MES FICUNAM 2016 (11) / CRÍTICAS BREVES (126): LAS DOS PRIMERAS PELÍCULAS DE PAULO ROCHA

MES FICUNAM 2016 (11) / CRÍTICAS BREVES (126): LAS DOS PRIMERAS PELÍCULAS DE PAULO ROCHA

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17 Feb, 2016 12:39 | Sin comentarios

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Por Roger Koza

Os Verdes Anos, Paulo Rocha, Portugal, 1963

 La notable ópera prima de Rocha, título que resultó ser el puntapié inicial de lo que se conoció como nuevo cine portugués, cuenta la historia de un joven de campo llamado Júlio que llega a Lisboa en busca de trabajo y un nuevo horizonte mientras se hospeda en lo de su tío, personaje secundario que no obstante tiene la prerrogativa de ser el narrador. El momento en el que Júlio conoce a Ilda, una empleada doméstica que será su primer amor, es también el instante en el que se revela amorosamente la candidez del recién llegado: la escena tiene lugar en la entrada del edificio en el que trabaja la joven y el gag es de una ternura inolvidable. La evolución de la relación amorosa entre el zapatero y la mucama viene acompañada del lento aprendizaje, acaso fallido, por parte de Júlio, acerca de una forma de vida que le será inexorablemente ajena. El insospechado desenlace del film puede advertirse sesgadamente durante los tiempos de ocio, incluso durante los hermosos paseos de los enamorados por las calles de Lisboa y sus suburbios. En esas instancias placenteras se cifra paradójicamente aquello que diferencia a los amantes; es que en los detalles circunstanciales avanza la progresiva tensión narrativa que sorprende en el cierre, disimulada por el ostensible cariño con el que trata Rocha a sus personajes y el deleite formal con el que se registra el desplazamiento de estos en el espacio tanto urbano como doméstico. Cada paseo resulta una lección de encuadre: véanse el paseo en barco o los planos en picado del final, que afirman deliberadamente la incompatibilidad entre el protagonista y las reglas modernas de la ciudad.

MUDAR DE VIDA576Mudar de vida, Paulo Rocha, Portugal, 1966

La segunda película de Paulo Rocha, un punto de referencia para muchísimos de los directores lusitanos de nuestro tiempo (la restauración de la copia fue supervisada por Pedro Costa), cuenta la historia de un soldado que después de mucho tiempo de luchar en África regresa a su pueblo natal para llevarse la sorpresa de que su esposa se ha juntado con su hermano mayor y ha tenido familia (el momento en el que se reencuentran en un bosque es cinematográficamente perfecto: ritmo de la escena, administración del suspenso sentimental respecto de la distancia entre los personajes y el inevitable acercamiento, precisión semántica del primer diálogo que tiene la pareja después de años). El potencial melodrama que articula el relato tendrá su propio desarrollo, y habrá un giro inesperado que cambiará el derrotero del personaje principal, lo que llevará también a un cambio de escenario. La vida en el mar será sustituida por la vida al lado de los ríos. Ese cambio no debilita el punto de vista de Rocha, que registra y describe la dignidad de los pescadores y trabajadores, y que se puede constatar en varias secuencias, como las reiteradas instancias casi documentales en las que los hombres preparan sus redes, reman en sus botes y vuelven del mar con su labor cumplida, o también en los momentos de ocio en los que toda la comunidad baila y canta en el centro del pueblo. Filmar la experiencia del trabajo por un lado y ligarla a su vez al desamor exige una clarividencia sociológica que advierta el lugar que ocupa para los hombres comunes el consuelo amoroso. Es por eso que una sensibilidad popular resplandece plano tras plano.

Roger Koza / Copyleft 2016