UN HOLLYWOOD DE MUJERES

UN HOLLYWOOD DE MUJERES

por - Ensayos
27 Nov, 2023 10:49 | Sin comentarios
El imperativo de nuestro presente sobre la igualdad de género no es ajeno ni a la actualidad del cine y menos todavía a su historia.

En la primavera de 1925 pasó por Galicia una grandísima estrella: Pearl White, o Perla Blanca, como era conocida aquí. La prensa gallega de la época dio buena cuenta de la expectación generada por la visita de “la bellísima artista cinematográfica que más partidarios y partidarias tiene entre los aficionados al cine”, como publicó entonces el periódico El Orzán para hacer explícita la admiración que despertaba por igual en la audiencia masculina y femenina. Unos días después, sábado 11 y domingo 12 de abril, actuó en el desaparecido Teatro Linares Rivas de A Coruña y la acogida fue suficientemente buena como para repetir el miércoles 15 con una sesión adicional a beneficio del Patronato de la Caridad. En medio tuvo tiempo de pasar por Ferrol; después de A Coruña fue aplaudida en el Teatro Principal de Lugo y en el Royalty de Santiago. El programa consistía en la proyección de una película suya (A Virgin Paradise o Terror, según los casos), acompañada del “cuadro mimo-coreográfico” El Tango Trágico.

Eleanor’s Catch

El cronista del ya citado El Orzán escribió que Pearl “entusiasma a las multitudes luchando a brazo partido con los bandidos que cien veces se apoderan de ella y otras tantas se les va de las manos, o se tira de un tren en marcha o se lanza al mar desde el tope del palo de un barco donde la llevan cautiva”. Su fama mundial en los seriales de acción comenzó en 1914 con The Perils of Pauline, cuyos episodios presentaban a una mujer independiente que se enredaba en toda suerte de inesperadas aventuras y las resolvía con valentía, ingenio y habilidades físicas. En una época en la que en los Estados Unidos a las mujeres aun no les estaba permitido votar (la 19ª enmienda de la Constitución fue ratificada en 1920), el cine ponía en valor a figuras femeninas intrépidas capaces de defenderse solas, de manejar armas, conducir vehículos y hacer acrobacias, lejos del prototipo de las chicas desvalidas salvadas en el último minuto por un macho enamorado. El éxito se extendió a lo largo de una década con más seriales -entre ellos los del personaje Elaine Dodge- y algunos largometrajes. La actriz fue objeto de atención continua de la prensa, que destacaba que era ella quien desempeñaba las escenas de acción y se interesaba por su vida personal justo en el momento en que las revistas empezaban a alimentar un “star system” alrededor de las películas y la verdad se confundía con la ficción en la fabricación de biografías fantasiosas.

Pearl no era la única. De la misma época es Helen Holmes, protagonista de las más de cien entregas de The Hazards of Helen, o Grace Cunard, que trabajó además detrás de las cámaras como guionista y directora. Hubo, pues, un tiempo en el que el cine apostó por heroínas de acción aplaudidas por un público entusiasta. La gran industria acabó siendo un territorio infelizmente dominado por los hombres, pero en las primeras dos o tres décadas del cine americano no fueron pocas las mujeres con verdadero poder. No fueron pocas, para empezar, las mujeres directoras, desde la pionera francesa Alice Guy, que triunfó también en los Estados Unidos y fundó el mayor estudio antes del nacimiento de Hollywood, The Solax Company, o la innovadora Lois Weber, cuyos filmes de los años 10 aún sorprenden hoy por su inventiva visual y audacia a la hora de tratar temáticas espinosas, a las menos conocidas Cleo Madison (Eleanor’s Catch, 1916), Ruth Ann Baldwin (’49-’17, 1917), Ida May Park (Broadway Love, 1918) o Elsie Jane Wilson (The Dream Lady, 1918). Eso sin olvidar la importancia de otras mujeres en otras áreas, como Jeanie Macpherson, escritora de algunos de los mayores éxitos mudos de Cecil B. DeMille, por ejemplo Los Diez Mandamientos Rey de Reyes, o Frances Marion, que además de dirigir tres películas fue la pluma detrás de muchos clásicos en el período silente (varios títulos de Mary Pickford y obras maestras como Stella Dallas de Henry King o El viento de Victor Sjöström) y transitó sin problema al sonoro para convertirse en la primera persona ganadora de dos Oscars como guionista por su labor en El Presidio (George Hill, 1930) y Campeón (King Vidor, 1931).

El listado, necesariamente incompleto, no puede olvidar a la influyente June Mathis, descubridora de Rodolfo Valentino y escritora cuya capacidad de supervisión del rodaje y montaje de sus películas hace pensar en ella como una productora de facto; ni a Dorothy Davenport, que cómo productora, directora o guionista hizo del cine una herramienta de debate social con títulos como The Red Kimono (Walter Lang, 1925). A todas las Historias, y la del cine no es una excepción, conviene darles siempre una vuelta.

*Artículo publicado originalmente en gallego en el periódico Nós Diario (https://www.nosdiario.gal/) el 10 de octubre de 2023.

Martin Pawley / Copyleft 2023