LAS ESPECULACIONES DEL SEÑOR NOLAN

LAS ESPECULACIONES DEL SEÑOR NOLAN

por - Ensayos
31 Jul, 2023 07:44 | Sin comentarios
Una consideración, no del todo cinematográfica, sobre Oppenheimer.

El benemérito Paul Schrader estimó que la última película de Christopher Nolan es “la mejor y más importante película de este siglo. Si ve una película en los cines este año, debería ser Oppenheimer. No soy un fanático de Nolan, pero esta hace volar las puertas de las bisagras”. Quien escribe esta columna tampoco es un fanático de Nolan, pero con mayor vehemencia que el guionista de Taxi Driver y director de Master Gardener, y reconociendo su propia insignificancia, expresa un desacuerdo mayúsculo frente a la hipérbole del insigne Schrader. Apenas tres títulos del siglo, como TabúMisterios de Lisboa y Qué difícil es ser un dios, son suficientes para cuestionar aquel dictamenO, ¿por qué no?, Los asesinos de la luna de las flores, de Martin Scorsese, un buen amigo de Schrader, podría aspirar más justificadamente que la de Nolan a ese podio.

Oppenheimer

Basta prestar atención a la ubicua banda sonora que pocas veces abandona las escenas hasta asfixiarlas o el pasaje kitsch en el que teniendo sexo el físico lee en sánscrito un fragmento del Bhagavad-gītā para comenzar a enumerar algunas de las tantas resoluciones estéticas que distan de ser propias de “la película del siglo”. ¿Qué decir de la rudimentaria psicología de los personajes? Que el suspenso de un juicio político se sustente en el descubrimiento sobreexplicado del resentimiento del señor Lewis Strauss (Robert Downey Jr.) es suficiente para observar otra falencia disimulada por algunas ingeniosas líneas de diálogos y la gestualidad de un buen actor. No deja de ser pertinente que se retome un período de la historia signado por la persecución política en el que ser comunista era equivalente a ser un leproso cívico en los Estados Unidos, juicio pretérito resucitado en el imaginario de la década en curso y no solamente en el país aludido. 

Lo mejor de Oppenheimer, como de tantas otras películas de Nolan, no radica en sí en lo que concierne al cine. Su presunta virtud de fragmentar la narración poco tiene de innovador, porque se trata de una técnica cinematográfica de más de cien años ejercitada por varios de sus colegas con mayor eficacia y creatividad. En ese sentido, es en El origen donde puede percibirse alguna innovación, pues la fragmentación del relato en aquella película (que parece retomar la ansiedad epistemológica de René Descartes sobre la distinción entre la conciencia de vigilia y la onírica) remite a nuestra forma de cognición habituada a la multiplicación de ventanas en la navegación en internet, quizás una mímesis del relato respecto de nuestra forma de percepción de la información. 

En Oppenheimer, lo fascinante es el intento del cineasta por representar la fisión de un átomo y la liberación de energía que se predica de esa partición, como también lo había sido su intento por darles una imagen a los agujeros negros en Interestelar. Los grandes momentos de las películas de Nolan remiten a intuciones filosóficas o especulaciones científicas, acaso porque la percepción y su alteración es el tema que lo obsesiona, como se puede verificar en dos ocasiones cuando Oppenheimer visualiza los efectos inaceptables de la bomba atómica.

*Publicado en otra versión y por la Revista Número Cero en el mes de julio de 2023.

Roger Koza / Copyleft 2023