CANNES 2014 (07): ESBOZO PRELIMINAR SOBRE ADIÓS AL LENGUAJE

CANNES 2014 (07): ESBOZO PRELIMINAR SOBRE ADIÓS AL LENGUAJE

por - Críticas, Festivales
22 May, 2014 06:36 | comentarios

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Por Roger Koza

Nota aclaratoria: en el día de mañana publicaré un largo texto sobre el nuevo film de Godard. Lo que sigue a continuación fue escrito en la espera de la función de un film de Xavier Nolan para el diario La voz del interior, apenas 45 minutos después de ver el film de JLG. Sirve de esbozo. El verdadero comentario del film podrá leerse mañana

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Para cualquier cinéfilo, Jean-Luc Godard no es solamente un nombre esencial de la historia del cine sino una figura mítica. Si estuviéramos hablando de filosofía contemporánea, Godard sería Wittgenstein. Lo que hace no lo puede hacer nadie y es el que mejor ha entendido el potencial del cine como un lenguaje singular del siglo XX.

Godard no fue a Cannes, pero su película Adieu au langage está en la competencia oficial. En estos días habló de la “Palma del Mal” y a esta altura de su carrera los premios le deben importar poco.

Literalmente, la cola arrancó dos horas antes. En la sala llena, el público tenía los anteojitos con los que suele ver filmes de superhéroes, pero sabía que la invitación era otra: adentrarse, quizás, en los misterios del arte cinematográfico.

El plano inicial es un fundido en negro en el que se enuncia un diagnóstico: la imagen se resguarda en la realidad en la medida en que el no pensamiento no opaque al pensamiento. Una declaración extraña y enigmática. Inmediatamente después se ve el título del filme en letras rojas seguido por dos carteles: “3D” y “2D”. Naturalmente, el primero se sale de la pantalla y el segundo permanece en el fondo, un chiste didáctico que fue celebrado por todo el auditorio. El clima festivo, a pesar de la complejidad del filme, se mantuvo de principio a fin.

Como sucede con el último Godard, textos, imágenes y un trabajo muy sofisticado sobre el sonido van constituyendo un collage audiovisual sobre el cine y el mundo. Hay también algo así como un microrelato: una pareja joven discute sobre todo y casi siempre están desnudos. A veces, él charla adoptando la pose de “El pensador” de Rodin, pero lo hace mientras defeca. Un gag magnífico, porque ese acto que parece disociado de pensar es curiosamente aquello que nos iguala sin excepción.

El verdadero protagonista, no obstante, es un perro, figura en la que Godard deposita una expresión del amor incondicional. Todos los planos del perro transmiten una forma de ternura desconocida.

En cierto momento, Godard mueve ligeramente la cámara, un paneo lento y semicircular; el efecto del 3D se desdobla, como si estuviéramos viendo un filme en 2.5D. La gente aplaudió el efecto perceptivo, una ocurrencia simpática de un genio cuya película, en el contexto de Cannes, parece haber sido rodada en Júpiter para un congreso antropológico sobre nuestra especie.

Este texto fue publicado por el diario La voz del interior en el mes de mayo 2014

Roger Koza / Copyleft 2014