28 FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE MAR DEL PLATA (08): UNA FIGURA DEL PODER EN 19 MINUTOS

28 FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE MAR DEL PLATA (08): UNA FIGURA DEL PODER EN 19 MINUTOS

por - Críticas, Entrevistas, Festivales
15 Nov, 2013 05:47 |
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Sociales

Por Roger Koza

De los jóvenes directores de la nueva ola cordobesa, Mariano Luque es un caso singular. Hizo un mediometraje llamado Salsipuedes y con él, inesperadamente, viajó a Cannes. Después, en una versión extendida de la misma película, Luque competía en Berlín, BAFICI y San Sebastián. El 2012 debe haber sido el año más importante de su vida. ¿Cómo fue posible que un film concebido como trabajo universitario termine en los mejores festivales de cine? Poco importa el éxito del joven Luque, si entendemos por éxito el hecho de participar en festivales de categoría A. Lo interesante sería intelegir qué ven los programadores (extranjeros) en sus películas.

Si bien la suerte de Luque podría haber sido otra, cualquier ojo más o menos entrenado puede reconocer, si ha visto un film de Luque con anterioridad, un plano del director. Si bien su cine está pleno desarrollo, hay cierta sensibilidad reconocible, un estilo difuso que se traduce en la puesta en escena. ¿No es demasiado pronto decir que existe un estilo Luque? Probablemente sí, y sin embargo, por cada cortometraje que finaliza una cierta manera de hacer cine resulta verificable.

En esta ocasión,  la anécdota es personal, lo que no significa que el film no tenga relevancia social. En Sociales, un estudiante de cine solventa su propia vida y sus estudios filmando fiestas de casamiento y eventos sociales de la misma índole. Lo que filma quedará en fuera de campo porque Sociales, estructurada en tres escenas, se circunscribe a la entrega que tiene que hacer el estudiante del material filmado en una fiesta al dueño de una empresa casera dedicada a filmar eventos. El centro de la película pasa por la interacción entre el estudiante y su jefe, un sujeto paradigmático del poder laboral actual: el jefe amigo, quien borra en el trato la distancia asimétrica en el orden laboral. La tensión de la escena es apabullante. La sumisión del empleado y el goce del empleador se percibe con la nitidez de un microscopio de última generación. Sin que se enuncie jamás la asimetría del vínculo, la escena lo dice todo. Microfísica del poder en imágenes, cortometraje poderoso de un director del que se puede esperar cada vez más.

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Luque en San Sebastián 2012

Roger Koza: Sociales es hasta la fecha tu película más moderna. Se trata de una anécdota laboral filmada con una destreza inobjetable y una economía narrativa capaz de enunciar sin denunciar una doble situación injusta: la de un estudiante de cine talentoso que filma para un hombre que edita eventos sociales y lo explota, y también la experiencia de un potencial cineasta que a su vez no obtiene el reconocimiento de sus docentes en la universidad, incluso si un film suyo ha sido seleccionado para Berlín. ¿Cuánto tiene Sociales de tu propia experiencia como cineasta y sujeto social? ¿Se trata de un fino y estetizado ajuste de cuentas?

Mariano Luque: La idea del corto la pensamos con José Benassi y Erwin Otoño, quienes hicieron la dirección de fotografía y de sonido, y hace referencia a experiencias que hemos vivido mientras estudiábamos cine. Durante la carrera charlábamos mucho sobre nuestros trabajos filmando casamientos o cumpleaños de quince. Teníamos un montón de anécdotas respecto al acto de filmar, y si bien el mecanismo y los objetivos eran muy diferentes a nuestros intereses, había algo urgente, precario y por momentos injusto que tenía cierto atractivo.

Más adelante, cuando estábamos cerca de terminar la carrera, la película que integraba una parte de nuestro trabajo de tesis (Salsipuedes) fue seleccionada para ser estrenada en el Festival de Berlín, y los docentes decidieron rechazar el trabajo por no haber sido evaluado antes por el tribunal académico. Fue algo terriblemente triste.

Meses más tarde decidimos hacer una nueva tesis y este corto surgió como una necesidad. Más que un ajuste de cuentas fue una especie de catarsis mediante nuestro lenguaje.

RK: Sociales tiene una estructura formal reconocible, como si tu estilo se fuera afianzando y madurando. Por un lado, pareciera que te gusta filmar el movimiento por detrás de los personajes. A su vez, se confirma la total abjuración al plano-contraplano para registrar diálogos, lo que ya casi parece un artículo de fe de tu parte. El típico ping-pong formal del registro sobre la palabra es sustituido por un modo de seguir la interacción verbal en el que plano se sostiene y el desenfoque y enfoque operan como una regla. ¿Cómo llegás a estas decisiones formales?

ML: Me gusta la idea de encuadrar un plano y sostenerlo; me da curiosidad qué se puede desprender de una elección lo más acotada posible. Trato de narrar sin ir directamente al grano; creo que mis decisiones y premisas conscientes tienen que ver con una idea de síntesis y ocultamiento. El plano-contraplano lo veo como una estrategia muy mecánica; prefiero evitarlo porque a mi entender, al ser un sistema preestablecido muy reconocible, muchas veces hace que la escena sea rehén del contenido de la película.

En Sociales, le dimos literalmente foco a los gestos y reacciones de los personajes de modo independiente al momento en que hablan, quisimos despegar la imagen del texto.

RK: ¿Cómo trabajás con tus actores? ¿Improvisan sus movimientos y lo que dicen o hay un trabajo de dirección actoral completo en donde la palabra responde a un plan y el uso del espacio es parte de un guión técnico preciso?

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Sociales

ML: Le doy espacio a ambas modalidades en dos momentos distintos y disfruto mucho ambos procesos. Primero, en el trabajo de guión, escribo todos los diálogos y la mayoría de los movimientos que aparecen pensando en el plano. Con un criterio similar al de los encuadres, trato de esconder o rodear la idea y el sentido, con la confianza de que va a estar presente de todos modos, sin tener que forzarlo. En el trabajo con los actores, que generalmente lo hago junto a Julia Rotondi y Ricardo Ryser, intentamos darle lugar a la improvisación a través de pautas que surgen del texto. La idea es generar un segundo desprendimiento de la mayor cantidad de recursos posibles. Eliminar diálogos y gestos para generar una nueva composición en conjunto.

RK: Tus películas siempre giran en torno al poder y su ejercicio, ¿qué es lo que interesa en la asimetría de los vínculos?

ML: Me interesan los mecanismos naturalizados y cotidianos con los cuales se sostiene esa asimetría. Muchas veces existe una especie de acuerdo implícito porque no queda otra. Intento profundizar, darle una cierta complejidad y ambigüedad a esa relación.

RK: Hay aquí dos momentos de ruptura con el registro naturalista de la puesta. Se trata de una secuencia en el que el sonido se chupa hasta devenir en puro silencio, repitiendo o regresando a una escena previa. Un poco después el film trastoca el marco de su representación, lo destituye y así finaliza. ¿A qué se deben estas dos decisiones novedosas en tu cine?

ML: Voy probando nuevas maneras para ver con qué me encuentro; tengo la necesidad de ir modificándome porque soy muy autocrítico. También trato de ser muy consciente de las decisiones estéticas para poder hacerme cargo del posicionamiento que tomo.

Sobre el modo en que termina Sociales, por lo que narra y su contenido autoreferencial, me pareció necesario incluirnos de algún modo y enunciar que somos nosotros de manera directa.

RK: ¿Cómo recibiste la noticia de que un film tuyo vuelve a estar en un festival?

ML: Con mucha alegría y sorpresa. Mar del Plata es un festival muy cálido e importante; esperamos que el corto sea visto por mucha gente.

RK: ¿En qué estás trabajando?

ML: Estoy trabajando en el desarrollo de mi segundo largometraje de ficción, que planeamos filmarlo el año que viene, y desde hace unos meses, arranqué con otros proyectos con un registro más cercano al documental, veremos qué sale. 

Roger Koza / Copyleft 2013