Existen dentro de la crítica y la investigación cinematográfica latinoamericana figuras que alcanzan -por el tiempo a lo largo del cual han desarrollado su trabajo y por la calidad de los mismos- una dimensión de figuras consulares. Se me ocurren en este momento los nombres de César Maranghello en Argentina, el ya fallecido José Carlos Avellar en Brasil, Jorge Ayala Blanco en México y en Perú, Isaac León Frías (Chacho para los amigos), quien es el que nos ocupa en este caso.

Fundador en su país junto con el reciente e inesperadamente desaparecido Federico de Cárdenas de la revista Hablemos de cine, una de las publicaciones más importantes e influyentes de América Latina que, a lo largo de dos décadas, fue una suerte de faro de referencia para críticos y cinéfilos del continente, durante de más de medio siglo, Chacho ha desarrollado una profusa actividad crítica pero, sobre todo, le ha dado curso a su vocación de cinéfilo impenitente y asiduo concurrente a festivales de cine de Europa y, sobre todo, de Latinoamérica.

Pero hete aquí que en los últimos años Chacho también se ha dedicado a escribir y recopilar casi sin descanso. Muestra de ellos son los volúmenes dedicados a seleccionar críticas aparecidas en Hablemos de Cine, ofrecer antologías der sus reseñas aparecidas en diferentes medios y, por encima de eso, a escribir un libro fundamental sobre el cine del continente, reseñado en este espacio e inexorablemente destinado a convertirse en un clásico y un texto de inevitable referencia.

Ahora Chacho presenta este nuevo trabajo, una exhaustiva investigación sobre el período de mayor auge en el continente de las cinematografías mejicanas y argentinas, esto es el comprendido entre principio de la década del 30 y fines de la del 50. Si bien a lo largo de los años se han realizado importantes trabajos sobre esos períodos (Di Núbila, Peña, Daniel López y Maranghello en la Argentina, García Riera y De la Vega en México) y han aparecido en estos pagos algunos textos que comienzan a desarrollar las relaciones entre ambas cinematografías, no se había realizado hasta la fecha un trabajo tan minucios sobre el tema.

Es imposible, por razones de espacio, realizar una crónica detallada de todos los ítems que abarca el libro y la profunda erudición que muestra el autor, a pesar de sus disculpas por no pertenecer a ningunos de los dos países, por lo que aquí me limitaré a señalar el carácter de imprescindible de este texto para todos los interesados en conocer la historia del cine latinoamericano. En tiempos en que abundan las escuelas de cine y una enorme cantidad de estudiantes de esa disciplina muestran su indiferencia ante el pasado y las películas clásicas, de cualquier origen y proliferan las series y los espacios digitales, un libro de estas características es una rara avis que, es de esperar, logre interesar a un público que exceda la cinefilia dura y sirva también para que todos aquellos que se llenan la boca hablando de un nuevo cine argentino (y también mejicano) se percaten que esos cines existen porque antes hubo una historia que colocó sus cimientos para que ello ocurriera.

Más allá de las lágrimas. Espacios habitables en el cine clásico de México y Argentina, Isaac León Frías, Universidad de Lima, Fondo Editorial 2018, 577 páginas.

Jorge García / Copyleft 2019