MES FICUNAM 2013 (25): AMOR Y PERVERSIÓN

MES FICUNAM 2013 (25): AMOR Y PERVERSIÓN

por - Críticas, Festivales
03 Mar, 2013 07:50 | Sin comentarios

Vic-+-Flo-still-460x306Vic & Flo Saw a Bear / Vic & Flo vieron un oso, Denis Côte, Canadá, 2013

Por Roger Koza

Aunque el título mencione un animal, y el último film de Denis Côté, Bestiaire, sea un ensayo extraordinario sobre un zoológico, los únicos animales que llegan a verse en su nuevo film son un par de criaturas marinas en un acuario.

En realidad, Vic and Flo Saw a Bear es un estudio seco sobre la naturaleza del hombre, un animal entre otros, capaz de estremecerse con un verso poético y también de satisfacerse con un acto de revancha. Côté, al que siempre le han interesado los personajes que no están del todo asimilados al orden social, elige aquí contar una historia de amor en clave policial pero en sus propios términos.

Vic tiene 61 años y acaba de salir de la cárcel. No es una mujer libre porque tiene una condena de por vida, pero puede cumplirla en su domicilio. Elige ir a una vieja propiedad familiar cerca de un bosque, un lugar demasiado tranquilo, al menos en apariencia. Ahí todavía vive su tío, un diabético que no puede moverse ni hablar. Su presencia en el film parece insignificante, pero resulta uno de los tantos elementos que Côté dispone para construir su relato y su retrato de la experiencia humana. Después de unos días, Flo llegará a visitarla y tal vez se quede con ella. Es más joven y no del todo lesbiana, pues cada tanto se acuesta con hombres. Vic teme que algún día Flo la deje para siempre. A esa prisión al aire libre no llegan visitantes, excepto el oficial que debe corroborar los “progresos” de Vic y una mujer de unos 50 años de semblante amable. Las cualidades humanas de estos personajes representan el espectro de nuestras conductas: amabilidad, comprensión, brutalidad, perversión.

La elegancia con la que filma Côté es ostensible: véanse el único flashback, que utiliza para denotar una sensación y una asociación de Vic ante una experiencia de sosiego, los magníficos travellings que abren varias escenas y el plano con el que se cierra el film. Un Côté más mainstream, pero fiel como siempre a sus convicciones y obsesiones.

like-someone-in-love-300x200Like Some in Love, Abbas Kiarostami, Japón-Francia, 2012

Después de un tiempo de experimentos (Cinco, 10 on Ten, Shirin) Abbas Kiarostami parece haber encontrado un nuevo camino. Ha dejado las aldeas iraníes y a los niños de sus fábulas cósmicas y políticas, y ahora parece dedicarse a retratar el funcionamiento universal del deseo; primero fue Europa (Copia certificada), ahora le toca al Lejano Oriente.

Oriunda de alguna zona rural, Akiko, que vive en Tokio, ha decidido trabajar como “modelo” para poder estudiar sociología. Su primer día de trabajo coincide justo con la visita de su abuela. En principio, no quiere cumplir con su jefe, pero éste la convence de ir a la cita. Mientras un chofer la lleva a la casa del cliente, Akiko empieza a escuchar los mensajes telefónicos de su abuela. ¿Se encontrará o no con ella? La escena es antológica tanto por su duración como por su progresión dramática, y aquí Kiarostami se muestra como un verdadero maestro del suspenso; la secuencia también muestra una obsesión reconocible: la naturaleza cinematográfica del automóvil.

Su primer cliente, Takashi, un reconocido traductor y escritor, es, más que un degenerado, un viejo amable. Así, la noche estará desprovista de erotismo y el encuentro derivará en un inesperado curso breve de lucidez (Takashi es un poco como el taxidermista de El sabor de la cereza: un sabio del desencanto).

Después aparecerá Noriaki, el novio de Akiko. ¿No era la abuela la que vendría de visita? Ellos dos y Takashi subirán a un auto y darán un par de vueltas mientras conversan. ¿Se trata entonces de una heterodoxa comedia de enredos? Hasta cierto punto sí, pero lo que interesa aquí pasa por la naturaleza del diálogo y su función filosófica, y sus efectos prácticos sobre la vida de los personajes, una inquietud constante en la obra de Kiarostami.

¿Una obra maestra? La escena de apertura es una lección de montaje, la función de los espejos en todo el metraje es fascinante, el carácter impredecible del relato es una genialidad y el abrupto final, como toda la película, es una conjura de todos los lugares comunes en el cine.

Roger Koza / Copyleft 2013