29º FICVALDIVIA (01): LAS PRIMERAS LÍNEAS

29º FICVALDIVIA (01): LAS PRIMERAS LÍNEAS

por - Festivales
10 Oct, 2022 10:37 | Sin comentarios
Vuelve en todo su esplendor un festival de cine que es un clásico latinoamericano entre los festivales. Antes de que empiece la edición número 29, un análisis general sobre lo que vendrá.

A manera de statement, las redes sociales, el catálogo y los spots publicitarios del 29º FICValdivia le prometen al espectador un encuentro con los “clásicos del futuro”. Esta declaración induce una compleja pregunta: ¿qué entendemos por clásico en estos tiempos del cine contemporáneo? El debate que abre una pregunta como esa aparece como uno de los primeros desafíos propuestos por el festival (y que desde ya trasciende los alcances de análisis de esta primera entrega de crónicas). Por tanto, aunque arriesguemos una respuesta y digamos que por clásico se puede entender a un film que, por su envergadura, valor estético y sensibilidad con el tiempo histórico de su concepción, está destinado a perdurar en la consideración de la crítica y los espectadores, es difícil imaginar que un festival pueda reunir cada año cientos de películas con tal destino. Destino por otro lado incomprobable, a menos que el director del festival y compañía posean una bola mágica. Lo importante y lo único certero, entonces, es que los films programados en el FICValdivia pueden ser clásicos y que en la declaración de estos como promesas a futuro se cifra una política curatorial, una propuesta estética y un corrimiento de la mera reunión y proyección de títulos para exponer de entrada a todo bajo una lupa crítica.

¿Poseen los films maduros contemporáneos exhibidos en Selección Oficial Largometraje y Gala potencial de clásico? ¿Acaso las poéticas de los cineastas jóvenes por los que el festival apuesta y desfilan en secciones como la Selección Oficial Cortometraje Latinoamericano, Disidencias o Nuevos Caminos guardan el germen de un cine significativo para este tiempo? ¿Merecen los realizadores de la sección Cineastas en Foco de esta edición ser movidos de sus lugares más o menos marginales, según el caso, y recibir una invitación al canon grande de la historia del cine? En los films de la Muestra Cine Retrospectiva encontramos un ejemplo del cine canónico con el que es invitado a dialogar el cine contemporáneo de esta edición del FICValdivia; allí se entretejen títulos tan diversos como Pasaron las grullas de Mikhail Kalatozov, Torrentes de amor de John Cassavettes, El circo de Charles Chaplin y películas “totalmente salvajes” como Cámara de tortura de Mario Bava y La furia de la serpiente de Chen Chi-hwa. La “primavera cinematográfica” a la que invita el festival, según las palabras de su director Raúl Camargo en el catálogo, parece encontrar su marca distintiva en esta biodiversidad donde expresiones de género, mojones de la historia grande del cine y apuestas modernistas íntimas y políticas comparten un mismo jardín. Además de los lobos marinos y el cine, dicen que un hermoso jardín botánico es uno de los mayores atractivos de la ciudad de Valdivia. Más que coincidencia o metáfora fácil (y un poco cursi), esto parece una saludable unión espiritual entre la ciudad y su festival. 

Unrest 

Como la moneda y la palabra, toda declaración de principios debe tener un respaldo que asegure su veracidad y valor. En la cancha se ven los pingos, dice la sabiduría popular. Por más que las palabras que dan inicio a un catálogo declaren una intención, esta debe verificarse en la programación durante el festival. En este sentido, las funciones especiales e institucionales son cruciales para desandar las ideas detrás de toda festividad cinematográfica. En FICValdivia se verá como film de apertura a Mato seco em chamas de Joana Pimenta y Adirley Queirós, mientras que Notas para una película de Ignacio Aguero oficiará de clausura. Sumado a esto, como una primera particularidad del festival, Valdivia suma la proyección de un “film central”: Unrest de Cyril Schaublin. Además de estas tres películas, como segunda particularidad, cada ceremonia protocolar contendrá proyecciones de cortometrajes: por un lado, en la ceremonia de inauguración se verá Un sueño como de colores, nada más y nada menos que el debut cinematográfico de Valeria Sarmiento; mientras que por otro lado, en la ceremonia de premiación se podrá ver Étude cinématographique sur un arabesque de Germaine Dulac. No hay uno de los siete días del festival donde no se proyecte uno de estos films con los que el festival planta bandera y cuya distribución en la grilla parece un recordatorio constante de lo que el festival pretende ser y reivindicar. 

Si las funciones ceremoniales configuran una primerísima línea estética del festival, las competencias y las retrospectivas se alinean inmediatamente detrás. La Selección Oficial Largometraje, reciente fusión de las secciones de largometraje chileno e internacional, está compuesta por catorce películas, de las cuales cuatro son chilenas. Estos films locales son 1976 de Manuela Martelli, La vaca que cantó una canción hacia el futuro de Francisca Alegría, Tan inmunda y tan feliz de Wincy Oyarce y Proyecto Fantasma de Roberto Doveris. A parte de esta curiosa fusión de secciones, el festival mantiene un Premio Especial Mejor Largometraje Chileno transversal a toda la programación. Volviendo a la Sección Oficial Largometraje, se destacan en la competencia los títulos extranjeros Ashkal del tunesino Youssef Chebbi, de reciente paso por el festival de Cannes, Woman Escapes del trío conformado por Sofia Bohdanowicz, Burak Çevik y Blake Williams, el film Nous, étudiants! del oriundo de República Democrática del Congo Rafiki Fariala y las latinoamericanas Sobre las nubes de la argentina María Aparicio y la película brasileño-mozambiqueña Maputo Nakuzandza de Ariadine Zampaulo. Con films de cuatro continentes y variadas regiones, la Selección Oficial Largometraje promete, cuanto menos, un pantallazo general de diversas lenguas cinematográficas del mundo.

Cerro saturno 

En Valdivia tanto la Selección Oficial Largometraje y la Selección Oficial Cortometraje Latinoamericano omiten la palabra “competencia”, una característica muchas veces puesta en primer plano en otros festivales. Quien crea que el cortometraje es una forma menor o un mero paso por “inferiores” hacia un escenario mayor donde los largometrajes son todo, probablemente se pierda uno de los puntos fuertes de la programación de un festival, sino el de mayor condensación de sus ideas. En festivales latinos, las selecciones latinoamericanas siempre son atractivas por su poder de estetoscopio, como espacio para ver, debatir y pensar los pulsos del cine latinoamericano contemporáneo. No son secciones geográficas, son secciones reflectantes. Una selección latinoamericana verdaderamente no importa en tanto recorte espacial del mundo, sino en tanto ventana de exposición de un cine cuya identidad u objeto de problematización estético es la latinidad y sus complejidades. ¿Qué es el cine latonoamericano hoy? Es otro desafío que abre toda competencia latina. En Valdivia, en la Selección Oficial Cortometraje Latinoamericano se verán, entre otros films, Cerro saturno del boliviano Miguel Hilari, Copalli del Colectivo Los Ingrávidos de México, ¿Dónde está Marie Anne? de Yaela Gottlieb, Luto de Pablo Martín Weber y el corto costarricense Luz nocturna de Kim Torres.

Lejos de ser un vagón de cola, las retrospectivas de un festival, allí donde no existe limitación reglamentaria relacionada a premieres mundiales o regionales o una oferta de películas a veces impuesta por la cantidad de suscripciones de films, es donde los programadores de un festival salen a buscar a la historia a cineastas para rescatar y reivindicar. Este año Cineastas en Foco le prodiga retrospectivas a cineastas contemporáneas aún en actividad como la argentina Ana Poliak (también homenajeada durante la edición pandémica del festival), la española Elena López Riera y el portugues Joao Pedro Rodrigues. En esta decisión se vislumbra, además de una reivindicación de sus trabajos, una suerte de apuesta a futuro en ellos por parte del festival. Valdivia no ejerce con estos cineastas un trabajo arqueológico, más bien parece señalar algunos rincones oscuros y tímidos de la casa del cine contemporáneo. 

En lo que sí constituye un trabajo de puro y duro rescate aparece el foco que se le prodigará a la obra del Colectivo Cine Mujer oriundo de México. En asociación con la Filmoteca UNAM, FICValdivia digitalizó los negativos originales de la producción de este colectivo que en 1975 inició la producción de films militantes feministas sobre temas que, según el catalogo, van desde la problemática del aborto al trabajo doméstico, pasando por la educación sexista naturalizada en la sociedad. La puesta en valor y difusión de estos films constituye un hito verdaderamente atractivo y toda una declaración política por parte del festival.

Esta no solo es la primera edición plena del festival después de un 2020 virtual y un 2021 semipresencial a causa de la pandemia, es también la primera edición 100% presencial, con la misma cantidad de salas y obras de siempre, después del estallido social que comenzó un 18 de octubre de 2019, un día después de finalizado el FICValdivia de ese año. Este hito político, cuyas vibraciones y repercusiones continúan vivas hasta el día de hoy, es catalogado por mucha gente como el más importante de la historia chilena del siglo XXI. Valdivia, como el festival más importante de su país, seguramente no podrá ser ajeno a esto. Todo festival es, en breves cuentas, un encuentro cinematográfico y social. 

Quien aquí escribe estas primeras líneas sobre las primeras líneas del festival se viste ahora de cronista y viajero para partir hacia Valdivia con total expectativa y entusiasmo. 

Tomás Guarnaccia / Copyleft 2022