LA COLUMNA DE JORGE GARCIA (03): MUCHA CANTIDAD, ESCASA CALIDAD

LA COLUMNA DE JORGE GARCIA (03): MUCHA CANTIDAD, ESCASA CALIDAD

por - Críticas, La columna de JG, Varios
27 Dic, 2011 02:49 | 1 comentario

Rodaje de El hombre que podía recordar vidas pasadas

Por Jorge García

Tal como viene ocurriendo en los últimos años, en 2011 se estrenaron comercialmente más de 300 películas en Buenos Aires de las cuales, alrededor de un centenar, fueron argentinas. Y también otra vez se repite el hecho que el porcentaje que se puede considerar valioso –tanto nacional como extranjero- de esa cifra es rotundamente escaso. Por cierto que no he visto, ni veré, una gran cantidad de esos estrenos pero también tengo la certeza –a riesgo de pecar de soberbio- de que no me he perdido ningún título de interés. Es posible que la escasa calidad de los estrenos esté en buena medida determinada por la enorme mayoría de títulos norteamericanos y argentinos que dominan la cartelera. Respecto del cine norteamericano he tenido ocasionales discusiones con compañeros de El Amante que sostienen que el cine hollywoodense es hoy el mejor del mundo. Lamento disentir con esa apreciación, pero para quien, como yo, ha sido y es un gran admirador del cine norteamericano clásico, el nivel actual de esa cinematografía, al menos en lo que hace al que se conoce en estas pampas y tomando en cuenta la relación cantidad/calidad resulta deplorable. Con el agravante de que si aparece ocasionalmente algún título valioso (vg, El mensajero, de Over Moverman) se edita directamente en DVD, sin pasar por las salas. A propósito de este tema, es cada vez mayor la cantidad de títulos que se presentan en formato DVD en proyecciones que en muchas ocasiones son impresentables (la única sala que tiene un cañón de proyección adecuado es la Leopoldo Lugones, del Teatro San Martín, donde se dan las funciones de la Cinemateca Argentina). Y cabe también señalar que las exhibiciones de esta sala, con sus muy atractivos ciclos de la obra de directores y cinematografías en muchos casos desconocidos en nuestro país y los ciclos del Malba, a cargo de Fernando Martín Peña y programadores invitados, con material de su asombrosa colección, son los refugios obligados para los cinéfilos que queremos apartarnos de la empobrecida oferta de estrenos.

Autobiografía de Nicolai Ceaucescu

Pasando a reseñar muy sucintamente los títulos extranjeros que me parecieron valiosos, hay que decir que, una vez más, el tailandés Apichatpong Weerasethakul sorprendió con El hombre que podía recordar sus vidas pasadas un relato en el que vuelve a fusionar con su particular talento elementos realistas con otros oníricos y algunos derivados de antiguas leyendas de su país. AW continúa siendo uno de los escasos directores del mundo auténticamente originales, aunque tengo la sospecha de que, en algún momento, tendrá que cambiar su registro. Con sus lúcidos 102 años, el veteranísimo Manoel de Oliveira vuelve a ofrecer una lección de cine con El extraño caso de Angélica, una suerte de variante del Vertigo hitchcockiano en la que también lo real y lo onírico se fusionan sabiamente e inclusive el director consigue que algunos elementos naif de cuño “subieleano” se transformen en verosímiles en sus manos. El portugués Joao Pedro Rodrigues desarrolla en Morir como un hombre, otro de sus desbordados melodramas, en este caso centrado en un transexual envejecido. Soledad, angustia y desesperación en una film barroco y por momentos recargado aunque con varios momentos en los que aflora una negra y desolada poesía. Abbas Kiarostami fue acusado por cierta crítica de venderse al oro occidental por esta película; sin embargo este relato sobre la crisis ( o no) de una pareja, con una excepcional Juliette Binoche, es absolutamente fiel a las premisas esenciales de su cine. Dos películas que pueden considerarse complementarias, Autobiografía de Nicolai Ceaucescu, de Andrei Ujica y Videogramas de una revolución, del mismo Ujica, junto con Harum Farocki, trazaron – la primera basándose en material de propaganda oficial y la segunda utilizando material de archivo- un crudo relato sobre un convulsionado período de la vida rumana. Lo que no me termina de cerrar es cuál es la posición de Ujica sobre el dictador. En Más allá de la vida, es notorio que en muchos momentos Clint Eastwood debe luchar con la ñoña cosmovisión de su productor ejecutivo Steven Spielberg. Pero el viejo Clint, aun por momentos golpeado, termina saliendo airoso, gracias a su terso clasicismo narrativo y el compromiso con sus personajes. Una de las pocas sorpresas del año fue Lazos de sangre, segundo film de Deborah Granik, un relato que se introduce en los Estados Unidos profundos, aquel que está completamente alejado de los brillos de las grandes urbes con personajes que tratan de sobrellevar como pueden sus penosas existencias. Otra pequeña revelación fue la uruguaya La vida útil, con nuestro amigo crítico Jorge Jellinek en una sorprendente actuación, en un film que relaciona con naturalidad al cine con la vida. El cine rumano también ofreció un sólido trabajo con Aquel martes después de Navidad, de Radu Muntean, en el que una historia de triángulo aparentemente convencional, gracias a una rigurosa puesta en escena y un notable trabajo actoral, se convierte en un excelente estudio de caracteres. Pina mostró a un Wim Wenders rehabilitándose después de una gran cantidad de títulos decepcionantes y con el mejor uso de la 3D que haya visto hasta el momento; Poesía del alma, de Lee-Chang-dong, es una buena película, aunque inferior a otros trabajos del director, y con 24 City, de Jia-Zhang-ke pasa algo similar, ya que es un buen film pero por debajo de otras obras del director. En cuanto a Woody Allen, se estrenaron tres películas de las cuales la mejor, sin llegar a la altura de sus mejores títulos, fue Medianoche en París. Entre los films apreciados por buena parte de la crítica que no gozaron de mi predilección están El árbol de la vida, donde Terrence Malick desarrolla un pastiche cósmico-familiar cuya pretenciosidad corre pareja con su puerilidad, La piel que habito, una fallida relectura de Georges Franju a cargo de Almodóvar que ratifica algo que sostengo hace varios lustros: que la creatividad –si alguna vez la tuvo- del manchego está agotada. La mejicana Alamar, con abundante cosecha de premios, me parece un pequeño documental que en varios pasajes no se aparta demasiado de los trabajos de la National Geographic y en cuanto a De dioses y hombres, creo que es un verborrágico film que plantea dilemas religiosos y morales con una considerable superficialidad.

Los Marziano

En cuanto al cine argentino, lo mejor me pareció Los Marziano, de Ana Katz, donde la directora, fusionando la comedia absurda con el drama doméstico, traza un preciso retrato de una familia de clase media alta. Criada, de Matías Herrera Córdoba, sobre una sirvienta que vivió décadas en la casa de sus abuelos, excede la calificación de documental de observación para transformarse en un sutil alegato político y en Tierra sublevada II: Oro negro, Pino Solanas da una buena lección (que debería ser aprovechada por muchos realizadores novatos del género) de cómo narrarse y ponerse en escena un documental. Dos pequeñas sorpresas fueron El predio, de Jonathan Perel, en la que el director elude la denuncia explícita, utilizando en cambio los espacios de la siniestra ESMA como referencia esencial de lo sucedido allí y Familia tipo, donde Cecilia Priego traza un ajustado retrato de su entorno familiar. Entre los títulos muy apreciados por la crítica pero no tanto por mí, puedo señalar El estudiante, una narración clásica, por momento bastante farragosa, sobre la política en la Universidad, Los labios, en la que en muchos pasajes es notoria la contraposición entre los diferentes estilos de sus dos directores, Un mundo misterioso, un film que, en mi opinión, no encuentra nunca sus ejes estilísticos y narrativos y Las acacias, un relato bastante unidimensional sobre la relación entre un camionero y una muchacha paraguaya, creo, considerablemente sobrevalorado.

Como se puede apreciar, un porcentaje escaso de títulos valiosos en relación a la cantidad de estrenos presentados, algo que no difiere demasiado de lo ocurrido en los últimos años y que, de no cambiar sustancialmente las características de la distribución y comercialización de películas en la Argentina difícilmente se modifique en los próximos tiempos.

Jorge García / Copyleft 2011