le cuestiona su legitimidad y necesidad. El capitalismo ya no es una invención sino un destino evolutivo, incluso metafísico.

Como cualquier fotografía, ésta suministra información precisa: los policías son griegos (sus escudos lo confirman). El perro, aparentemente, no es policía. Quienes permanecen fuera de nuestro campo visual son los destinatarios de una potencial golpiza. No es una imagen novedosa: aquí es Grecia, pero podría ser el retrato previo a un estallido en las calles de París, El Cairo o Buenos Aires. La foto no puede explicitar los flujos discursivos que articulan la conducta de un hombre cualquiera que, por cumplir su trabajo, estará dispuesto a amasijar a otros sujetos esencialmente iguales a él en nombre de una abstracción llamada fuerzas de seguridad. ¿Cómo fotografiar (o filmar) esa subjetividad dispuesta a reducirse a puño y garrote? La foto, una vez más, se encuentra con su límite: la singularidad de cada policía apenas sale a la superficie, pues el uniforme y los elementos de protección y represión recubren todo gesto individual.

Pero el cine a veces sí puede capturar algo más. El personaje de Policía, adjetivo, el lúcido film de Corneliu Porumboiu sobre cómo la burocracia piensa por nosotros, o cómo se introyecta como discurso y acción, podría ser uno de esos policías en fila. Ahí se puede divisar lo que esta foto no muestra: la interdicción de la disidencia y la consecutiva obediencia, o cómo un hombre deviene en un vector acrítico de una fuerza de castigo.

Este texto fue publicado en otra versión por el diario Tiempo Argentino durante el mes de enero de 2011

Roger Alan Koza / Copyleft 2011