CARTA A UN PADRE

CARTA A UN PADRE

por - Críticas
19 Jul, 2014 08:58 | Sin comentarios

**** Obra maestra  ***Hay que verla  **Válida de ver  * Tiene un rasgo redimible ° Sin valor

Por Roger Koza

LOS FANTASMAS DE UN SIGLO

EC12

Carta a un padre, Argentina-Francia, 2013

Escrita y dirigida por Edgardo Cozarinsky

***Hay que verla

La tercera película de cámara del gran escritor y director, una especie de biografía imaginaria, no solamente es la más universal de los dos títulos precedentes sino su película más pura, directa y contundente.

Los psicoanalistas, los filósofos y los críticos literarios han discutido si toda carta llega finalmente a destino. El gran cineasta y escritor Edgardo Cozarinsky ha filmado una carta tardía destinada a su padre, un viejo marino e hijo de inmigrantes judíos llegados de Rusia, muerto hace muchos años.

Escribir cartas familiares, o filmarlas, consiste en un discreto acto confesional, una forma particular de hacerse ver, una descripción del mundo espiritual. Por espiritual habría que entender los signos generales y particulares que circulan en la vida anímica de un hombre. Nunca se escribe para sí, y menos aún en este género intimista. Toda correspondencia es también una señal a los otros. Extraña práctica introspectiva que desata las voces, los recuerdos y los hilos secretos de nuestras vidas (cuyas circunstancias, en última instancia, no elegimos del todo). Lo que media entre Cozarinsky y su padre es gran parte de la Historia del siglo XX, sintetizada por una experiencia colectiva (prehistoria moderna de la globalización): los movimientos migratorios de fines del siglo XIX.

El padre de Cozarinsky vivió en Villa Clara, un pueblo de Entre Ríos pero a su hijo lo crió en Buenos Aires. Cozarinsky visita por primera vez el pueblo de su padre e intenta reconstruir parte de su historia. Esto explica que la mayoría de los planos para filmar ese territorio simbólicamente sustancial pero desconocido sean panorámicas: hay una distancia a conquistar y reconocer. Algunos vestigios del pasado todavía persisten en Villa Clara. Cozarinsky se pregunta: ¿Por qué su padre, habiendo nacido ahí, decidió subirse a un barco y viajar por el mundo? Herencia ostensible e involuntaria: Cozarinsky también viajó durante toda su vida. “El detective descubre cosas de sí mismo”, se dice en el epílogo.

Uno de los temas más hermosos de este filme es la función de los objetos como resguardo de la memoria: postales, fotos, cartas, teteras, platos, medallas, prendas de vestir mitigan el olvido. Lo que sucede con una wakizashi, la pequeña daga japonesa para el seppuku, es el mejor ejemplo.

La fuerza de este ensayo sobre la memoria reside en detectar que detrás de todo recuerdo personal preexiste un dominio más profundo donde interviene una memoria del mundo. Lucidez de un cineasta: en su Yo pasa algo que lo trasciende. Punto de partida para que finalmente la Historia universal que asoma en el filme nos interpele.

Esta crítica fue publicada en el diario La voz del interior durante el mes de julio 2014

Roger Koza / Copyleft 2014

Leer aquí entrevista con Edgardo Cozarinsky

Leer aquí otra nota vinculada a la película.