MEMORIA

MEMORIA

por - Críticas
18 Jul, 2022 12:59 | Sin comentarios
La nueva película del cineasta tailandés es una meditación sobre el sonido en un territorio desconocido para el realizador, Colombia. Lo que sucede excede cualquier expectativa inicial que se pueda haber tenido sobre el viaje cinematográfico a Latinoamérica del realizador de Tropical Malady.

EL SONIDO DEL PASADO

Un sonido estruendoso y breve despierta a Jessica Holland en la noche de Bogotá. La mujer camina por el departamento a oscuras para cerciorarse de que lo que ha escuchado era un sueño. En otra ocasión, caminando por las calles del centro de Bogotá, Jessica vuelve a escuchar el sonido. La hipótesis onírica queda entonces invalidada, aunque nadie más parece haber percibido el “bang” entre los transeúntes. Antes podía haber sido un episodio onírico característico de quien padece el síndrome de la cabeza explotada, ahora ya no: la estridencia sonó al mediodía en una avenida del centro. ¿Fue un tiro que se perdió entre tanto barullo metropolitano? El sonido se repite más tarde en un almuerzo familiar y volverá a suceder en otras circunstancias.

Sobre esa anécdota inicial, el cineasta tailandés Apichatpong Weerasethakul erige lentamente un misterio y pone en movimiento el relato. Jessica visita a su hermana, que también vive en Colombia, conoce a una arqueóloga francesa que trabaja en una universidad local, pasea por la ciudad y luego por los alrededores de la selva colombiana y nunca deja de preguntarse por el “bang”. En un estudio de grabación bogotano consigue reconstruir digitalmente un sonido similar con la ayuda de un técnico de sonido; es una escena gloriosa y una didáctica indirecta sobre el sonido en el cine. Mucho más tarde, conoce azarosamente a un hombre que vive al lado de un arroyo con el que mantiene una larga conversación hasta sumirse juntos en un silencio que es también el pasaje a una experiencia perceptiva de otra naturaleza.

Memoria es una película tan sencilla como abstracta, y tan material como espiritual. El lento travelling hacia adelante entre varios automóviles estacionados que se encienden en la tarde mientras se activan las alarmas es un primer indicio de que lo fantástico no es ajeno al relato. Esa dimensión disociada de la vida ordinaria se plasma en los últimos minutos, un destino prefigurado de antemano al que toda la película se dirige sin desvíos, como pasaba con la joven sonámbula de Yo dormí con un fantasma de Jacques Tourneur, quien parecía magnetizada por los sonidos primitivos de los tambores de una secta pretérita de África y en las noches no podía evitar dirigirse hacia la jungla. Aquella mujer también se llamaba Jessica Holland, nombre del personaje de Tilda Swinton que cifra en cierta forma el comportamiento enigmático que también la lleva a la selva para descifrar si el sonido reside en su mente o es otra cosa.

En el cine de Weerasethakul, los credos del pasado coexisten con la sensibilidad moderna, como la Historia con el mito y el presente con la eternidad. Las vacas, las luciérnagas y los tigres pueden cobrar una existencia distinta a la de nuestro mundo habitual, como también entidades no reconocidas por la zoología pueden darse a conocer. Quien recuerde Tropical Malady o El hombre que podía recordar vidas pasadas podrá ratificar que el hecho de que el cineasta tailandés esté en Colombia no ha modificado esencialmente la inquietud metafísica reconocible en sus películas precedentes. El cine es para él un espacio de libertad especulativo; ninguna inhibición ilustrada lo detiene si se trata de imaginar. 

¿Qué se recuerda o qué se evoca con el título? ¿Qué se ha olvidado? La memoria suele ser un asunto visual. Se filma, entre otras cosas, para retener en imágenes el tiempo y luego reproducirlo para conjurar la potencia de la desmemoria. La gran intuición acá es que hay también una memoria que no es incitada por las imágenes, sino por los sonidos. Lo que pasa con el personaje de Swinton en el último acto es la plasmación en escena de una intuición notable sobre la relación del sonido con la memoria. Una memoria propia, como también la del pueblo y la del cosmos. Y hasta acá, porque “de aquello que no se puede hablar es mejor callar”, aunque sí se puede filmar y escuchar.

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Memoria, Taïlandia-Colombia-México-Francia-Reino Unido-Alemania-China-Suiza, 2021.

Escrita y dirigida por Apichatpong Weerasethakul.

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Roger Koza / Copyleft 2022

*Publicada por La Voz del Interior en el mes de julio 2022.