LA CASTA

LA CASTA

por - Ensayos
06 Abr, 2022 10:17 | 1 comentario
El desfile habitual, una cachetada inusual, la guerra en otra parte pero cerca y una película vencedora que perpetúa una ilusión imposible.

La ceremonia iba a ser menos extensa de lo habitual, pero no menos costosa ni menos poblada de conspicuas estrellas de cine pavoneándose en la alfombra roja con sus joyas, relojes, vestidos y trajes a medida, muchos estrafalarios y presuntamente provocadores. Un autopercibido rebelde de la Academia, un comprometido, informó que, si no había un pronunciamiento por parte de sus colegas en contra de la invasión rusa a Ucrania, habría de derretir las dos estatuillas que tiene en su casa. Deseaba que el presidente Zelensky, antes actor de comedias populares, tuviera la palabra. Es una oportunidad perdida, porque si hubiera sucedido, es probable que la cachetada que conmovió al mundo no hubiera despertado la indignación universal que ocasionó. ¿Hace falta indicar que el machismo está al orden del día y que el menosprecio sistemático es la gran retórica del presente?

La casta de millonarios que asiste todos los años a la fiesta de la industria puede ser más o menos simpática, arrogante o narcisista. Los presentes pertenecen a un mundo obscenamente lejano al que a veces representan en las películas, factor insoslayable a la hora de pensar cómo el imaginario de una clase proyecta fantasías propias acerca de las vidas de la gente anónima.

En este sentido, la película ganadora —por lejos, la más mediocre de todas— es un compilado de irrealidad que no parece tal debido a que por décadas el cine estadounidense ha ido cimentando un sentido común que ha convencido a sus espectadores de que los Estados Unidos siguen siendo la tierra de las oportunidades. 

En efecto, si alguien nace en Gloucester, Massachusetts, un ignoto pueblo de pescadores, y además es, entre los hijos de un matrimonio de sordos, el único que puede oír y entonces cantar, tal vez esmerándose pueda llegar a triunfar como cantante. Es tranquilizador creer que así pueda resultar para todos. ¿Quién podría menoscabar el destino de la joven Ruby como estudiante de música en la prestigiosa Berklee? Para llegar a vindicar ese destino, el film se apoya en todos los estereotipos a mano y en todas las supersticiones que sostienen el así llamado “sueño americano”: el voluntarismo férreo, la institución familiar benevolente, una sociedad de oportunidades y la repartición democrática del talento, donde la máxima expresión del artista es ser él mismo. 

Dicho esto, solamente falta agregar algo. En apenas dos escenas, la película de Sian Heder prodiga respeto y un interés por cómo experimentan los sordos el mundo. El resto es ruido y énfasis, como la fiesta de la Academia, como la advertencia de Sean Penn matizada por su gesto adusto y circunspecto. 

*Publicado en revista Número Cero en el mes de abril 2022.

Roger Koza / Copyleft 2022